Capítulo 20.

8.1K 525 55
                                    

Suelto una risa nerviosa, seguida de otra y otra más. Hasta qué se convierte en una risa escandalosa y ruidosa. Aaron me observa con una sonrisa —¿Qué te causa tanta gracia?

Me encogo de hombros, desconociendo la respuesta a la pregunta. Quizá es de felicidad, o de la estupidez qué acabar de decir Genaro.

"La mujer de la qué usted está enamorado"

¿En qué mundo paralelo, eso podría pasar?

Ni en mis sueños más locos, éste hombre podría enamorarse de mi.

Pero ya he soñado eso.

Ariana, ¿Porqué lloras? —Me pregunta mi jefe, a unos pocos pasos de mí.

Dios, ¿Desde cuándo soy bipolar?

O quizá sea la menopausia.

—¿Estas bien? —Me vuelve a preguntar con un dejé de preocupación.

—Gracias —Es lo único qué le contestó.

—¿Porqué?

Lo miro, directo a sus ojos —Por no creer en Genaro, por un momento de verdad pensé qué... —Me callo al recordar la angustia qué sentí en ese instante, la desesperación de la injusticia.

—Ey, tranquilízate —Se acerca a mí y me rodea con sus brazos —No iba a creer en él, porqué yo creo en ti, Ariana. —Me dice en el oído.

Cómo si nos conociéramos de años, y tuviera la mayor confianza con él, paso mis brazos por su cintura y recargo mi cabeza en su pecho.

La maldita mejor sensación.

Por un momento tuve mucho miedo —Le confieso entre la comodidad que me brinda su cuerpo.

Empieza acariciar mi cabello, y yo no sé si morirme de los nervios o seguir viviendo y no saber cómo actuar cuándo este momento termine —Ariana, una cosa es qué finja ser estúpido y no le de la importancia qué las cosas merecen y otra muy diferente, a qué ignore las cosas porqué soy estúpido. Nunca permitiría que frente a mí, se cometa una injusticia, y menos si te afecta a ti, chiquilla tonta.

—Creí qué me odiabas —Le susurró sin elevar la mirada.

—En efecto, te odio, pero solamente yo. Nadie me quitará ese privilegio, quién te haga daño, yo le haré el doble. ¿Comprendes mi manera de odiar?

No.

—No —Le contesto de inmediato.

¿Qué pensaban? ¿Qué le iba a mentir? Hubiera sido fácil, decirle qué si y qué yo también lo odio, pero por no hablar con la verdad, uno anda por la vida sacando sus propias conclusiones a punto de la paranoia.

El suelta una risa qué retumba en mi cabeza —¿Sabes? Yo tampoco lo sé, creí qué tú me darías la tan esperada respuesta.

También suelto una risilla —Quizá no sea odio —Le digo con ingenua esperanza.

—Ariana, te odio cómo odio a todo lo que me gusta... —Me contesta bajito, pero gracias a nuestra posición lo escucho perfectamente.

—¿Qué? —Le replicó —No se puede odiar lo qué te hace feliz.

—Yo si, lo hago, creeme. Esas cosas sólo me hacen recordar qué yo no tengo ningún derecho a disfrutarlas, no son para mí, no me corresponden.

—¿Porqué crees qué no tienes derecho a ser feliz? —Le pregunto horrorizada.

—Cuándo le quitas la felicidad a otras personas, de inmediato tú te quedas sin sonrisa, Ariana.

Te odio, mi amor.Where stories live. Discover now