Capítulo 35: Solo Un Chico

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Caminamos a la entrada de el salón en donde sería la fiesta. Era un lugar más grande que el de la ultima vez.

Habíamos traído a Connor, ya que no queríamos que el pobre caminara de nuevo.

Ya en la fiesta, nos encontramos con Alicia, quien le insistió a Dean para que la dejara llegar a la fiesta por su cuenta.

—¿Que tal fue el partido?— me preguntó con un vaso en su mano.

—Tenso— lo pensé por un momento y luego completé mi respuesta— pero bien. Digo, los de el otro equipo estaban engreídos pero los chicos lograron manejarlo.. De alguna forma.

—Dean me ha contado lo que pasó. ¿Cual era el problema de los chicos del otro equipo?— negó con la cabeza y tomó de su vaso.

—¡Lo mismo pienso yo! Pudo haber sido un partido limpio pero no, ellos se tenían que poner a fastidiar.

—Piensas igual que yo— chocó su vaso con el mío y negamos con la cabeza, con una sonrisa.

—Hallie.. ¡Pero qué hermosa estas hoy, aun mas que siempre!— gritó Liam por encima de la música.

—¡Y tú más idiota que siempre!— sonreí sarcásticamente.

Creo que cada vez que este tipo se me acercaba, olvidaba todos mis modales. Ya me habia acostumbrado.

—¿Y éste quien es?

—Su novio.— contestó muy seguro, apoyando su brazo en mi hombro.

—¡Ja! Ya quisieras, West.— reí con ironía y me alejé de alli.

—Ya verás, Jordan— me guiñó un ojo y se alejó.

Rodé los ojos.

Me encontré con el resto de chicos. Me ofrecieron una bebida rara, a la cual dije que no.

No hay que aceptar bebidas extrañas.

We might not know why, we might not know how, but baby tonight, we're beautiful now— Will cantó con un vaso en la mano. Todos teníamos vasos en la mano.

Casi todos con licor o cerveza. El mío con Coca Cola.

—¡Hallie, bailemos!— James me agarró del brazo y comenzó a bailar de forma ridícula.

De repente me soltó y comenzó a bailar el Harlem Shake.

—¿Estas ebrio, James?— me reí, viendo como el resto de mis amigos se reían de la escena tambien.

—Cucarachas, Hallie. Cucarachas— dijo elevando un dedo en señal de sabiduría.

Sí, estaba ebrio.

Thomas llegó corriendo, y me cargó como saco de papas, sobre su hombro.

—¡Thomas! Bájame— dije mientras le pateaba el pecho, como podía.

Sólo rió como desquiciado y siguió corriendo. Reí tambien, a la vez sintiendo cómo toda mi sangre se iba hacia mi cabeza.

—Te has pasado de copas ¿No?— reí, tratando al mismo tiempo de bajarme.

Me bajó finalmente. Seguramente cuando se cansó de correr con un peso extra.

I'll BeWhere stories live. Discover now