Capítulo 41: Reina Del Gotcha

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Habíamos quedado de ir a jugar gotcha con mis amigos por la oferta de Michael.

Era lunes, y la verdad, es que creo que los maestros recordaron que somos chicos de último año porque por fin nos mandaron tareas.

No es que yo quisiera tareas, pero ya me estaba preocupando de que no dejaran nada.

Pasaron todas las clases con una lentitud que ya sentía que me volvía vieja.

Estábamos en Ciencias Naturales, pero en vez de dar una clase normal, llegaron dos médicos al salón.

¿Qué?

Era una mujer y un hombre al rededor de los 30 años, ambos con batas de laboratorio y con gafas.

—Buenas tardes, alumnos. Nosotros somos del área de sexualidad.

Repito: ¿Que?

—Sí y como podrán deducir, venimos aquí por educación sexual— comentó el señor.

Pequeñas risas de los de mi clase se escucharon en el salón. Incluidas la de los dos pares de copias, uno a cada lado mío.

—¿Quién de aquí me podría decir qué son las relaciones sexuales?

Un silencio se formó al escuchar aquella pregunta y yo solo le pedía a Dios que ninguno de este par de  retrasados dijera alguna tontería.

Thomas levantó la mano, con una sonrisa traviesa en su cara.

—¿Sí? ¿Cuál es tu nombre?—preguntó la chica. Frunció ligeramente el ceño al darse cuenta que había otro chico igual a Thomas en el salón.

—Thomas— respondió— ¿Qué acaso nadie sabe? Es cuando la tijera se mete en el circulito de la cinta adhesiva. O por si no entendieron, cuando le meten el pene a una chica.

No pude evitar reírme, en silencio, claro. Todos en la clase estaban a punto de explotar por aguantar la risa.

Trataba de no ver a Will, porque sabía que si lo hacía, no iba a poder contener una risa escandalosa.

—Gracias, Thomas, por ser tan... Explícito..

Thomas sonrió victorioso.

—Ya que aparentemente son expertos, vamos a preguntarles algo más.— el señor sacó algo de su maletín—¿Sabían que esto no es un globo?

Dios.

Era un condón.

—De hecho, lo sabía, porque he visto a mi hermano usándolo— dijo Will.

Allí media clase explotó de la risa. Choqué los cinco con Will y Thomas sólo le tiró una bola de papel a la cabeza.

—Ya, tranquilos— dijo la doctora enfrente, tratando de calmarnos— vamos con otra pregunta, y quiero que lo tomen con seriedad.

Siga soñando, señora.

—Y ahora es turno de que responda una chica.

Oh, mi turno.

—¿Dónde consideran ustedes que sería el mejor lugar para hacerlo?

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