Capítulo 50: Los Besos

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La escuela me había estado exprimiendo el conocimiento, últimamente.

Era milagro que en esta escuela se aprendiera algo. Casi siempre los maestros ponen trabajos en grupo sobre el tema, porque no saben ni qué hacer con 30 adolescentes hormonales sin ganas de aprender.

¿Honestamente? No los culpo.

La escuela había estado particularmente aburrida. Los exámenes habían terminado ya y estábamos a pocos días de las vacaciones de Navidad.

Huh, el tiempo vuela.

Cada vez estaba más asustada. La jornada escolar estaba a meses de terminar y vendría la condenada universidad. Y yo no estoy lista para la universidad.

¿Tengo miedo? Sí. Y mucho.

Es la primera vez que me separo de mi familia para ir a estudiar a otro lugar. Ya no estará mi madre, ni mi padre, ni mi hermano, ni mis amigos, aparte de Emma, espero.

Mi hermano quería ir a una universidad en Boston. No sé a cual pero sé que no es la misma a la que yo quiero ir. Sé también que se irá con James. Lo que no sé es a dónde demonios se irán los gemelos. No he hablado de eso con ellos, lo cual es masivamente raro porque hemos tocado el tema cientos de veces.

—¿Me pasas la sal?

Emma me sacó de mi trance, mientras comía sus papas fritas y me apuntaba la sal con su dedo índice.

—Eh.. Sí.— conteste mientras fruncía el ceño por si quiera haber dudado pasarle la sal a mi amiga.

—Gracias— dijo— ¿En qué pensabas?

—Universidad.

—Huh, respondes con una sola palabra. Te ha de estar jodiendo la mente ese tema. Te conozco.

—No te voy a mentir diciendo que no me está comiendo el cerebro. Porque lo está.

—Calma. Faltan 6 meses aún. Tienes tiempo para disfrutar.— me dijo mientras ponía la sal de vuelta en su lugar después de haberla usado.

—Tienes razón. Sólo me da miedo, es todo.

Los chicos habían ido a traer su comida, y nos habían dejado a Emma y a mí solas en la mesa, esperando.

—¿Te has... Topado con Connor?— le dio un sorbo a su jugo.

—Sí. Pero sólo le he sonreído. No me atrevo a hablarle, aún me siento mal.

—Es normal, es tu ex. Sería raro si se siguieran hablando ¿Sabes? Es difícil que las cosas no sean incómodas después de, ya sabes.. Haber compartido tanto, amorosamente.

—Ya. Pero no quiero que sea así. Siempre ha sido un buen amigo. No muy cercano pero.. Amigo.— dije encogiéndome de hombros y pinchando mi sandía con mi tenedor.

Me quedé en silencio un rato y eché un vistazo hacia los chicos quienes pedían su comida con la cocinera.

—¿Porqué tu y Thomas estaban peleando hace poco?

—¿De qué hablas?— vio hacia la derecha sin querer.

Emma hace eso cuando no me quiere decir algo.

—No te hagas la que no sabes. Porque sabes de lo que hablo.

—N-no hemos peleado.

I'll BeWhere stories live. Discover now