Capítulo 28

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Luna's Pov.

— Y, ¿a dónde quieres ir? ¿Una película, un helado, un café? ¿Qué prefieres? — preguntó James tomando mi mano y entrelazándola con la suya.

Fue extraño ya que jamás lo había hecho antes, sin embargo, el sentimiento de tener a alguien, sentir el calor que me brindaba se sentía bien, me sentía tranquila y protegida; por ello, no separé mi mano ni me incomode.

Me encontraba con James caminando por el centro comercial de Washington, nos habíamos escapado sin decirle a nadie saltándonos clases. La Luna que creía que era normal, jamás hubiera aprobado que me saltara clases, sin embargo esta nueva Luna le está empezando a valer poco si reprobaba o aprobaba, tenía en su mente mejores problemas en los que tenía que pensar, mucho más importantes que la escuela.

— ¿te parece si vamos por un café? — respondí.
— Claro, lo que quieras. — sonrió.

Nos dirigimos a una cafetería cercana, sin mucha gente en realidad, solo queríamos café y una cafetería cualquiera lo podía proporcionar, no era necesario ir a un starbucks o un coffee three. Solo es café.

Al entrar, el olor a café se hizo presente y sentí como James lo sintió también. Nos dirigimos hacia el chico detrás de la barra para ordenar.

James pidió un capuchino y yo un latte. El chico no dejaba de mirarme como si me conociera de algún lado, intenté buscar alguna facción conocida pero no encontré nada. En cambio, sentía como James empezaba a enojarse, al sentirlo tenso acaricié su pulgar y logre tranquilizarlo.

— Un capuchino y un late saliendo. — el chico nos dio nuestros cafés, agradecimos y nos dirigimos a una mesa.

El chico había llamado a un señor adulto y ambos me volteaban a ver de vez en cuándo, el chico sacó su teléfono y le enseñó algo al señor, él rápidamente asintió y se fue hacía lo que parecía ser una bodega.

— James, hay que irnos. — susurre hacia él, James me miró raro por unos momentos, sin embargo, no me cuestiono. Ambos nos paramos de los asientos y nos dirigimos a paso rápido hacia la salida.

Antes de que pudiéramos llegar, la puerta se cerró automáticamente con el seguro, las cortinas de las ventanas se bajaron por si solas creando un ruido estruendoso al chocar con el suelo, de las ventilas comenzó a salir humo, no sabía con exactitud qué era pero al instante James y yo comenzamos a toser.

— Es veneno licántropo, Luna. Hay que salir de aquí. — dijo James con un hilo de voz.

No pude articular una respuesta, mi garganta se cerraba, mi vista se nublaba y mis piernas temblaban. Me sostuve fuertemente de James y caí al suelo con mi vista totalmente nublada.

(...)

— Mira lo que tenemos aquí. — la voz ronca retumbaba en mi cabeza. Me sentía débil y no podía despertar, no podía moverme
— Debe de ser un vampiro primerizo, señor. — respondió una voz más chillona, pero, podía distinguir que era un chico. Se parecía a la voz del chico que nos atendió. Podía apostar que la voz ronca pertenecía al señor que estaba con él.
— No lo sabemos aún, el veneno que utilizamos es en general. Puede ser un vampiro, un licántropo, un hada, un fénix, un híbrido, una bruja. Cualquier cosa en realidad. — respondió el hombre.
— Mire señor, esta despertando. — para entonces mis ojos ya estaban abiertos y corroboré mi teoría, era el chico de los cafés y el señor de hace unos minutos.
— Hola cariño, ¿cómo te sientes? — el hombre se acercó a mi y acarició mi mejilla. Rápidamente aleje mi rostro de su mano.

A unos metros de mi se encontraba James con un trapo en su boca impidiendo que hablara, notaba que estaba molesto, pero, no entendía el porque no se convertía.

— Tu amigo de allá es un licántropo, ¿correcto? — señaló a James. No dije nada —. Vamos chiquilla, se que lo es. Le inyecte un veneno que contiene azaleas, eso lo mantendrá quieto por un rato. Pero, ¿qué eres tú? Pareces no reaccionar a nada. Te inyectamos veneno licántropo hace unas horas, si fueras vampiro ya deberías de estar a punto de morir pero sigues aquí, sin embargo, tampoco eres un licántropo porque el veneno con azaleas no te hace mucho efecto, así que optamos por atarte con cadenas de hierro. Eso detiene a cualquier ser sobrenatural. — sonrió.
— Menos a una bruja, señor. — susurró el chico.
— ¡Por dios Raúl! ¿Quieres callarte? — el hombre gritó hacia el chico. Segundos después regresó su atención a mi.
— Te preguntarás cómo supimos de ti. — el chico por nombre Raúl le tendió un teléfono al señor, en este se reproducía un video. Era yo, era la vez que amenace a Victoria y use mis poderes para asustarla. La vez que fui por Carlos a su habitación. —. Fuiste muy tonta al usar tus poderes en público, cariño. Lo único que aún no puedo descifrar es que ser sobrenatural eres. Hay tantas posibilidades, tus poderes son de vampiro, pero tu esencia es ese video son de licántropo. — guardó silencio un momento —. A menos que — volvió a callarse mientras me examinaba —, claro, ¿cómo pude ser tan tonto? Eres un híbrido, hermosura. Mitad vampiro, mitad lobo. Impresionante. — sonrió, tomó un cuchillo que tenía escondido entre su pantalón y su cinturón y acarició mi rostro con el —. Las maravillas que podría hacer con una criatura como tú.

Era extraño el sentimiento que sentía, no tenía miedo o me sentía triste. Me sentía nula, sin sentimientos, solo esperaba el momento perfecto para darle una patada en la bolas al estupido engendro que tenía en frente y poder llamar a mi manada. Me sentía segura, fuerte y poderosa.

— Pero que tonto soy cariño, no me presente. Soy Mr. LeBrun, ejecutivo experto en el tráfico de criaturas sobrenaturales y cazador profesional, me especializo en todo tipo de criaturas, pero, mi especialidad son los híbridos, justo como tú. Algunas veces los vendo o los mezclo con otro ser sobrenatural para crear una nueva raza y para otras cosas si sabes a lo que me refiero. — me guiño un ojo —. Y tú, querida, me harás ganar mucho dinero por el simple hecho de ser híbrido. — se acercó a mi y volvió a acariciar mi mejilla.
— No cualquier híbrido, Mr. LeBrun — hable hacia él por primera vez —, creo que no prestó la suficiente atención al video o a mi muñeca. No soy un híbrido cualquiera señor. Soy la elegida.

Mis ojos cambiaron rápidamente de color sintiendo el poder licántropo llegando a mi. La fuerza que tuve para romper las cadenas de hierro fue tanta que hice al señor LeBrun retroceder del susto, fue entonces cuando rugí.

Rugí tan alto como jamás lo había hecho en mi vida, llamaba a mi manada y sabía que si el señor LeBrun no se iba, su negocio quedaría en ruinas.

Internado de Vampiros y Hombres Lobo [Libro #1]Where stories live. Discover now