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—Selene— susurró en mi cuello—. Mi diosa de la Luna.

—¿Tú que diosa eres?— murmuré en su cabello.

—Ninguna. Soy una simple mortal con la suerte de tener a mi lado a una diosa.

—Soy una diosa que ha tenido suerte de cruzarse con una hermosa mortal— acaricié de sus hombros a su espalda lentamente. Ella respiraba suave en mi cuello y de vez en cuando dejaba pequeños besos en el.

—¿Cómo sabes tanto de esto?— puse mucho interés. No es que Camila no tenia derecho a saber estas cosas griegas y antiguas. Yo tampoco sé nada o poco del tema, me gustaría que ella me enseñara.

—Soy muy buena escuchando, en Cuba y México, aparte de que me apagarán los habanos en el cuerpo no todo era tan malo después de todo. La hija de mis patrones, Allyson, es una mujer bastante libre y curiosa, ella era muy buena conmigo, decía que era la única que realmente tomaba con interés todas sus locuras— hizo una pausa, inhalando en mi cuello—. Un día dijo que se iba en busca de información de griegos y poco tiempo después regreso muy contenta y me habló de los dioses.

—Allyson se escucha como una buena persona.

—Y lo es, hasta intentó enseñarme a leer y escribir una vez, pero mi madre nos descubrió, me dijo que no necesitaba aprender, puesto que su abuela había sido esclava tanto como su madre y como ella, y que mi destino sería el mismo.

—Escribiste tú nombre en un trozo de papel aquella vez— recordé.

—Son pocas cosas que pude aprender, de hecho, nunca aprendí a escribir mi segundo apellido.

—¿Cual es?

—Estrabao.

—Es muy bonito, sé como escribirlo, voy a enseñarte. Y disculpa bonita, pero tu madre no tiene la más mínima idea de todo el potencial que tienes, eres brillante, es una lástima que ella nunca lo supo.

—No tiene la culpa, qué podría yo aspirar a ser cuando la historia familiar se ha repetido una y otra vez— depositó un beso en mi barbilla y volvió a meter su cara en mi cuello—. El día que me ofrecieron a cambio de saldar esa deuda Allyson no estaba en casa, el mismo día que te conocí.

—Apuesto lo que sea a que Allyson no hubiera dejado que te llevarán, me cae muy bien esa mujer— escapó de ella una pequeña risa, sentí un cosquilleo en todo mi cuerpo y reí junto a ella.

—Realmente, yo la veía como parte de mi familia, y estoy segura de que nunca me hubiese permitido subir— se enderezó, su laguna marrón choco con mi verde esmeralda—. Hubiese sido una lástima que ella hubiese impedido que subiera al barco.

—¿Por qué lo dices? Ahora estarías con tus padres, y Allyson trataría de enseñarte a leer y escribir a escondidas de tu madre, te contaría sobre todas sus investigaciones— expuse buenas razones con mis dedos.

—Ese día perdí a mis padres, la oportunidad de aprender a leer y a escribir y de ampliar mis conocimientos, pero te encontré a ti, ambas nos encontramos, y no cambiaría nada de lo que haya pasado hasta ahora— mi rostro ardía y una inevitable sonrisa se formo en mis labios.

—Viéndolo de esa manera llevas mucha razón. No cambiaría nada de lo que haya pasado, si no te hubiera conocido en este punto de mi vida me sentiría incompleta al no tenerte a mi lado.

—Es como si te conociera de toda la vida, nunca podría olvidarte aunque nunca te hubiera conocido, estarías en mis más hermosos sueños.

Entrelacé mi mano derecha con la suya mientras sonreía. Depositó un tierno beso sonriente en mis labios y volvió a recostarse en mi pecho, escondiendo su cara en mi cuello.
Me encanta como se siente mi piel en contacto con la suya, me encanta su manera de ver las cosas, me encanta como me hace sentir, el como me habla, me encantan las lineas que se forman alrededor de su boca cada vez que sonríe, hasta me encanta la manera en la que sus hombros se elevan cada vez que respira.

Sin duda alguna, me encanta Karla Camila Cabello Estrabao.

Mar Dorado | Camren.Where stories live. Discover now