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Paso el cepillo repetidas veces por mi cabello para darle volumen y un poco más de decencia como mi mamá lo pidió. "Una buena imagen es lo mejor para conocer personas", recuerdo las palabras de mi padre y ruedo los ojos.

"Si, claro" musitó mientras echo perfume a los costados de mi cuello. Doy una última mirada al espejo, repaso mi cuerpo con una mirada de desaprobación ante el horrible uniforme que me toca utilizar. Falda tableada de cuadros azules y un suéter cerrado con corbata. En mi antiguo colegio se me permitía utilizar lo que quería, a estas alturas si me arrepiento de mi expulsión. El haber tenido problemas personales de tan grande magnitud con mas de cinco profesores te da una expulsión inmediata, sobretodo si los agredes física y verbalmente. Bufo frustrada y salgo de mi habitación.

"¡Caroline! Es hora" grita mamá y bajo las escaleras apresurada para no hacerla enojar más de lo que sé que está. Me poso a su lado y la miro expectante.

"¿No es más fácil sacarme del colegio y dejarme ayudarte en casa?" ella ríe mientras niega con la cabeza. Me dedica una dulce sonrisa y señala el auto.

"Quiero brindarte un buen futuro, cariño. Si eso significa cambiarte mil veces de colegio, lo haré" afirma y cierra la puerta del copiloto. Me remuevo incómoda en el asiento cuando ella sube al auto, bajo la ventana y trato de calmar mis nervios. Un colegio religioso. Eso significa maestros, monjas o lo que sea rondando por el lugar a todas horas. No estoy acostumbrada a esa atención.

El sol brilla, son las ocho de la mañana y ya me estoy sofocando de calor, o de miedo, no estoy segura. Nunca había sido problemática, simplemente me molestaba la manera de ser de esos profesores, así que me divertí un poco con ellos, o de ellos mas bien: pero llegue muy lejos cuando casi arrestan a la señorita Woods por el rumor que corrí de que me había propuesto pertenecer a un bar clandestino de mala muerte. Mamá hizo de todo por que no me echaran de la escuela pero ya tenia muchas contadas así que no hubo mucho que hacer. Ella estaba demasiado enojada conmigo pero aun no me decía nada, su manera de educarme era basada en el cariño y el tan siquiera levantarme la voz era un acto de violencia desde su punto de vista. El auto se detiene frente a un gran campus en la carretera. Tiene muchas canchas y un gran edificio en medio de todas las instalaciones.

"Súbete las calcetas, Caroline, van hasta la rodilla, mi amor" reprende mi madre. Obedezco a su petición y bajo del auto para observar detenidamente el lugar. Se puede escapar fácilmente, está muy abierto. Mamá toma mi mano y jala de mi. Atravesamos el gran sendero hasta llegar a la puerta del lugar. Esta se encuentra abierta, pasamos y puedo notar la elegancia del edificio. Está decorado al estilo victoriano, se ve viejo pero lindo. Al instante me gusta y quiero conocer más. Parece estar construido todo de madera. Excepto por el gran candelabro que se encuentra sobre nosotras. Hay unas escaleras curveadas frente a nosotras y tienen dos caminos por distintos lados. De repente una mujer de mediana estatura se acerca a nosotras y nos hace pasar con ella a un complejo de oficinas en el primer piso. Mi mamá me hace esperar afuera mientras ella habla con el director.

Me siento en una banca en el pasillo lleno de puertas que supongo que son salones, esta vacío y puedo escuchar el eco de mis zapatos moviéndose por mi desesperación contra el suelo. Miro atenta el lugar, inspeccionándolo, la paredes tienen distintos cuadros de hombres viejos y aburridos colgados en ellas. Se cierra de portazo una puerta a mi izquierda, volteó y veo a un hombre jalando del brazo a una chica que camina enojada. El la sienta bruscamente a mi lado mientras avanza hacia la oficina a la que entró mi mamá.

"Hijo de puta, me lastimó." dice, revisando su brazo sobre la tela de la camisa. Gruñe y voltea a verme. "¿Te trajo otro maestro a ti?" pregunta y frunce el ceño.

INTENSITY | Harry StylesWhere stories live. Discover now