Los Mellizos Rogers (INACABADA)

Nueva Misión

Después de un abrazo y unas palabras de despedida, Natasha salió de la casa de Clint. Todavía seguía conmocionada por la charla con su mejor amigo. No podía creer que Steve se puso celoso cuando pasó tiempo con Bruce.

Sólo de pensar en eso hizo que se ruborizara. Pero a pesar de haber hablado con Betty y Barton sobre sus sentimientos hacia el supersoldado, aún no estaba del todo convencida de que él sintiera lo mismo. Aunque ahora era imposible esconder que realmente le gustara Rogers.

Después de todo, todos sus amigos ya lo sabían, hasta empezaba a gustarle ese nombre que se inventó Stark: Romanogers.

Ahora sólo le quedaba una cosa por hacer, antes de hablar con el Capitán América: pedir perdón a Bruce. Con esto en mente, la espía entró en el coche con una sonrisa en la cara.

-¡Nat, espera! -escuchó a Clint gritar y salir de su casa dirigiéndose a ella.

-¿Qué ocurre? ¿Otro discurso sobre mi supuesta "relación" con Rogers? -le preguntó divertida.

-Ya quisiera yo... Escucha, Hill acaba de llamarme. Dice que todos debemos ir a la torre inmediatamente.

-¿Por qué? ¿Una nueva misión?

-Algo así. Dijo que nos arrepentiremos si no la aceptamos.

Eso hizo desconfiar un poco a la pelirroja. ¿Qué tan importante es esa misión?

-¿"Que nos arrepentiremos"? -preguntó frunciendo el ceño- Suena un poco a Fury, como una amenaza.

-Más bien a una súplica. Hill parecía muy... impactada, como si hubieran descubierto algo nunca antes visto. Sea lo que sea, todos los Vengadores debemos estar en ella, incluso Thor. Fury también vendrá con nosotros.

-¿Incluso él? Wow, si el mismísimo director de S.H.I.E.L.D se nos une será porque sin duda debe ser muy importante. Pero, ¿qué pasa con Laura y los niños?

-Tranquila, les he dejado una nota.

-Bien, entonces vámonos -nada más decir esto, Barton se subió al coche y se dirigieron a la torre.

A unos cuantos metros de la casa de Clint

Dos personas estaban escondidas detrás de un árbol. Se fijaron en cómo la Viuda Negra y Ojo de Halcón se marchaban a toda prisa.

-Parecía contenta -dijo una de ellas con voz alegre. Era la voz de una chica- ¿Crees que se lo confesará?

-Estoy seguro de que todavía tiene dudas -le contestó la otra persona. Esta vez, era un chico- Pero si los demás ya han empezado a convencerlos de sus sentimientos mutuos, estaremos a un paso de cumplir nuestro objetivo.

-¿Te lo puedes creer? Hemos conseguido llegar hasta aquí, pero no podemos decirles quienes somos.

-Contárselo significaría un largo interrogatorio por parte del abuelo y la posibilidad de que nos consideren unos locos -esto último lo dijo riéndose, y la chica imitándole- Yo también quiero decírselo, pero... sabes que no podemos hacer nada hasta que ambos confiesen su amor y nos ganemos su confianza.

-Lo sé, eso hace más irresistible el deseo de abrazarlos -contestó con un tono triste.

Su acompañante se acercó y paso un brazo por sus hombros, tratando de animarla. Esta le sonrió.

-No te preocupes, cuando llegue el momento se lo diremos. Sólo debemos tener paciencia -le dijo en plan "confía en mí".

La chica soltó un largo suspiro.