«Me enamore de un prostituto 3»

Capítulo 27

Quiero que recuerdes el último mes, el lio que armaste, como lo arruinaste, cómo pudiste hacerlo.

Querido amor, quiero decirte que estoy bien y mi corazón ya ha sanado.

Desde que estoy a solas y tengo tiempo para mí, he podido pensar en las grandes y pequeñas cosas que pasaron.

Logre convertirme en la persona que quería ser, una persona madura y fuerte que lucha todos los días para seguir adelante.

               El día de hoy me levante muy temprano de mi cama, salte de ella hasta el suelo cuando el despertador sonó muy alarmante, la luz del sol entraba por la ventana y me cegaba un poco ver los rayos del sol penetrando sobre mi rostro e impidiéndome ver el reloj para detener la alarma.

Me levanté de la cama, fui al baño para poder orinar, después de hacer mis necesidades. Frente al espejo mire mis greñas despeinadas y cabellos en picos apuntando para todos lados menos para donde quería que se viera mi look casual.

Pase la mano por mi cabello rubio teñido, me acerque al espejo y ya podía ver el cabello oscuro de la raíz creciendo, el castaño debajo de él.

En un tiempo tendría que retocarlo. No podía dejar que mi apariencia y look se estropeara.

Con un cepillo de cabello me peiné para elevar un copete más largo y lacio y me puse un gorro de lana detrás de la cabeza para ocultar lo despeinado de atrás y dejando a la vista lo de enfrente nomas.

Tome un pantalón que estaba tirado en el suelo del cesto de ropa limpia, era un pijama.

Solía dormir en bóxers nomas, así que me cambie para salir de la habitación.

Antes que todo me cepille los dientes con agua y pasta dental para sentir mi aliento fresco.

Después saliendo al pasillo baje las escaleras de madera que solían rechinar por lo viejas que eran.

Busque a Babú mi pequeña mascota afelpada color Beige. Que ya estaba bastante crecido.

Era lo único que había conservado de mi última relación, ya que todo lo había devuelto. Hasta la ropa y obsequios. Excepto a Babú ya que era un ser vivo y merecía estar conmigo porque lo amaba. Era tan bello.

Lo levante del suelo y abrace su cuerpo afelpado y de peluche para recibir lindas lamidas de su pequeña lengua en todo el rostro, cuando me tenia toda la cara empapada de saliva, lo baje para ir a la cocina y prepararme un gran plato de cereal.

También le di en el tazón de Babú su comida especial canina.

Ambos empezamos a comer con ansias y temprano de un nuevo día, un bonito comienzo más en mi nueva vida.

Me fui a sentar en el gran sillón de la sala, encendí la televisión y puse un canal de noticias locales aquí en florida por la mañana para ver cómo estaba el tiempo y lo que ocurría allá fuera del mundo que me rodea.

Babú se subió junto conmigo al sillón acomodándose entre mis piernas y sacando la lengua para que le hiciera cariños y jugara con él.

Le besaba la panza y soplaba aire en su cara para que atrapara el aire y quisiera comérselo como loco.

Mire la hora en mi reloj y apuntaban las: 10:29am.

El día de hoy no tendría clases porque los profesores de todos los institutos tendrían una convención de maestros y se irían a otra ciudad para unas pláticas sobre no sé qué tipo de cosas. Solo sabía que eran cosas para manejar y cambiar el sistema de enseñanza en las escuelas.