Capítulo 26: Estaré contigo

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-Tiene gripe -dijo el veterinario mirándonos a mi abuelo y a mí.

Estábamos los tres a solas en el establo, bueno, con Cobalt. El tío Adam se llevó a los demás caballos a su granja para que no corriesen peligro de contagio, aunque nadie podía estar seguro de si no habían sido ya contagiados.

-Bien, gripe, ¿y ahora qué hay que hacer? -pregunté. Durante los primeros años de mi existencia no había pasado nada como aquello en la granja, ¿por qué? ¿por qué tenía que pasar cuando mi padre ya no estaba entre nosotros para que pudiese cuidar de Cobalt? Si bien era Dios o el destino, o lo que fuera, se estaba pasando cuatro pueblos conmigo.

-Hay que mantenerlo caliente en todo momento, no le quitéis las mantas, y aseguraos de que no entra ninguna corriente pero procurad de que esto esté ventilado. También habrá que intentar descongestionarlo cada dos horas o cada hora si veis que le cuesta mucho respirar, ahora le explicaré el compuesto que hay que preparar -le dijo a mi abuelo-. Tiene inflamaba y dolorida la garganta así que habrá que ponerle paños calientes en ella. Durante las próximas 24 horas debería de estar vigilada en todo momento, si los síntomas persisten o van a peor llamadme inmediatamente.

-Vale, me quedaré yo con ella.

-Podemos hacer turnos -me contestó mi abuelo.

-Abuelo, es mi caballo, mi amiga, quiero quedarme yo con ella -no puso ninguna objeción a ello.

Mi abuelo y el veterinario entraron en la granja para preparar el compuesto descongestionante. Yo me senté al lado de Cobalt, en el suelo. Estaba tumbado y el veterinario lo había envuelto con un par de mantas.

Cuando mi abuelo volvió, el veterinario ya se había marchado. Vi que no estaba solo, Daniel venía con él y traía en las manos unas mantas, mi abuelo traía las bolsas con el compuesto del veterinario.

-Tiene que respirar dentro de esto; ya lo sabes -dijo mi abuelo entregándome las bolsas.

-Sí, gracias. ¿Y esas mantas? -le pregunté a Daniel.

-Tu también las necesitas si piensas pasar aquí toda la noche.

Me echó una de las mantas sobre los hombros y la otra la dejó en mis pies.

-¿No quieres que me quede?

-No, estoy bien, solo quiero estar con ella en todo momento. ¿Que tal los demás? ¿Mi madre se ha enfadado porque haya llegado tarde?

-A tu madre le da igual que hayas llegado tarde, está muy preocupada por Cobalt, pero dice que no quiere venir por si te molesta.

-Quiero estar sola, pero no me molestará si quiere estar un rato con ella. Al fin y al cabo es el caballo de papá.

-Me voy a dentro, si necesitas algo avísame -dijo mi abuelo antes de dejarnos a Daniel y a mi.

-¿Qué tal te ha ido con Richard?

-Es muy largo de contar, pero ha sido... intenso -dije intentando de poner un adjetivo a lo que había sentido mientras me contaba todo aquello.

-¿Ya te has enterado de lo que le pasó a tu madre?

Pero yo ya no estaba escuchando su pregunta. Solo podía observar el cómo Cobalt soltaba pequeños gemidos de dolor mientras intentaba respirar; con dificultad.

-Daniel, necesito los paños calientes -me arrodillé al lado de Cobalt. Al mirar su hocico vi la mucosidad de la que me había hablado el veterinario-. ¡Dani, rápido!

Creo que lo asusté un poco con el grito que le había soltado, pero me daba igual, en aquel momento solo me importaba mi amiga. Mi amiga que había estado a mi lado en mis peores momentos, cuando más la necesitaba, cuando perdí a mi padre; y en aquel momento ella me necesitaba a mí.

-Te prometo que no te dejaré, en ningún momento. ¿Entiendes? Estaré contigo, no me iré. Te prometo que te pondrás bien. Te lo juro.

Se pondría bien, juré por mi padre que se pondría bien. Dios y el destino podían hacer conmigo lo que les diese la santa gana, pero no jugarían con Cobalt; con ella, no.

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He decidido subir directamente el capítulo. El miércoles que viene volveré a subir y ese capítulo me parece que va a ser bastante larguito (me parece). Lo cierto es que creo que los dos siguientes serán larguitos. Pequeño spoiler: volveremos al pasado.

Espero que os haya gustado este capítulo. No olvidéis votar y comentar.

Os mando un beso enorme.

El amor conlleva sacrificioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora