Capitulo 3: El Chico es Mio

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"Lo siento, Belle ¡Yo no quería que esto pasara! déjame explicarte" Anastasia había corrido y casi saltado de dos en dos, los escalones de mármol que conectaban al cuarto de Belle con la entrada principal en la mansión de los Fournivals. "¡No Anastasia, veté! ¡No quiero saber más nada de ti!" Exclamaba Belle, desde el interior de su habitación con su tono de voz quebradizo y entre cortado. Mientras Anastasia esperaba afuera de ella, observando las grandes puertas color cobrizo con las letras I y F  impresas en ellas; fingiendo que en realidad estaba teniendo una conversación con su mejor amiga. "¡Pero, déjame explicarte Belle! ¡Solo déjame!" Belle  miraba  la sombra de los pies de su amiga por debajo de su puerta, mientras las vidriosas lágrimas de sus ojos iban recorriendo todo su rostro. "¿Qué me vas a explicar Anastasia?  ¡¿Cómo te lo tiraste?! ¡¿Dime, fue bueno? O ¿igual a todos los asistentes de tu Mama?!" Belle quería herirla, enserio quería hacerlo, miraba su reflejo sobre el espejo en la cómoda de su habitación, preguntándose en qué clase de persona ella se había convertido. La Belle que conocía, siempre tenía el control del momento. Podía presionar pausar, repetir o detener cuando ella quisiera. Pero esta, no era esa Belle, era una Belle que ni ella misma conocía. "¡Tú sabes que no fue así! ¡Si tan solo me dejaras explicarte!" Anastasia rogaba parada sobre aquellas puertas color cobre por el perdón de su amiga, y aunque sabía que eso era casi imposible, la sensación de esperanza aun cubría la mayor parte de su cuerpo. "¡Lárgate Anastasia! No quiero volver a verte nunca más. Me transferiría de academia si pudiera, para  tan solo no ver tu rostro de zorra egoísta todas las mañanas. ¿Sabes qué? ¡Te odio Anastasia! ¡¡Te odio, te odio!!".

Esas últimas palabras quedaron grabadas en la mente de Stass, como si se hubieran quedado  flotando sobre la nebulosa oscura de su conciencia. Aquella escena de enemistad en la casa de Belle, se reproducía por si sola cada vez que Stass cerraba sus ojos para tratar de evadir la realidad. Y aunque mucho lo intentara, cada vez ella seguía fallando, sus ojos azul-verdosos se abrían y volvía a poner sus pies sobre la despreciable y dura realidad.

"¡Stass, despierta, despierta!" Los gritos de Sebastien Fountenir desconectaron una vez más a la mente de Stass de tan vagos recuerdos y la devolvieron al salón número catorce de la academia. "¿Qué, que pasa? ¿Por qué gritas?" las pupilas de Anastasia se expandieron lentamente; pudiendo visualizar el salón entre colores azules y dorados de la Srta Bourjois que para esa hora ya estaba completando vacío. Claro, a excepción de ella y Seb. Quien la miraba con sus brillantes ojos verdes a tan solo cinco centímetros de distancia de ella. "¿Estas bromeando? Te quedaste dormida durante toda la clase de Historia del Arte, Cy y yo tuvimos que cubrirte durante toda la hora". Stass trato de cepillar su cabello con sus manos, para luego mirar su muñeca y comprobar la hora local. "¿Dormí por una hora? ¡Mierda! ni siquiera he desayunado, y en un par de minutos comienza la clase de improvisación musical" Contesto Stass angustiada, abriendo de par en par sus ojos azul-verdosos "Tranquila, vamos a la cafetería; no hay nada que una buena taza de café y un croissant no pueda solucionar".

Seb se había comportado más amable de lo normal después de lo sucedido.  Él había estado allí para ella, al otro lado del teléfono cuando no podía dormir en las noches, o llevando sus deberes hasta su casa cada tarde después de la academia. Y aunque el sabía que no era su obligación, él debía hacerlo, había una parte de él que se sentía gravemente culpable por todo lo que estaba pasando. Esas palabras habían sido escritas por él, recitadas por él y guardadas por él. Y aunque no tuviera ni la menor idea de cómo había hecho la perra de la grabación para poder obtenerlas. El daño ya estaba hecho; y al menos Stass no merecía soportar el escrutiño de la gente por si sola, no ahora, no cuando él podía ayudarla.

"Un descafeinado, con vainilla y espuma por favor "Dijo Anastasia, tomando su orden en la cafetería de la academia. "¿Algo más Señorita? "Pronuncio Pierre el encargado de la caja, mirando a Stass con picardía, tratando de guiñar su ojo cada vez que su jefa no lo estuviera observando. El chico de tez oscura y alborotado cabello rizado, siempre aprovechaba cualquier minuto para coquetear con Stass, ella recibía el relleno de su café gratis o cupones para obtener una rebanada de pie de limón recién en hecha, cuando ella quisiera.

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