Relax; Elena.

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-¿Sonia?

El sonido de la puerta abriendose y mis pasos inundaron la oscura habitación en la que la peliazul se encontraba descansando, o intentándolo, al menos.

Pude escuchar un gruñido y un inaudible 'pasa' antes de sonreír y ponerme en cuclillas junto a la cama de matrimonio que ambas compartíamos.

-¿Cómo estás? -coloqué mi mano en su frente, sintiendo su el calor corpolar que desprendía de esta- La fiebre ha bajado, pero sigue muy alta.

La peliazul solo negó con la cabeza, intentando decir que seguía encontrándose fatal, y procedió a toser con fuerza, tapando su boca y girándose para no molestarme.

-Me quiero morir -casi como un susurro, respondió- No aguanto más.

Me senté con ella en la cama y acaricié su pelo azul, que, por el tiempo que había pasado desde la última vez que se puso este color, comenzaba a desaparecer, aunque todavía había más parte azul que natural.

-Se fuerte por mi, porfi -le sonreí- te he traído tu pastilla y un zumito, ¿no quieres?

Mientras ella se tragaba sus medicinas y luego se bebía el zumo de piña que le había traído, yo miraba la hora en mi móvil para no llegar tarde a la tienda de música y llevarme la bronca.

Al volver a mirar a la pobre peliazul, que una vez más intentaba conciliar el sueño, recordé porqué estaba así y el sentimiento de culpa invadió mi cuerpo.

Ella insiste en que caminar con lluvias torrenciales y un frío de la leche al cine no fue lo que causó su estado, pero, ¿qué más podría ser?

Su único argumento era que yo estaba perfectamente mientras que a ella le dolía la garganta, tenía fiebre y que quería arrancarse los oídos para no soportar el constante zumbido y dolor que sentía en la zona.

........

-Pues está mal, le duelen los oídos, tiene fiebre... ya sabes, lo típico.

-Elena, no es lo típico cuando lleva cuatro días así y no hay mejora.

-No quiere ir al médico, Alba...

Mientras ordenaba CD's, hablaba por teléfono con Alba, quejándome de la vida y explicándole lo que le pasaba a Sonia.

En toda la hora y media que llevaba en el trabajo no había dejado de pensar en ella ni un segundo, y dentro de mi había esperanzas de que, al llegar, la encontrara en el sofá leyendo fanfics o viendo memes y no en la cama, llorando porque apenas ha dormido diez horas en total en cuatro días y porque le van a reventar los oídos y la cabeza del dolor que sentía.

-Oblígala, seguramente se recupere de todas maneras, pero tardará menos con tratamiento médico que con un ibuprofeno cada ocho horas -la pelirrosa suspiró- No me gusta verla sufrir.

-A mi tampoco, intentaré llevarla más tarde de urgencias, la tendré que llevar en brazos si se niega.

Las dos reímos por el comentario.

Estuvimos hablando de Rocío y la denuncia que habían puesto al acosador. También de la universidad y de que hacer en el puente que tenemos dentro de nada. Hablando y hablando se me pasó el tiempo volando y ya era la hora de volver a casa, donde me esperaba la princesa enferma.

.........

-Sí, últimamente viene más gente a la tienda a comprar vinilos, ¿te lo puedes creer? -reímos- Solo porque a cuatro famosillos les ha dado para coger sus discos y hacerlos más grandes, para ganar más dinero. Porque la gente compra eso más por coleccionar que por oírlos usando el tocadiscos que todos tenemos al lado de la pantalla de plasma y el router en casa.

Otra porción de pizza entró en mi estómago y con esta hacían cinco. Mi hambre movía mi cuerpo y solo usaba las manos para coger más comida, mientras hablaba con mi novia.

Esta se encontraba tumbada en el sofá, cabeza en mi regazo, piernas colgando en el otro extremo del mueble.

Sonia se encontraba mejor cuando llegué a casa, me la encontré en el pasillo, recién salida de la ducha, con un pijama limpio y el pelo recogido en un moño desordenado, así que le propuse cenar pizza y hablar de todo y de nada en el sofá.

Esa noche durmió bien y yo lo hice con ella, abrazándola y acariciando su pelo, una pequeña manía que había cogido.

Still Blue | BHG 2 | Sonia Gómez | Sweet CaliforniaWhere stories live. Discover now