Capitulo 14: Novias y Esposas

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"Bonjour, Residencia Bernard ¿con quién hablo?" Pregunto la amable ama de llaves, tomando el teléfono de pared que estaba a tan solo centímetros de los zapatos nerviosos de Kathleen Bernard.

Kathleen estaba sentada en uno de los sillones grisáceos de la sala de invitados. Su gigante anillo de diamante amarillo de 5,2 quilates parecía moverse en su dedo anular mientras la antigua taza de té volvía a rozar sus labios intentando tranquilizarla.

"Sra Bernard, es para usted" dijo la mujer, despegando el teléfono de su oído. "¿Quién es?" Contesto Kathleen, bajando la copa de porcelana de sus labios. Esta vez la sujeto fuertemente, casi imaginando lo que haría con el cuello de su hijo una vez que ella lo encontrara. "Es Cy" Las tupidas cejas de Kathleen se elevaron y su corazón comenzaba a palpitar a mil kilómetros por hora.

En tan solo segundos, su cuerpo hizo un salto y sus tacones Vivier se tambalearon un poco mientras ella le arrebataba la voz de su hijo al oído de su ama de llaves. Stass y Seb aun la acompañaban en la sala de invitados. Ellos habían decidido acompañar a la madre Cy en su fase nerviosa pre-juicio o como Arthur Roux-Rigardi pretendería llamarla.

"Cy..." Pronuncio Kathleen, con su voz entrecortada. Stass apretó la mano de Seb mientras posaba sus ojos sobre el rostro preocupado de su padre.

De lo que ellos podían estar seguros, es que Cy podría estar en cualquier parte de la ciudad: tirado en el suelo del Moulin Rougue probablemente drogado con Antoniette descansando sobre su cuerpo desgastado; en busca de la zorra que ellos tenían como directora esperando que sus piernas cachondas confesaran, o en las afueras de la residencia Fournival con un tanque de gasolina en su mano y un cerillo en la otra, planeando el asesinato de su amada y odiada Belle.

"¡¡ ¿Qué?!!" un estruendo se escucho en las cuatro paredes de la impaciente sala de invitados. Stass mordió su carnoso labio inferior casi por inercia y los vellos rubios del cuello de Arthur parecían haberse despertado de su siesta. "¡¡ ¿Acaso podrías ser mas idiota?!!"El cuello de Kathleen comenzaba a enrojecerse. Era la primera vez que ella reprimía a su hijo y aunque la voz muda del idiota al otro lado del teléfono solo quería oír a su adorada y cómplice madre de siempre. La postura de perfecta esposa trofeo de Kathleen, hacia horas que se había hundido en las profundidades del rio Sena. ¡Tu solo... mantén la calma! Arthur y tus amigos irán conmigo" claro, como si eso sirviera de ayuda linda Kat. "¡Marianne! pide el auto, por favor" le ordeno Kathleen a su ama de llaves, luego de sus manos sudorosas devolvieran el teléfono de pared a su posición inicial. "Pero Sra. Bernard, el Señor Bernard ordeno que nadie abandonara la residencia hasta que la presencia de la prensa fuera controlada" ordenes de Balthazar, Kathleen. Debe ser muy divertido el rol de sumisa. "Esto es una emergencia. Balthazar entenderá" oh linda Kat, eres toda un espíritu rebelde al igual que tu hijo. "¿¡Pero qué sucede Kathleen!? ¡Habla, por favor!" Pregunto Arthur, colocando una de sus manos sobre el hombro de Kat. Una vez más, el síndrome de adultero venia a manifestarse. "Es Cy, el..." Kathleen bajo su mirada, intentando ocultar su vergüenza en los lustrosos zapatos negros de Arthur. "Esta en la cárcel"

El trasero de Anastasia Roux-Rigardi abandono su descanso desde el instante en el que Kathleen había pronunciado la temible palabra con C. Los ojos azul-verdosos de Stass ya podían visualizar el rostro de su amigo siendo arrestado por el asesinato de su mejor amiga. Cy lo había hecho, ella lo sabía. Su corazón destrozado se había llenado de ira y había cometido el error más grande de toda su vida.

La cabeza de Stass se había convertido en una gran nube de confusión y su nerviosismo ya sacaba sus propias grandes, retorcidas y alocadas conclusiones.

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