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Jamás había visto a Hoseok tan borracho como aquél día. Con un vaso en la mano repleto de alcohol, se tambaleó sobre el escenario mientras balbuceaba alguna letra en un intento por rapear, y a pesar de verse completamente patético el público siguió igual de emocionado y efusivo. Algunos se reían con él, otros de él, pero parecían disfrutar tanto el espectáculo que los gritos de ánimo retumbaron por las paredes hasta que unas bragas usadas le cayeron sobre el cabello. 

Mihua y yo dejamos salir carcajadas fuertes ante aquello, observando cómo Hoseok fruncía el ceño y se apartaba la ropa interior de la cabeza, devolviéndola de nuevo al público entre gruñidos y quejas. Ambos nos encontrábamos sentados en un sofá apartado de la multitud, riendo y burlándonos de cualquier persona que se cruzara en nuestro camino mientras compartíamos una botella de Vodka. Después de nuestra reconciliación, decidimos celebrarlo comprando el alcohol a medias y haciendo el imbécil en la pista de baile durante unos minutos, antes de encontrar el sofá y descansar en él; entonces, nos dedicamos a criticar al mundo entero. 

Mi vista se centró a pocos metros de nosotros, donde los gemelos Min se encontraban rozándose con una chica castaña de busto grande; Yoongi la abrazaba por detrás y Suga dejaba pequeños besos en el cuello de ella, logrando que mi estómago se removiese de angustia ante la escena y las palabras de Mihua, que explicó pacientemente cómo aquellos dos asquerosos compartían todo en la vida, incluso a las amantes. Y aunque ya lo había sospechado antes, saberlo al cien por cien me provocaba un asco desmesurado.

A un lado de ellos, Namjoon charlaba tranquilamente con Mingyu y sus amigos y finalmente, mis ojos terminaron cayendo en el trío que se hallaba cerca de la barra, los tres con una copa en la mano. Jimin seguía rodeado por ambas mujeres, pero no se veía tan cómodo como pensaba: su ceño estaba fruncido y sus labios formaban una mueca de disgusto, mientras deslizaba la mirada a través de la sala en busca de alguien. Josephine llamó su atención con un suave beso en su hombro y le siseó algo en el oído, pero su expresión se desformó en cuanto el trillizo negó rotundamente y les terminó gritando algo a ambas, dejándolas pasmadas y con la boca abierta mientras él se alejaba por primera vez en la noche.
Lo seguí con la mirada hasta que desapareció entre la multitud, histérico y con una vena rabiosa asomando en la frente. 

  —Fideo, la botella no se va a beber sola —mi tercer vaso recargado de vodka con Sprite apareció frente a mí y alcé una ceja, tomándolo antes de dar un trago. Mihua, a diferencia mía, llevaba casi siete copas y seguía manteniéndose aparentemente sobrio, puesto que aún no dio evidencias de lo contrario. 

  —¡Me estoy poniendo borracha y no me gusta! —me quejé, aunque volví a dar un sorbo profundo sin apartar la mirada de él. Sus labios se ensancharon y negando con la cabeza, llevó una de sus manos a mi cabeza para atraerme hasta él, ofreciéndome su hombro mientras saboreaba el alcohol dulce. 

  —No aguantas nada.

  —Perrrdo-dona, —me trabé con mi propia lengua a causa del alcohol, que ya había hecho estragos en mi organismo—. cualquiera estaría ebrio con lo todo lo que has bebido tú, imbécil.

  —Lo sé, soy maravilloso.  

  —Maravillosamente gilipollas. 

Escuché una risa nasal por su parte y se encogió de hombros, dejando su vaso vacío en la mesa frente a nosotros, donde reposaba la botella y su paquete de tabaco. Se acomodó de nuevo y me permitió seguir apoyada sobre él, mientras daba sorbos a mi bebida desesperada por terminarla de una maldita vez. 

  —¿Te vas a quedar todo el fin de semana en la Universidad? —cuestionó tras un par de segundos. Sus ojos cayeron de nuevo en mí, pues atrapé su mano para jugar con sus dedos hinchados y masajearselos, todo con cuidado de no hacerle daño. 

Trillizos Park. - bts.Where stories live. Discover now