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Pupilas dilatadas. El corazón acelerado. 

Después de tanto tiempo esperando por aquello, frente a mí se encontraba el mismísimo Kwon Ji-yong, con sus sedosos labios acercándose a los míos y las yemas de sus dedos meciéndose sobre mis mejillas. Los segundos comenzaban a hacerse eternos, pero la distancia era menor poco a poco. 

Siempre había rezado por tenerlo de aquella manera, nadie podría arruinar este momento...

Salvo el grito insoportable de mi madre.

  —¡Brooke, ya son las siete!

Joder. 

Maldije interiormente abriendo los ojos y me incorporé adormilada sobre la cama, consciente de la cruda realidad donde G-Dragon, mi amor platónico, vivía en la otra punta del mundo y donde yo era tan virgen que sudaba agua bendita.

Después de entrar completamente en mis cinco sentidos, me levanté torpemente y caminé hacia el baño, soltando una exclamación en cuanto mi rostro horrible apareció reflejado en el espejo. Mi idea de dar buena impresión el primer día de Universidad estaba arruinada, puesto que unas oscuras ojeras yacían bajo mis ojos y el cabello había decidido montarse una jodida fiesta en mi cabeza, formando nudos que tardarían una eternidad en soltarse.

No obstante, para mi sorpresa, no tardé más de quince minutos en estar lista, por lo que ya me encontraba subiendo en el antiguo Chevrolet Impala de mi hermano y lanzando la mochila en los asientos traseros, junto a la de él. Agité la mano en forma de despedida hasta mi madre, quién nos observaba sonriente desde la ventana y pronto SeokJin puso en marcha el auto, devolviéndole la sonrisa.

  —¿Nerviosa? —el tono burlón que utilizó me hizo rodar los ojos, clavando los ojos en él. Si bien lo estaba, jamás lo admitiría delante de él.
Aquella mañana, mi hermano rebosaba de felicidad por todos sus poros. Y es que le encantaba la idea de tenerme en su misma universidad, la cual yo había tratado de rechazar por todos los medios posibles. Ambos teníamos pensado estudiar lo mismo, pero mis expectativas sobre dónde se desarrollarían mis estudios estaban un poco más altas que las del chico a mi lado, quien parecía ser la persona más conformista del universo.

  —¿Piensas pisar el acelerador, o prefieres que lleguemos tarde el primer día?—reclamé.

Él tan sólo soltó una carcajada divertida, apretando un poco el pedal. Me era exasperante ver cómo todos los autos nos adelantaban y mi hermano ni se animaba a pasar los setenta kilómetros por hora en una autopista en la cual debías de ir a noventa; pero él no sabía tener punto medio. O iba muy lento, o iba muy rápido.

  —Deberías estar ya acostumbrada, ¿no crees?.

Aquel día era la presentación en International Skool Luv: conoceríamos a los profesores, nos enseñarían toda la institución, nos asignarían la habitación en la cual viviríamos el resto de la carrera... pero yo no estaba feliz.
A pesar de aspirar a una Universidad más prestigiosa como Harvard, todo se fue a la borda en cuanto anunciaron que todas las plazas habían sido ocupadas y yo no pertenecía a ellas. Por eso, no tuve más remedio que presentarme donde mi hermano estudiaba, tirando por los suelos todos mis sueños e ilusiones por llevar una vida espléndida en un futuro.
Así que a estas alturas, ya nada podía importarme.

Sin embargo, tras unas dos horas de camino hasta Atlanta, Georgia -donde se encontraba la institución-, mis ojos se agrandaron levemente al ver la gran construcción del edificio central, seguido de varias edificaciones más tras él. Supuse que aquellas serían diferentes facultades, cada una dedicada a un grado diferente. Un grueso muro de piedra rodeaba todo el conjunto y miles de personas caminaban de un lado a otro, saliendo y entrando del enorme jardín verde que había junto al estacionamiento. No pude evitar sentir una opresión en el pecho al observar todo aquello; la gente se saludaba y se reunía en grupos, ajenos a su alrededor y felices de volver a verse después de vacaciones. Localicé a unos chicos reunidos junto a una fuente en el centro del jardín, iban vestidos de rojo y traían diferentes instrumentos al mismo tiempo que tocaban una melodía animada. El himno de la universidad. 

Trillizos Park. - bts.Where stories live. Discover now