Capítulo 9: "El mal hijo".

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[Editado]

Capítulo 9| El mal hijo.|

Se separó lentamente de ella, mientras se miraban a los ojos confusos. Hasta que Jean se separó de ella bruscamente.

–¡Esto nunca pasó! –Chilló enseguida, cubriendo la boca de Laura con su mano–. A mí me gusta Mikasa y a ti Marco. Ninguno siente nada por el otro y esto jamás ocurrió, ¿está bien?

Asintió, a la vez que Jean le tapaba su cabeza con su chaqueta y se marchaba corriendo. – C-claro...

[...]

Año 849, distrito Trost.

–¡Esto es emocionante! –dijo Conny, mirando con entusiasmo hacia todas partes.

–¿Alguna vez has venido por aquí? –preguntó Armin a Laura, quien fingía ver a su alrededor, pero en realidad mantenía su vista concentrada en Marco.

–¡¿Eh?! –Se asustó cuando Armin sacudió su brazo–. Ah... no. Mi casa está lejos de aquí. Oye, ¿por dónde está tu casa, Jean?

–¿Y a ti que te importa? –Respondió con algo de molestia el castaño–. No sé para qué quieres saber.

–Porque estoy planeando un robo en la ciudad y quiero que tu casa sea la primera en ser saqueada –bromeó Laura, aunque a Jean no le pareció dar gracia. Dio un salto y se colgó de los hombros del chico, comenzó a pellizcarle el rostro–. ¡Vamos, caballito, no te enfades! Sabes que lo hago de broma. Solo preguntaba por curiosidad.

Jean soltó un bufido, mientras Marco y Armin trataban de quitarle a Laura de encima.

–Estate quieta, Laura. No querrás que te envíen de vuelta. –aconsejó Marco en un tono maternal que enterneció a la chica.

–¡Sigo sin creer que seas tan tierno, Marco! Cuando acabemos con esta misión, casémonos –Soltó descuidadamente, pero al notar lo que había dicho, carraspeó nerviosa–. Q-quise decir... Eso es algo que diría Ymir, ¿verdad, Armin?... ¡Oh, creo que me llama Eren, allá, lejos de aquí!

Cuando la miraron de forma extrañada, sonrió nerviosa y salió corriendo.

–¿Puedo ser la madrina? –preguntó en un susurro Sasha a Marco, mientras el de pecas se sonrojaba y negaba nervioso–. Lástima, planeaba darles como regalo de bodas un saco de papas.

[...]

Cuando la misión en Trost finalizó, Laura decidió pedir permiso al instructor y retirarse para enviar una carta a su familia, ya que no la había hecho hace tiempo y debían estar ansiosos por recibir noticias sobre ella. Regresó muy feliz y con una pequeña bolsa de dulces que había comprado en el mercado. Comía tranquilamente, mientras caminaba hacia el lugar donde residirían durante su estadía en Trost, hasta que una mujer la detuvo:

–Disculpa, ¿sabes dónde se encuentran hospedando los reclutas del ejército? –preguntó.

–Sí –respondió sonriendo–. Permítame acompañarla, justo iba para allá.

La mujer asintió. Laura notó que en su brazo llevaba una canasta. –¿Es familiar de algún recluta?

–Así es, su nombre es Jean-Bo... quise decir, Jean Kirschtein.

Laura se sorprendió y observó con cuidado a la mujer. Luego le sonrió divertida.

"Vaya sorpresa se llevará Jean. Seguro estará muy feliz de ver a su madre"

[...]

–¡Vete de aquí! ¡Vuelve a casa, vieja! –gritó histérico y cerrando bruscamente la puerta.

La azabache observaba atónita la escena desde el comedor. ¿Por qué demonios Jean trató de esa manera a su madre? La mujer se tomó la molestia de ir a visitar e incluso llevarle comida, y él la echaba a patadas como si de un perro de la calle se tratase.

Cuando la habitación comenzó a vaciarse y todos se marchaban a dormir, Laura detuvo a Jean antes de que se fuera. Lo lanzó hacia la pared y él se golpeó la espalda con el impacto. –¡Auch!

–¿Eres idiota o te haces? –Preguntó Laura de manera fría, lo cual sorprendió a Jean, pues ella normalmente solía actuar muy sonriente y cálida con sus amigos, sobre todo con él –. Has tratado muy mal a tu madre. Ella solo quería verte.

–No es tu problema –la interrumpió Jean, frunciendo el ceño–. Deja de meterte en asuntos que no te incumben... Eres una entrometida.

–¡Y tú un mal hijo! No sabes valorar lo que tu madre hace por ti.

Las palabras de Laura le dolieron tanto como la cachetada que le dio seguido de decirlo.

"¡¿Por qué demonios me afecta tanto lo que piense el "tomatito"?! Lo único que debería importarme ahora es encontrar como ganarle a Sasha en la competencia, entrar la Policía Militar y conquistar a Mikasa..."

[...]

Jean se sentó fuera y abrió el pequeño obsequio que su madre le había dejado.

–Lo siento –dijo Laura, tomando asiento a su lado. Jean la miró confuso, mientras guardaba la nota en su bolsillo–. Por lo que dije... en realidad yo no quería... e-estaba muy frustrada. He estado en tu lugar y sé que hay veces que una madre puede ser molesta, pero lo hace porque te quiere. Por favor, Jean, no cometas el mismo error que yo.

–¿A qué te refieres? –preguntó Jean, preocupado por el tono lleno de tristeza con el que Laura habló.

Soltó un suspiro y comenzó a narrar su historia. Esta vez no se guardó nada y contó a Jean cada detalle, incluyendo la muerte de su hermana mayor y lo poco que la valoró cuando la tuvo a su lado.

–Creo que el que debería disculparse soy yo –dijo Jean cuando el relato finalizó–. No tenía idea, Laura. Perdón.

–Este bien –Le sonrió tímidamente–. Supongo que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.

– No volveré a hacerlo nunca –Jean pasó su brazo por el cuello de Laura y la atrajo hacia él–. Tú y Marco son mis mejores amigos, los únicos que he tenido en toda mi vida. Por eso mismo no quiero perderlos. Quiero que me prometas que si vuelvo a hacer alguna estupidez, me darás un buen golpe en la cara.

–¡Idiota! –Lo regañó ella. Jean la miró extrañado–. Jamás me atrevería a lastimar a una de las personas más importantes de mi vida. –Sonrió y besó la mejilla de Jean, obteniendo un sonrojo por su parte–. ¿Quién es el tomatito ahora?, ¿Eh, Jean?

Buscando las Alas de la Libertad #1| Shingeki no Kyojin Fanfic ©Where stories live. Discover now