Never have I ever

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-ElenaPOV-

Recuerdo que nuestro amigo David nos invitó a las chicas y a mi, un sábado a escucharlo tocar con otros chicos de la universidad a su casa, solo unos cuantos amigos y una guitarra bastaban esa tarde. Después de varias canciones, cantaron 'Story of my life' de One Direction. Las voces de esos chicos juntas sonaban tan bien con esa canción... En un descanso fui a hablar con ellos y presentarme, ya que eran cinco y solo conocía a dos de ellos, David, mencionado antes y Álvaro, uno de mis compañeros en el instituto.
Me di cuenta de que los tres chicos que me quedaban por conocer tenían el pelo de un color claro y me reí mientras me acercaba al que llevaba sombrero y parecía entretenido mirando algo en su móvil.
—Hola... —saludé tímida, moviendo mi mano.
—Hey —saludó de vuelta, a penas levantando la mirada del aparato que había entre sus manos.
—Soy Elena —le dije— Me encanta tu voz.
—Gracias —eso pareció gustarle ya que esta vez sí puso atención en mi, dejando el móvil en el bolsillo de sus vaqueros negros— Yo soy Dani, encantado.
—Igualmente —sonreí.
—Chicos —habló David, haciendo que todos le miráramos— Haced un círculo en el suelo, vamos a jugar a 'yo nunca'.
Después de hacer lo que nos había dicho, nos dio un vasito a cada uno de nosotros que contenía algún tipo de bebida alcohólica. A mi derecha se sentaba Alba y a su lado David, a mi izquierda estaba Dani, a su lado Rocío, los dos chicos de pelo claro la seguían, luego Sonia, que estaba en frente de mi y por último Álvaro y varias personas que yo no conocía.
Después de muchas rondas, algunos ya estaban bastante mal ya que habían hecho casi todas las cosas que se habían dicho.
—Yo nunca he tenido sexo —dijo una de las chicas que no conocía.
La mayoría de las personas que estábamos ahí bebimos de nuestro vaso indicando que sí habíamos hecho lo dicho, entonces vi que Sonia no levantó su bebida.
La miré y ella me miró a mi, hice un gesto como preguntándole '¿en serio?' y ella solo se encogió de hombros.
Después de unas cuantas rondas más, dejamos de jugar y nos levantamos del círculo. Yo me acerqué a Sonia porque hacia un rato -largo- que no hablaba con ella. Estaba sola, con un vaso en su mano izquierda y el móvil en la derecha, apoyada en la pared.
—¿Es táctil? —dije bromeando, tocando la pantalla de su móvil con mis dedos para molestarla.
—No me seas tonta —rió la sevillana— Ya me has quitado la página por la que iba, ¿te parece bien?
—Oh, ¿leías? —asintió— ¿Puedo saber qué?
Trials & Tribulations —contestó sonriendo— Ya sabes, Camren.
—Esas chicas, ¿otra vez? Creo que estás obsesionada.
—Es que es muy real.
—Nosotras somos reales, ¿porqué no me besas? —crucé mis brazos.
La peliazul dejó su vaso en una mesa que había a nuestro lado, puso sus manos en mi cara, atrayéndome a ella y unió sus labios con los míos.
—¿Feliz? —preguntó cuando nos separamos.
—Mucho —cogí sus manos con las mías, entrelazando nuestros dedos— Oye, nunca me has dicho que eras virgen.
—Bueno, entre mi infancia de mierda y que en el instituto todos me odiaban... —suspiró— Luego te conocí a ti y a las chicas, no he tenido tiempo para eso, supongo.
—Eh, no pasa nada, no eres rara o algo por ello, yo solo lo he hecho una vez, con un chico, además, acababa de pasar a primero de bachillerato.
—Crees... que tú... y yo... alguna día... —empezó a sonrojarse y hablar con dificultad, cosa que me pareció adorable.
—Claro que sí, todo a su tiempo —besé su mejilla.
Ese día volvimos a casa un rato antes que los demás, ya que a Sonia la llamaron de la tienda de música diciendo que al día siguiente le tocaba reponer los estantes por la mañana y no quería levantarse con más sueño con el que se había ido a la cama -aunque eso pasaba de todas formas-.

Una vez en casa, la obligué a ir a dormir en el momento en el que entramos por la puerta, la sevillana insistía en que quería quedarse conmigo viendo una peli o algo, pero ambas sabíamos que lo que lo que realmente quería era cerrar los ojos y no abrirlos de nuevo hasta que hubiera pasado una semana, ya que la peliazul se había quedado dormida en mi hombro en el viaje en coche de vuelta con Alba y Ro.

A la mañana siguiente, Sonia no se encontraba muy bien, intenté que se quedara en casa de todas las formas posibles, pero finalmente, su insistencia ganó y fue a trabajar a la tienda.
Volvió a la hora de comer, y lo que pensábamos que era un pequeño dolor de cabeza que pasaría a lo largo de la mañana, acabó en una Sonia con fiebre muy alta. La peliazul estaba llorando cuando fui a la habitación a ver como se encontraba.
—Eh, ¿qué te pasa? —me senté a su lado.
—Lo siento... solo... odio ponerme así —explicó— Me vuelvo muy débil y además estoy horrible.
—Nunca estás horrible, Sonia —acaricié su mejilla— Descansa, vendré a verte dentro de un rato —me levanté para salir de ahí, pero el débil agarre de la sevillana en mi muñeca lo impidió.
—Quédate conmigo, por favor.
Entonces me fijé en que Sonia estaba temblando, así que me tumbé con ella en la cama, tapándome con las gruesas mantas que la peliazul necesitaba. Comencé a acariciar su pelo, no paré hasta que supe que se había quedado dormida, mis ojos comenzaron a cerrarse poco después, pensando en si sería posible pasar toda la vida de esta manera, junto a Sonia.

Still Blue | BHG 2 | Sonia Gómez | Sweet CaliforniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora