Capítulo 23: Richard Evans

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Dejé el móvil en el bolso y volví corriendo a mi habitación. Se me había olvidado que mi madre tenía contraseña para desbloquear el móvil. Me senté en la silla del escritorio y solté un bufido.

Encendí el portátil y esperé a que se cargara. En cuanto lo hizo entré en facebook y le mandé un mensaje a Raúl.

¿Dónde estás?

A los pocos minutos recibí una respuesta.

En casa, ¿por qué?

Necesito que me hagas un favor. Necesito que vayas ahora mismo a mi casa.

¿A tu casa? ¿Por qué?

¿Puedes ir o no a mi casa?

Por poder sí, pero, ¿para qué?

Necesito que cojas una cosa. Es muy urgente. ¿Todavía tienes la copia de la llave de mi casa?

Sí, no la he perdido. ¿Qué quieres que coja?

Te lo explicaré en cuanto llegues. Entra y conéctate a la wifi, ya sabes la contraseña.

Me despedí de mi amigo tras pedirle que me avisara en cuanto hubiese llegado.

Raúl solía llegar en seguida con la moto a mi casa, por eso comencé a extrañarme y a asustarme cuando pasaron casi veinte minutos y mi amigo no daba ninguna señal de vida.

Por fin, cuando casi había pasado media hora y había empezado a plantearme el llamarle, a pesar de lo que sabía que me costaría la llamada, sonó el pitido de facebook anunciándome que me acababa de llegar un nuevo mensaje.

¿Dónde estabas? Había empezado a preocuparme.

Lo siento, pero he venido todo lo rápido que he podido teniendo en cuenta que he venido en bici.

¿Bici? ¿Qué le ha pasado a la moto?

Algún gracioso me rajó una de las ruedas. Y como soy imbécil, no tengo ninguna de recambio y para colmo, como es domingo, no puedo ir a ninguna tienda ni ningún taller.

Eres un gafe, ¿lo sabes?

Creía que eras tú la gafe de esta relación.

Culpa al calentamiento global ;)

Prefiero culpar al continente americano que me está manteniendo apartado de ti.

Te quiero Raúl, pero ahora vamos al tema. ¿Ya has entrado en casa?

Sí, ya he entrado.

Bien, vete a la habitación de mis padres y mira en los cajones de la derecha del escritorio.

¿Qué? No pienso hurgar en las cosas de tus padres.

Raúl, es muy importante. Por favor, hazlo por mí.

Katy, no me siento cómodo husmeando, ¿esto no es allanar una morada?

No, sería allanamiento si hubieses entrado por la fuerza y sin permiso, pero te he dado permiso y además tienes llave. ¡TE LO RUEGO! ¡HAZLO POR MÍ!

Está bien, ¿qué tengo que buscar?

La agenda telefónica de mi madre.
Es un cuaderno grande de cuero negro.

¿Para qué tengo que coger eso?

Tu sube y cógelo.

Ya lo hago, lo estoy buscando.
Vale, lo tengo, ¿y ahora?

Tienes que buscar todos los Richard que tenga apuntados.

Dr. Richard Wells, Richard Evans, Richard Miller.

Conocía al Dr. Richard desde hacía años, él no era el hombre con el que habíamos estado en la tienda. Así que o era Evans o era Miller.

Pásame sus números.

No aparece el número de Evans, solo sale una dirección de email.

Pásame el número de Miller.

< Si no aparecía el número en la agenda lo tendría en el móvil y no me sabía su contraseña >

Apunté el número de Miller y le di las gracias a Raúl. Amigos como Raúl no se tienen muchos en el mundo, no cualquier amigo está dispuesto a entrar en una casa y empezar a hurgar entre las cosas sabiendo que se podría meter en un lío si algún vecino pensase que podría tratarse de algún ladrón.

Me despedí de mi amigo y comencé con la investigación. Entré en google y puse los nombres de ambos. Al apuntar el nombre de Miller no me apareció nada del otro mundo, debía de ser un nombre y un apellido muy común. Pero cuando puse el nombre de Evans me salió la página web oficial de una empresa de telefonías. Busqué imágenes y de pronto vi una en la que aparecía el hombre de Target. Vestido formalmente, con corbata y traje; lo tenía.

Busqué en la página web y me encontré una lista de números de teléfono y direcciones de correos electrónicos, todos ellos de diferentes sucursales que tenían por el mundo. Busqué el de Houston y lo guardé en mi móvil.

En cuanto llamé, una fina voz de mujer me contestó. Le dije que necesitaba hablar urgentemente con el señor Evans, y cuando la secretaria me dijo que en aquellos instantes estaba ocupado, le pedí que le dijese que estaba llamando Katherine Holmes, la hija de Heather. Me pidió que esperase y de pronto escuché una voz grave y claramente confusa.

-¿Hola? -contestó Richard.

-Buenos días señor Evans, soy Katy Holmes, nos conocimos hace dos días en Target, ¿se acuerda?

-Sí, sí que me acuerdo, eres la hija de Heather, ¿ocurre algo?

Convencer a Richard para quedar conmigo para contarme lo que había ocurrido con mi madre no había sido fácil, pero comprendió que estaba preocupada y él a diferencia de todos los demás, consideró que sí me merecía saber lo que había pasado; al fin y al cabo, era la hija de la que una vez había sido su prometida, de la mujer que había amado una vez.

Me pidió que quedásemos pasado mañana en su despacho. Se ofreció a mandarme un coche para llevarme directo a la sucursal, pero le dije que no hacía falta, que ya tenía con quien ir y que teníamos GPS en los móviles así que no nos perderíamos. Lo último que necesitaba era que mi madre descubriese mis intenciones y me prohibiese ir; nadie iba a poder pararme, iría a esa cita y descubriría por una vez aquel maldito secreto que todos parecían conocer.

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He vuelto a tener un martes de locos, lleno de exámenes, presentaciones y de reuniones. Me acuerdo de esos tiempos en los que estaba en primero de la ESO y me quejaba de que tenía mucho trabajo... era idiota.

Quiero comentaros una cosa. Llevo en wattpad ya un tiempo, y he recibido muchas críticas. Estoy acostumbrada a ellas, acepto las críticas constructivas y las que no, como dice el dicho, a palabras necias oídos sordos. Sin embargo, ayer recibí un mensaje que me dejó un poco echa polvo... Nunca dejo que las críticas me afecten pero aquel mensaje me afectó, la verdad. Decidme la verdad, ¿tan mal está escrita la historia? ¿Realmente no sois capaces de seguir el hilo de la historia? De verdad que el mensaje me dejó un poco echa polvo y me gustaría que me dieseis vuestra opinión.

PD: Mi "Raúl" ya ha salido del hospital y está en casa; está bien. Gracias por preocuparos.

El amor conlleva sacrificioWhere stories live. Discover now