Capítulo 24

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Desde ese día que ha robado mi corazón te pertenecí.

Por esa razón, por esa sonrisa cada día como el mundo da una vuelta.

Desde ese día no puedo dormir, ¿pero ahora qué?

Todo lo que necesito es...

una razón.

por la que sonreír.




Jacob Breidan


Estaba totalmente desnudo en la tina de baño, remojándome y limpiando mis heridas, el agua de la tina se veía color rojizo, me seguía goteando sangre por la nariz y de la boca.

No sé si mis dientes estaban rotos, no me atrevía a verme a mí mismo frente al espejo.

Sentía repulsión y algo de asco. Que sería de mi si no hubiera hecho estas idioteces, me lo merecía. Estoy consciente que sí, pero creo que fue algo violento ya que no la culpa la tengo yo solamente de esta fallida relación.

El hizo lo mismo e igual así no le hice nada, solamente marcharme y dejarle solo.

Un punto es que él fue inconsciente sin saber qué hacía, fue forzado eso dice el por su ex cuando lo drogo y se aprovechó de su mente y su cuerpo.

Al contrario de mí, yo si estaba consiente que lo que haría ahí al bajar a un bar solo en busca de compañía sabría que las consecuencias serían; sexo y podría enterarse de alguna forma, porque no puedo hacer una pizca de idiota a Marcus.

Tarde o más que temprano se enteró y creo que esta fueron las reacciones violentas de su forma de saber y enterarse de lo que hice.

Recosté mi cabeza en la base trasera de la tina, remojé mi cabeza con el agua enjabonada de la tina que aun permanecía de un color rojo, casi rosado por la espuma del jabón.

Talle mi cabello, que me llegaba hasta la boca y tapaba mis ojos y nariz de lo largo que tenía, tan descuidado y maltratado.

Ya no era nada de lo que aparentaba antes, tan vanidosamente atractivo, simplemente llegue a darme asco yo mismo al tocarme mi cuerpo, las heridas que tenía en el estómago, me mire y se veían unas manchas grandes oscuras marrones, se formaron tan rápido en mi piel traslucida y pálida.

Abrí las piernas para pasar la barra de jabón y con mis dedos tallar entre mis partes y tocarme un poco para introducirme un dedo en el recto y limpiarme la poca sangre seca que tenía y el rastro de semen que hubiera quedado de ese chico con el que me acosté.

Sentía asco, no quería tener nada del dentro mío, me dolía. Pero resistía el no llorar por el dolor que causaba.

Mordí mis labios y me aferré a la tina con una mano, en verdad era muy lastimoso esto que sentía dentro de mis entrañas, era repulsivo.

Al menos no lo sentía así cuando lo hice, pero ahora que estoy cuerdo puedo ver mi gran equivocación.

Con los dedos trataba de limpiar con jabón mi interior y retirar cualquier rastro de su piel, semen que hubiera en mí.

Creo que pude llegar a rasgarme con los dedos por lo hinchado que estaba, pues dolía.

Saque mis manos, las levante para verme y tenía algo de sangre, creo que me lastime más de lo que debía hacer que era limpiarme y acicalarme a mí mismo y volver a ser el hombre respetable que era.

«Me enamore de un prostituto 3»Où les histoires vivent. Découvrez maintenant