Capítulo 12: "Una propuesta".

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[Editado]

Capítulo 12| Una propuesta.|

Apenas abrió sus ojos, cuando se encontró con todas las camas de la cabaña vacías.

Se incorporó en la cama, pero enseguida sintió aquel dolor punzante en la cabeza que la había tenido en cama durante más de unas semana y le había impedido continuar con normalidad su entrenamiento. Si por ella hubiera sido, ahora estaría con los demás entrenando, pero la enfermera le había prohibido salir de la cabaña después de que escapara y la encontraran tratando de subirse al Equipo de Maniobras Tridimensionales.

–¡Demonios! –gritó tirándose nuevamente y agarrando con fuerza su cabeza.

Estar así era algo que ella detestaba. No había peor cosa para Laura que estar enferma y no poder hacer lo que más le gustaba. Incluso Marco la amenazó con atarla en la cama si no se quedaba en reposo. Sabía que no se curaría pronto si continuaba escapando e intentando salir en secreto, pero era algo que necesitaba con urgencia.

Apretó con fuerza su estómago con su mano derecha, mientras que con la izquierda cubría su boca para evitar vomitar sobre la cama. Otra cosa más que odiaba: los vómitos. Su garganta estaba rasposa por estar toda la noche corriendo en medio del campo para llegar al baño y soltar todo lo que digería en el día.

¿Qué demonios le estaba pasando? ¿Acaso se había contagiado de alguna peste?

[...]

Cuando finalmente podía mantenerse en pie sin mareos y caminar sin tambalearse, a Laura se le permitió salir para únicamente realizar entrenamientos sencillos, que requerían poco sobreesfuerzo. Al verla correr alegremente hacia donde Jean y él, la atrapó entre sus brazos y besó su frente, algo que Laura adoraba que hiciera.

–¿Cómo te sientes? –Le preguntó–. Sasha nos ha dicho que ya puedes andar con tranquilidad.

–Así es... –respondió Laura feliz y soltando un bostezo, aun abrazada a Marco–. Aunque extrañaré las largas siestas que tomaba...

–Mientras nosotros hacíamos todos los ejercicios y nos esforzábamos en obtener buenas notas –completó Jean de brazos cruzados y con el ceño fruncido–. Te la has pasado genial descansando, ¿verdad, Laura?

Ella abrió su boca para lanzarle un insulto, pero fue interrumpida por los llamados del instructor, quien ordenaba a gritos que se acercaran para comenzar el entrenamiento del día. Cuando Laura se acercó, le pareció extraño la mirada del entrenador. Normalmente sus ojos eran fríos como el hielo y se mostraba duro frente a sus soldados, pero cuando la miró a ella, parecía como si todo en él se hubiera ablandado y hasta podía jurar haber visto un deje de preocupación en ellos.

–¿Esta mejor, señorita Baker? –preguntó, sacándola de sus pensamientos.

Ella enseguida se puso firme e hiso el saludo, poniendo su puño derecho en su corazón. –¡Sí, señor! Ya estoy lista para continuar... espero poder recuperar algo de nota.

El hombre moreno asintió, con una leve sonrisa en su rostro.

Lo que Laura no sabía era de algo muy importante que la enfermera había informado solo y únicamente al instructor esa mañana. Algo que posiblemente sería una completa sorpresa para todos. Más el hombre dijo no decir ni una palabra hasta que la chica lo supiese.

[...]

El sonido de las copas chocando y las voces proponiendo un brindis, hicieron que Laura dejara de lado su libro para mirar con una enorme sonrisa llena orgullo a su novio. Marco se encontraba junto a Thomas y Franz charlando animadamente. Lo había logrado. Marco había conseguido un lugar en la Policía Militar, sacando el séptimo lugar entre los diez mejores soldados.

Cuando su charla finalizó, Marco se acercó a ella y tomó asiento. Jean estaba en la mesa continua, mirando con recelo a Eren. Su mal humor se debía a que había quedado un puesto menos que Eren. Laura lo felicitó y dijo que era un muy buen puesto, pero él pareció no hacerle caso y conformarse con odiarlo.

