Capítulo 16: "El dolor de Laura".

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Capítulo 16| El dolor de Laura.|

Sus ojos estaban abiertos de par en par, observando fijamente hacia el techo de madera que se encontraba sobre ella. Su cara estaba pálida, su boca entre abierta y las manos temblorosas. Si no fuera porque el sonido agitado de su respiración aún podía oírse, hubieran creído que estaba muerta.

La mujer castaña que se encontraba sentada a su lado le colocó en la frente un paño mojado, lo cual bastó para que Laura parpadeara un par de veces antes de volver en sí y darse cuenta de que nuevamente había tenido esa horrible pesadilla.

–Me alegra que hayas despertado, pequeña –le dijo Hanji, palmeando su espalda–. Tu amiga estaba bastante preocupada.

Laura asintió, todavía un poco adormilada, pues recién se despertaba.

Hanji se encargó de explicarle el estado en el que estaba durmiendo y entonces comprendió que, nuevamente, se había dormido con los ojos abiertos. ¿Cómo? Ni ella misma podía explicarlo. Solo le ocurría cuando era niña y no podía dormir por miedo. Sus ojos quedaban abiertos, pero ella se encontraba en un profundo sueño. Al parecer su pequeño problema se había vuelto a manifestar.

"¡Genial, algo nuevo que agregar a mi lista de problemas extraños! Dios mío. Primero 'aquello' y ahora esto... ¿Qué más puede pasarme, quizás me detecten un problema cardíaco o respiratorio?"

–Por si acaso, me gustaría que me permitieses hacerte un pequeño examen. Después de todo, Braus me ha dicho que has tenido varias lesiones a lo largo de este año –Hanji se dio la vuelta y tomó un pequeño maletín–. No tengas miedo, he hecho esto cientos de veces...

[...]

Regresó a su habitación adolorida y sobando su brazo derecho. Hanji fue bastante brusca, sobre todo a la hora de sacarle sangre. Lo más extraño de todo fueron las preguntas que le hacía a cada segundo. Incluso si ella lloraba cuando sentía el piquete de las agujas, podía ver como Hanji igualmente lo hacía. Estaba comportándose igual de extraño que cuando realizaba sus experimentos con titanes. Era realmente escalofriante. Pero igualmente podía comprenderla, hacía pocos días que Sawney y Bean fueron asesinados. Tanto trabajo de experimentos para que acabara de esa forma.

–Sospecho que se caerá en cualquier momento. –dijo sacudiendo su brazo adormecido en el aire.

Antes de que pudiera tomar la perilla con su brazo menos dolorido, una mano se puso sobre la suya, deteniéndola.

–Al fin despiertas. Comienzo a creer que lo haces a propósito para poder saltearte la limpieza.

–También me alegra verte, querido Jean –ironizó ella, mirándolo por sobre su hombro–. Y agradecería que soltaras mi brazo, antes de que me lo tengan que amputar.

–Pobrecilla, ¿la desquiciada te ha picado tus bracitos? –se burló Jean, comenzando a picar su brazo y riendo.

Llamaron nuevamente a la puerta de la enfermería. Hanji abrió y se encontró con Laura arrastrando por el suelo a Jean desmayado.

–Hanji, creo que Jean necesita hacerse un examen tambien. Se ve muy mal...–dijo fingiendo preocupación–. Mira su cara, se ve más mal de lo habitual.

–¡Yo me encargo! –le respondió la castaña con agujas en mano.

[...]

Con la silla de montar en manos, Laura se dirigió a los establos por la noche. No solo con el objetivo de ocultarse de Jean –quien posiblemente se encontraría furioso por dejarlo al cuidado de Hanji–, sino que también para cuidar un poco de su nuevo caballo. De pelaje negro, como el manto nocturno, y profundos ojos marrones, casi tanto como los suyos; Zafiro era uno de los más inquietos del lugar, por lo que cada noche debía sacarlo a dar un paseo por los terrenos de la Legión. De no ser así, él era capaz de romper la puerta de los establos con tal de estirar un poco sus delgadas y largas extremidades.

–Calma, que ya llegué. –gritó al oír los relinches provenientes de Zafiro.

La cabeza del semental se asomó e hiso sonar sus cascos contra el frío suelo cubierto de heno. Estaba inquieto, se notaba.

–¿Listo para salir un rato? Ya me apetecía cabalgar un poco. –Laura tomó la silla de montar y con sumo cuidado de que no se escapara, la colocó sobre la espalda de Zafiro.

Apenas salieron de los establos y se acomodó en la silla, Laura le dio un jalón a las riendas y Zafiro emprendió la cabalgata.

El viento acariciar su rostro con suma delicadeza, el sonido de los cascos de Zafiro chocar con el suelo, el hermoso paisaje a su alrededor. ¿Podía haber mayor libertad que esa? Sí, la había. Pero por ahora, Laura podía conformarse con eso.

[...]

Alrededor de treinta minutos más tarde, informado de que Laura había salido, Jean se encaminó a los establos.

Laura había regresado y ahora se encontraba cepillando a Zafiro antes de marcharse a dormir. De lejos y con la poca luz de las antorchas que iluminaban la parte exterior del castillo, notó que Laura parecía estar hablando sola o más bien con Zafiro. Dispuesto a darle un gran susto, se escabulló hacia la zona detrás de los establos y comenzó a caminar a hurtadillas en dirección a Laura. Estando ya a simples metros de ella, se detuvo de inmediato al oír que continuaba hablando.

–El miedo me está superando... Cada día falta menos para la expedición y no sé qué haré –decía ella con la amargura notable en su voz–. Por más que es algo que esperé toda mi vida, tengo miedo de lo que pueda pasar. Titanes. Como les odio. Los de su especie me quitaron a las personas que más amaba. No solo a mi hermana Melody, también a Marco, quien fue el único hombre que amé en toda mi vida... –los sollozos de Laura no tardaron en hacerse más fuertes y su voz se quebró completamente, dando comienzo a un incontrolable llanto lleno de dolor–... y... y también al pequeño que estaba creciendo en mí.

–¿P... pequeño? –murmuró Jean.

"–¡Marco, necesito decirte algo muy importante!"

Entonces recordó aquel día en Trost. Laura regresaba de la enfermería dispuesta a hablar con Marco, pero fueron interrumpidos por las señales de salida. Luego de eso, él murió y nunca pudo decirle aquello. Y ahora todas las piezas encajaban perfectamente. Todo tomaba sentido.

–Tengo miedo, Zafiro. Tengo miedo a morir. Nunca pude conocer lo que hay en el exterior y no quiero irme sin hacerlo Me pregunto... ¿Si llegase a morir, podría verlos a ambos?

–No vas a morir, porque no lo permitiré.


Buscando las Alas de la Libertad #1| Shingeki no Kyojin Fanfic ©Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt