Capítulo 5

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Jacob Breidan

Estaba cansado, había pasado 4 días desde que mi hermoso prometido me propuso matrimonio y estaba muy feliz por teste compromiso, no dejaba de ver el anillo  y cada momento lo tocaba para sentir que esto no era un sueño y que el anillo era enserio de verdad.

Igual habían pasado 4 días desde que no había visto a mi madre, no me gusta pasar por eso era muy apegado a ella y por lo menos en la semana la visitaba 2 días y no me molestaba por verla seguro había de estar ocupada con ese hombre.

Qué asco, nomás de recordar me devuelve las náuseas de querer vomitar.

Hoy pase el día en casa, bueno en el departamento de Marcus. Él no estaba se había ido al trabajo desde hace horas y me había dejado solo en cama.

Le dije que no tenía apetito de levantarme e ir al instituto hoy que pasara solo hoy para descansar.

Pase toda la mañana en cama y rondando por el pasillo de un lado a otro, al baño de ahí a la cocina para desayunar un simple cereal.

Después de terminar el cereal, mi cachorro Babú se subió a la cama de un brinco y se puso encima de mi abdomen recostado moviendo las orejas peludas y afelpadas que tenía, le sobe el lobo con cuidado y el me ladro.

—Cállate Babú, no seas enfadoso.

Tenía una inmensa ganas de visitar a mi madre para no pasar todo el resto de la tarde en casa sin nada que hacer, no me sentía nienfermo ni nada por el estilo, solamente no estaba de humor para ir a clases, solamente me tome el día.

Quizás si iba a casa mi madre ya estaría y podríamos hablar de ese horrible momento que pasamos los dos.

Mire mi reloj en mi mano y pude notar que ya habían pasado horas, y serian como las 2:30p.m creo que podría tomar un taxi e ir para conversar de hijo a madre, creo que tendré la “charla” con ella. Nunca pensé que esto tendría que ser así.

Estaba en pijamas, no tarde en elegir ropa que ponerme porque solo tome los pantalones de mezclilla tirados del suelo y me los subí por las piernas y lo abroche en mi cadera.

Cogí la playera rayada sin mangas que tenía frente a una silla pequeña donde depositaba la ropa sucia encima, pero esta estaba limpia claro, no piensen mal de mí higiene.

Antes olfatee la camisa para comprobar si estaba limpia, al percatarme que sí lo era levante los brazos para introducir mi cuerpo en ella y ajustármela.

Tome mis lentes de sol y me los puse, igual cogí algo de loción y rocié sobre mi cuerpo para oler algo mejor, me puse una cadena con mi cruz  en ella.

Mi gorra al revés sobre la cabeza y metí mis pies en los zapato-bota que tenía, los cuales eran mis favoritos.

Camine hasta la cocina y le di algo de croquetas a mi perro, para que tuviera que comer si tardaba en llegar.

Era un cachorro muy inquieta ya iba a cumplir 2  meses, desde que me lo regalo el 25 de diciembre.

Tome el celular que estaba sobre la mesita de la sala y me lo guarde en el bolso delantero —Babú, quédate aquí y no hagas travesuras.

El perro ladro y gruño mientras daba vueltas queriendo atrapar su cola peluda.

Me incline, le acaricie el lomo y me levante, Salí del departamento y cerré la puerta tras de mí.

Baje con ímpetu y energético sobre los escalones pisando uno a uno, hasta llegar al pequeño mugriento vestíbulo donde estaba la recepción, era un pasillo largo y con las paredes desgastadas y olía mal.

«Me enamore de un prostituto 3»Where stories live. Discover now