–Marco, estoy muy feliz por ti. –dijo felizmente Laura, besando su mejilla y revolviéndole el cabello.

Él le sonrió, pero luego su expresión cambió a una de preocupación.

–Laura, necesito hablar contigo de algo muy importante –le dijo él–. ¿Podríamos salir afuera un rato?

Laura asintió, mientras Marco tomaba su mano y juntos salían afuera. Tomaron asiento en los escalones de mármol de la escalera. Era de noche y el cielo estaba despejado sin ni una nube en todo el cielo. El viento soplaba despacio. Y, aunque estaban en épocas de otoño, era una noche bastante cálida.

–Ya sabes que he logrado entrar en la Policía Militar –comenzó a decir Marco, mientras Laura apoyaba su cabeza en su hombro y cerraba sus ojos, lo que significaba que escuchando atentamente cada palabra que salía de su boca–. Mañana me trasladarán a Stohess, en Sina y... ya sé que tu deseas unirte a la Legión de Reconocimiento, pero... quisiera que vinieras conmigo –Laura abrió sus ojos y se separó, lo miró a los ojos y frunció el ceño. Marco sabía que comenzaría una discusión, así que prefirió continuar–. N-no creas que te estoy pidiendo que abandones tu sueño. Así como tú has estado a mi lado cuando quise entrar en la Policía Militar, sabes que tienes todo mi apoyo con tus planes de unirte a la Legión. Solo consideraba que... sería más seguro que ambos estemos en el distrito interior. Laura, no soportaría perderte. Detestaría que murieras a manos de los titanes. ¿Por qué no lo piensas mejor? Viviendo en Stohess estaríamos más seguros. Incluso compraríamos una casa y...

–¡No! –Gritó ella, mirando fijamente hacia los escalones–. No lo haré. No abandonaré mi sueño por tu tonto miedo. ¡Si quieres ir a Stohess y unirte a la Policía Militar, pues entonces vete! –las palabras de Laura se iban quebrando con su voz mediante iba hablando. Sus ojos marrones se cristalizaron y amenazaban con llorar en cualquier momento, pero no lo haría. Ella no lo hacía. Jamás lloraba frente a nadie, mucho menos frente a Marco–. N-no me importa si quieres irte y no volver. Yo m-me uniré a la Legión y saldré de las murallas.

–Laura, no es lo que quise... –Marco fue interrumpido.

– ¡Basta! –lo calló, levantándose bruscamente–. Solo... solo déjame en paz.

El la detuvo antes de que pudiera irse. Sostuvo su rostro entre sus manos y la miró a los ojos.

–Llora –le susurró Marco, Laura lo miró con sus ojos llenos de confusión–. No te guardes tu llanto. Libera esa amargura que hay en ti, Laura. Llorar no te hace débil. Tú no eres débil. Eres la mujer más fuerte e inteligente que jamás conocí. Por eso te amo, Laura. Por favor, no quiero alejarme de ti.

Apretó sus ojos con fuerza, hasta que unos sollozos se escaparon de sus temblorosos labios. Lágrimas cargadas de frustración y tristeza escaparon de los ojos marrones de Laura, quien ahora escondía su rostro en el pecho de Marco y se aferraba a su camisa.

–Lo siento –sollozó sin poder dejar de llorar–. Yo tampoco quiero alejarme de ti, Marco... Está bien, iré contigo. No me uniré a la Legión de Reconocimiento si con eso te pierdo.

***

(N/a): Hola, reviví con las Esferas del Dragón y acá estoy :D Ya, ahora a hablar enserio, estuve sin internet por más de cinco días y hoy empecé de nuevo las clases >:v Esto no significa que deje de publicar o me atrase con los capítulos. En realidad, en la escuela es donde normalmente tengo más inspiración. Y otra cosa es que Kami-sama me dio la mejor idea para el final de este libro y ya lo tengo escrito, así que no voy a parar hasta que ese capítulo este publicado :) Nos leemos en el próximo capítulo, chau ^^

Buscando las Alas de la Libertad #1| Shingeki no Kyojin Fanfic ©Where stories live. Discover now