Capítulo 11.

8.2K 482 9
                                    

¿Quien diría que unos labios, fueran la cura a todos tus problemas?

Fue un beso lleno de delicadeza, de cuidado, como si con ese movimiento me dijera que todo estaría bien, y que pasara lo que pasará, él estará conmigo.

Nuestros labios unidos, una hermosa danza sincronizada, donde los protagonistas solo éramos él y yo.

Pero las cosas bonitas, no son eternas.

Cosas hermosas que duran segundos, pero que recordaras toda la vida.

Llámalo magia o perdición.

Se separa lentamente, y se queda fijo a mis ojos. Yo de seguro pareceré una manzana, con mi sonrojo sobrenatural.

¿Y ahora? ¿Qué hago?

¿Cómo se actúa cuando un hombre guapo, te besa?

O más especifico aún, ¿Cómo actuar, cuándo acabas de besarte con tu jefe o probablemente tu ex jefe?

Algún día haré un libro y se titulará: "¿Qué debo hacer en las situaciones más incómodas posibles que una persona puede soportar?"

De repente un mareo me invade, provocando que Aaron me sujete y me acerqué a su pecho.

Que conveniente, ¿Verdad, Ariana?

-¿Estas bien? -Me pregunta después de unos segundos.

-Estoy muy mareada -Le respondo, aún con los ojos cerrados.

Gracias a su ayuda, tomo asiento en el sofá, estaba más cómoda entre sus brazos, pero mi dignidad no es una cosa que me estorbe, así que omito decírselo.

Se ubica de pie, frente a mi —¿Tienes jaqueca? —Me interroga después de un rato, a lo cual, solo asiento con la cabeza —¿Qué comiste ayer?

Me encojo de hombros, restando importancia —Nada.

—¿Nada? —Repite un poco sorprendido.

—No tuve apetito —Me excuso.

—Estas loca, ¿Qué maldita cosa estabas pensando? Tomar tanto alcohol sin a ver consumido comida, es una maldita tontería.

Me encojo en mi lugar, esperando hacerme pequeña y desaparecer de la mirada de Aaron.

—Ven a la cocina, necesitas engullir algo... —Añade, mandón.

Pasó saliva, incomoda —Yo-o —, empiezo a balbucear y me maldigo por eso —Quisiera hablar con mi amigo Alex... —Le pido bajito, nerviosa, asustada esperando que en cualquier momento desate su ataque de cólera.

Asiente —Puedes usar ese teléfono —, señala una pequeña mesa a nuestras espaldas, con un teléfono de línea —tus cosas se quedaron en el bar —Me informa y prefiero no decir nada. Se da la vuelta y por lo que recuerdo de la primera vez que vine a este lugar, es la cocina.

Me acerco al teléfono y marcó el número de mi amigo.

Qué estúpida soy, yo preocupándome por Aaron, cuando el verdadero demonio lo tengo en casa.

—¿Quién eres y porqué me estás marcando? —Blanqueo los ojos ante su contestación.

—Soy Ariana.

—¡¿Qué diablos pasa contigo?! ¡¿No pensabas marcar nunca?! ¡Es medio día! ¡Estoy con el Jesus en la boca! —Junto mis labios para que no se me escape una carcajada, ya es evidente que comparte mucho tiempo con mi madre... ¿Acaba de decir que es medio día? —Pequeña, ¿Qué te dijo, Aaron? —Me cuestiona después de que se tranquiliza —¿Te despidió, verdad?

Te odio, mi amor.Where stories live. Discover now