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Las piernas me tiemblan bruscamente y siento la piel arder bajo mi vestido roto. El frío de la ciudad no ayuda a mantenerme de pie mientras camino hacia el auto de papá y entro con desesperación. Una vez dentro, lloro, lloro con fuerza. La pesadez de mi cuerpo no es nada comparado al miedo que tengo. La simple sensación del roce de mi ropa me pone tan incomoda hasta el punto de provocarme náuseas. Sin querer darle más vueltas al asunto, me encuentro a mí misma conduciendo en dirección a la casa de Jack. Porque se que es el único que no me juzgaría en un momento de debilidad.

Marco su número en vez de bajarme a tocar el timbre: me daría pánico ver a alguien que no fuera el en estos momentos. Me manda al buzón las primeras dos veces, pero a la tercera su voz logra estabilizarme como por arte de magia.

"¡Caroline! ¿En dónde estás?" Exhalo pesadamente.

"Afuera de tu casa, ¿puedes abrirme la puerta?"

"¿Qué? Yo estoy en la casa de tu padre, te iba a pedir que me abrieras la puerta también." Sonrío instintivamente. "¿Te veo en casa de tu mamá?"

Asiento frenéticamente incluso cuando el no puede verme.

"Voy para allá."

[...]

Corro a brazos de Jack en cuanto lo visualizo, el corre también hacia mi y me sujeta con fuerza en cuanto me atrapa. Su calor me brinda la tranquilidad que necesitaba desde que llegue al departamento de Sean, y su olor me hace olvidar por completo el del hombre que me tiene con la piel erizada desde hace tres horas. Sus manos acarician con suavidad mi cabello y me siento relajada bajo su tacto.

"Quiero decirte algo." Decimos al mismo tiempo. El ríe y yo sonrío.

"Vamos adentro." Murmuro y Jack asiente siguiéndome hacia la casa.

Nunca nadie lo supo y preferí que así siguiera cuando me fui, pero mamá siempre guardaba una llave de repuesto en la moldura de una de las ventanas. Así que la tome y abrí la puerta, un aire de nostalgia golpeándome en cuanto veo cómo todo está vacío y sin limpiar. Guío a Jack hasta el jardín y una vez afuera, nos sentamos en la hamaca que mi mamá me colgó entre los árboles cuando yo era niña.

"¿De qué quieres hablar?" Pregunto. Jack suspira y rasca sus pantalones.

"Pasó algo hoy, con Kenna." Recuerdo automáticamente que me dijo que iría a una cena con su tía así que le presto más atención. "Se fue, a Canadá, con su padre."

"¿Qué? ¿Por qué?"

"Olive le dijo todo, se lo dije porque me negué a sus insinuaciones. Y le dije a Kenna. Dios, Caroline, mi mundo tembló cuando la vi haciendo sus maletas. Toda su vida está aquí y me siento tan culpable de que se vaya por esto, ella no merecía irse."

"Oh, Jack. Cualquier mujer lo habría hecho, es defender la dignidad femenina. Yo tampoco me habría quedado."

"Lo sé, pero, es triste ¿sabes? La quería, y mucho. Por eso me duele no tenerla cerca. Aunque últimamente la relación no iba para mucho."

"¿Por que lo dices?" Inclino la cabeza. Jack voltea y me mira fijamente, sus ojos inspeccionan mi rostro entero y un atisbo de sonrisa aparece en su boca.

"Solo lo sentía" confiesa sin más. "Necesitaba contárselo a alguien, lamento molestar" niego con la cabeza y me acerco para abrazarlo y el me recibe gustoso. "Te toca."

"¿Qué?"

"Dijiste que también tenías que decirme algo" trago saliva. Ahora siento la vergüenza recorrerme entera. "Caroline..." su mano se posa en mi muslo desnudo y la aparta en cuanto pego un salto y lo dejo sentado mientras vuelvo a temblar violentamente de pie.

INTENSITY | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora