Cuento de Hadas.

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Unas manos acariciando mi cabello me despiertan. Una sonrisa blanca y hermosa, acompañada de unos ojos marrones, en los que mil veces me he perdido me observan.

–Buenos días…

–Buenos días para ti.

–¿Hace mucho te despertaste? –Pregunto moviéndome un poco entre sus brazos.

–No, estaba durmiendo bastante cómodo –me acerca y me besa. –Arriba, tenemos que empacar.

–¿A dónde vamos?

–Es una sorpresa –su sonrisa me confirma que no me va a decir nada–. A desayunar.

Sale de la cama dejándome confundida. Me levanto, voy al baño, me cepillo los dientes y me lavo la cara. Salgo hacía la cocina donde unos deliciosos huevos revueltos con tocino me llaman.

De espaldas a mí está Zayn, me acerco y lo abrazo por la cintura, se gira y besa mi frente. –Ya casi está el desayuno, ¿quieres sentarte?

–Claro –me subo a la encimera, dejando mis pies colgando. Le sonrío pícaramente.

Niega con la cabeza, se acerca a mi sonriendo de esa manera que me encanta. –¿Un poco inquieta?

–¿Yo? Para nada –digo haciéndome la inocente.

Lo atrapo con mis piernas y lo beso. Él responde tal y como espero, llenándome de calor y de sensaciones indescriptibles por todas partes.

–¡Los huevos! –se separa de mí y apaga la estufa–. Mira lo que haces…

–No fui yo sola –le saco la lengua.

Desayunamos en la barra rápidamente y luego nos duchamos –por separado para desgracia mía–. Seguro ha de estar muy interesado en ir al lugar al que sea que quiere ir; él sabe que si empezamos, no saldremos de la cama pronto. Lo siento, soy adicta a él.

Uso un vestido como me pidió que hiciera. Es de color beige con estampados de flores en el borde. Unas botas que cubren hasta la rodilla –no hay que olvidar que seguimos en invierno–; mi chaqueta de cuero y el cabello suelto.

–¿Así estoy bien? –le pregunto en cuanto salgo a la sala para que apruebe mi vestuario.

–Perfecta. ¿Lista?

Asiento, tomo mi equipaje y lo sigo fuera del departamento. Tomamos el ascensor, me lleva de la mano y me besa recatadamente la frente. Que sea tierno es muy lindo de su parte, pero me encantan ambas personalidades. El ángel, y el diablillo. Sí, ya sé. Deliro un poco.

En el sótano, encontramos su moto. Acomodamos el equipaje y salimos rumbo a algún lugar. Me aferro fuerte a Zayn, no por miedo a caerme, solo por sentirlo cerca. Saber que estamos por fin juntos, aún parece un sueño del que puedo despertar de la nada.

Las calles de nueva York pasan por mis ojos, hasta convertirse en un vasto bosque de colores verdes y árboles desnudos.

Cerca de cincuenta kilómetros después de nuestra partida, nos encaminamos por una senda de piedrecillas. Me alejo un poco de Zayn observando el paisaje, y me encuentro –muy en el fondo– con una casa, bueno, la palabra adecuada es mansión.

Una fortificación, con dos torreones, hecha de ladrillos marrones, ventanales enormes y una puerta descomunal es lo que realmente es…

–¡Un castillo! –digo en cuanto paramos frente al imponente lugar–. ¿Cómo es que…

–Una familia poderosa, y adinerada de oriente –dice como si nada.

–Yo… yo no sabía que eras…

–Jodidamente rico –termina la oración.

Asiento, me bajo de la moto y me paro hipnotizada por el lugar. –Nunca me lo dijiste… ¿por qué?

–No pensé que importara, además no me gusta presumir –me giro y lo miro reprendiéndolo. Él es Zayn Malik el presuntuoso, sin duda alguna.

–Es hermoso.

–Quiero que sea especial. Es nuestro primer fin de semana juntos –empieza a colgarse mi maleta y la suya en los hombros.

–No irás a hacer algo como esto –señalo el castillo–, cada fin de semana, ¿o sí?

Se acerca y susurra contra mis labios. –Yo haría esto y más por ti, Marie.

Mi sistema nervioso colapsa, mis piernas fallan y termino abrazada a él. Me besa dulcemente y de un solo movimiento, me alza como una cría. Camina hasta la puerta con mi peso y el de las maletas. El gimnasio ha servido.

En cuanto llegamos a la coraza de madera de varios metros de alto dice: –Empújala –hago lo que me dice, y para ser una puerta enorme, abre muy fácilmente–. ¿Lista para algo de diversión?

Sus ojos miel me queman, y sé lo que esconden. Un fin de semana agitado me espera en un castillo con mi angelito.

I Knew You Were Trouble. [Terminada]Where stories live. Discover now