Capítulo 8: Zopenca

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Estaba desayunando mis panes tostados con Nutella de manera tranquila cuando se me vino a la mente.

¿Saben ese sentimiento en el que estas tranquilo y luego recuerdas que tienes exámen al otro día y que ya es muy tarde para estudiar?

Bueno pues algo así me pasó.

Estoy jodida.

Dean esta jodido.

Ambos estamos jodidos.

¿De que hablas Hal? Se preguntarán...

Bueno, ¿recuerdan que me condenaron a ir al infier... digo, detención por una semana con Liam?

Exacto.

Ayer falté por ir a ver a los chicos entrenar.

Mi hermano faltó por entrenar, lo cual no le era permitido.

Por eso, estamos jodidos.

No hay excusas que se me ocurran en este momento, asi que tendré que preguntarle a Dean.

–Dean...

–¿Mmm?– preguntó masticando el pan tostado.

–¿De casualidad.. fuiste a detención ayer?–

Sus ojos se abrieron en grande y dejó de masticar.

Uhh eso iba a acabar mal.

Negó con la cabeza.

–Mierda

Llevé una de mis manos a mi cabeza, haciendo todo mi cabello para atrás.

–¿Qué hacemos?

–No lo sé– respondí con los ojos cerrados con fuerza.

Los tacones de mamá resonaron por toda la casa, y el sonido indicaba que se dirigía a la planta baja, donde Dean y yo estábamos.

–Buenos días

Ambos pusimos sonrisas de ángeles escondiendo toda seña de preocupación y culpa de nuestros rostros.

–Buenos días mami.

–¿Te preparo el desayuno? Sé que quieres un café, porque te encanta. Yo lo preparo.– ofrecí.

La situación era crítica.

Mamá nos iba a castrar en el momento en que supiera que habíamos faltado a detención. Asi que trate de ser buena persona para que cuando nos regañara fuera un golpe con un bate de madera y no con uno de metal.

–Ah– dudó por un segundo, sabiendo que tramaba algo– esta bien hija, gracias.

–¿Quieres que vaya a comprar ese pan que tanto te gusta con el café? Yo puedo ir a comprartelo, no es molestia. Haría cualquier cosa por que mi mami desayune bien– añadió Dean.

Vamos bien hermano, vamos bien.

–Gracias Dean... pero no creo que te de tiempo.

—Mamá, el tiempo es lo de menos. Iré a comprartelo.

—Gracias hijo pero ya voy tarde y no me quieto retrasar más. Solo beberé una taza de café y me iré.—

—Si quieres te arranco el auto— ofrecí yo.

—Suficiente ¿Qué les pasa a ustedes dos?— puso una mano en su cadera, apoyandose en su pie derecho y colocó su bolso en su hombro.

—Nada.— dijimos Dean y yo al mismo tiempo.

Ella elevó la cejas en señal de que no nos creía.

—No pasa nada mamá...¿Acaso tiene que pasar algo para que seamos buenos con nuestra madre?— dijo Dean

I'll BeWhere stories live. Discover now