Regalo de navidad.

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A la mañana siguiente huelo las velas aromáticas. Me retuerzo en busca de mi prometido en la cama pero no hay rastro de él. Cuando abro los ojos encuentro una nota sobre su almohada:

Levántate y date una ducha. Hoy voy a darte tu regalo de navidad. Z.

Una sonrisa se apodera de mi rostro y me levanto en medio de la dicha. Antes de entrar al baño escucho movimiento en la cocina. Qué lindo, está preparando el desayuno.

Paso mi mano por mi cabello y me sorprendo al notar que mi anillo no se ha enredado. Miro mi mano y el anillo ha desaparecido. ¡Cielos! Mamá siempre ha dicho que perder objetos de valor –como un anillo–, es de mala suerte. Vuelvo a la habitación y busco entre mi ropa y la de Zayn que hacen un enorme desastre en el suelo.

Nada.

Pienso que puede estar entre las  cobijas y me relajo un poco. Decido bañarme para quitarme la voz dramática de mi supersticiosa madre. Seguramente está allí y lo encontrare enganchado en alguna parte de las sabanas.

Me miro en el espejo por un instante antes de ir a la ducha. Recojo mi cabello en un moño improvisado y me acerco a la llave. Justo antes de abrir el grifo la puerta de la ducha suena y aparece mi hombre en todo su esplendor. El cabello alborotado, una sonrisa que roba el aliento, los ojos llenos de deseo y ni una sola prenda sobre su exquisito cuerpo tatuado.

–Buenos días, preciosa –se acerca lentamente hasta abrazarme con su brazo izquierdo. –¿Nos duchamos?

–¿Cómo decirle que no señor Malik? –sonrío tentada por besar sus labios que están a unos milímetros de los míos.

Después de una ducha llena de caricias, espuma, y muchos besos salimos a la habitación y nos vestimos mientras charlamos sobre lo que ha pasado en estos días que estuvimos “separados”. Ambos concluimos que la única verdad es que no podemos estar peleados. Nos amamos y eso no tiene vuelta de hoja.

–¿Desayunamos? –pregunta en mi oído atrapándome por la cintura con sus fuertes brazos mientras me peino frente al espejo.

Asiento, me giro y beso su mejilla. Tomados de la mano vamos hasta la barra de desayuno y nos alimentamos con los deliciosos pancackes que ha hecho mi prometido. El anillo, me recuerdo mentalmente.

Termino de comer en tiempo record con mi tarea de tender la cama pendiente. –¿A dónde vas?

–Emmm, a… a tender la cama –dejo escapar una risita nerviosa–. Dejamos un desastre ayer…

Me queda mirando con sus ojos miel llenos de extrañeza y al mismo tiempo del recuerdo de la maravillosa noche que tuvimos. –Bien, apresúrate. Tenemos que abrir los regalos.

Instintivamente miro debajo del árbol de navidad en la esquina de la sala de estar. –¿Regalos?

–Sí, ayer una joven y atractiva señorita me dio el mejor de los regalo. Me pareció justo también darle uno –dice encogiéndose de hombros mientras levanta los platos que hemos usado.

Sonrío ante la idea de lo que Zayn podría regalarme. Es nuestra primera navidad juntos, y vaya que ha sido toda una experiencia.

Voy hasta la habitación. Recojo nuestra ropa fijándome vienen los tejidos antes de lanzarla a la cesta de la ropa sucia. Nada. Suspiro y empiezo a tender la cama teniendo cuidado de no ser muy brusca, pues el anillo al estar enganchado podría romper las telas.

Termino mi tarea y aún no aparece. No pude haber perdido el anillo. Ayer lo tenía. La preocupación crece con cada minuto. Es un anillo de compromiso, representa mucho para mí y para Zayn. Para él más allá de ser una promesa es un dineral. ¿Por qué a mí?

Zayn parece no haberlo notado, y tal vez se deba a que he mantenido mi manos lo más ocultas posibles. Debo encontrarlo. Busco debajo de la cama, en el baño, en las mesitas de noche, en la habitación donde estaba quedándome y en todas las partes en las que creo, puede estar. Nada.

Dándome por vencida voy a la sala donde mi sensual novio me espera. Al acercarme me lanza a sus brazos tomándome por la cadera. –¿Lista para destapar tu regalo?

Asiento sin ganas con la preocupación instalada en mi mente. Zayn se estira un poco y alcanza una caja enorme. Como esas donde guardan los vestidos de novia. ¡Oh, por Dios! ¿Sería capaz?

Una nueva emoción me llena. Curiosidad. Desato el enorme lazo dorado y abro la caja blanca con mucho cuidado. Justo antes de ver que hay adentro le doy una mirada. Sus ojos me dicen que está expectante, esperando que me guste lo que voy a encontrar.

Papel seda blanca está cubriendo lo que sea que contiene la caja. Salto un poco en sus piernas claramente emocionada. Lo que encuentro es una tela que parece una hermosa lluvia dorada que con la luz refleja cientos de arcoíris.

Es lo más hermoso que he visto en mi vida. Levanto la tela y me encuentro con un vestido de gala digno de la alfombra roja de los Oscar y los Grammy. Es escotado, con forma de corazón, cae ajustándose al cuerpo y termina en una cola de menos de medio metro.

–Es perfecto –digo casi sin palabras. Dejo el hermoso vestido con cuidado en la caja y abrazo a mi prometido con más fuerza de la que creía que tenía. –Gracias Zayn, es… es hermoso. Gracias.

–Me alegra que te gustara –aparta un mechón de mi rostro y besa rápidamente mis labios–. Lo usarás esta noche…

–¿Para qué?

–Mi familia siempre reúne para el 25 de Diciembre. Este año están todos aquí… La fiesta es esta noche.

–¿Fiesta? ¿Por qué no me habías dicho? –pregunto alejándome un poco de sus manos.

–No… no estábamos precisamente en nuestro mejor momento, Marie.

Agacho la cabeza y digo: –Es cierto… pero, ya estamos bien, ¿no es así?

Sin respuesta se limita a besarme de la manera más tierna para dejarme todo lo que quiero saber claro. Cuando nos separamos está sonriendo de esa manera que tanto me gusta.

–Espero que también te gusten los zapatos. Mis hermanas me dijeron que “son la sensación” –ríe acordándose de las pequeñas mujercitas que ahora deben estar en algún hotel de NYC.

En efecto los tacones son perfectos. Con el vestido van a verse sensacionales. De hecho el dorado combina con el anillo. ¡El anillo! Escondo mis manos en mis bolsillos. Me levanto, tomo las dos cajas y me dirijo a la habitación de huéspedes.

–¿A qué hora debo estar lista? –quiero saber con cuánto tiempo cuento para encontrar el anillo.

–Siete en punto…

–Okey. Empezaré de una vez –escucho que dice algo sobre que es temprano, pero quiero evitar que note lo que he perdido. Perfecto Marie, vas a cocer a toda su familia como su prometida y has perdido el anillo.

Agregándole a la preocupación por el anillo perdido, están los nervios de conocer a TODA su familia. Su mamá y hermanas ya me conocen y creo que les agradé; pero el resto de su familia es un completo misterio para mí.

¿Y si no les agrado? ¿Y si piensan que soy una aprovechada por el dinero de su familia? ¿Y si piensan que soy una torpe por perder el anillo? ¿Y si para ellos no soy lo suficiente para Zayn?

I Knew You Were Trouble. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora