Capítulo 2- Connor

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Capítulo 2: Connor

 

PDV Connor.

En cuanto la humana se fue empecé a comer la carne. Pobre ingenua. Creía que iba todas las tardes para conseguir comida, no se daba cuenta de que solo iba por ella. A trote rápido regrese a casa, y Luka y Sharon me recibieron.

-¿En dónde estabas?-preguntó Sharon. Para cualquiera sonaría como un ladrido sordo y seco, leve. Pero para nosotros era una frase tan clara como si la dijera en su forma humana.

-¿Que, no puedo salir sin que me interroguen?-hice ademán de seguir avanzando.

-Es claro que estaba con la muchacha, como siempre.-dijo divertido Luka, lanzándome una mirada burlona.- ¿por qué no juntas el valor y la conoces siendo un humano? A este paso terminaras volviéndote su mascota.

Le lancé un gruñido.

-No deberías mezclarte con humanos.-señaló seria y tranquila Sharon.-eso nunca termina bien...

Luka sacudió la cabeza.

-te digo lo que deberías hacer: ir a su casa como HUMANO de una vez, conocerla, besarla y luego…

Lo interrumpí, con una leve sonrisa.

-No se supone que me des ordenes, yo soy el tercero al mando, tu estas detrás, ¿recuerdas?

Entrecerró los ojos; a pesar de que los rangos solo se utilizaban en cacería y cuando era necesario, no le gustaba recordar las posiciones, con él al último junto a Kim.

Sharon y yo éramos la segunda y el tercero al mando, y el líder era Jack.

-Además-agregué- no tengo ese tipo de interés por ella. Solo quiero asegurarme de que este bien, y verla todos los días.

Ahora Luka se rio.

-claro, claro. Pobre ingenuo Connor….aunque si te aseguro que si sigues así, ella sí que no te va a ver de esa manera.

Rodé los ojos, no tenía caso discutir con Luka. Además estaba cansado. Volví a mi forma humana. Se sintió como si mi pelaje se volteara y saliera mi piel, junto con mi ropa, dejando mi pelambrera dentro de mí. Claro que era solo lo que me imaginaba, ya que no sabía a ciencia cierta qué era lo que pasaba durante la transformación. 

Mire en un charco mi reflejo. Mi cabello castaño claro, mi piel blanca pero no en extremo. Y esos ojos amarillos. Seguro que si ella me viera se asustaría, o le parecería un raro. Sacudí mi cabeza y fui a la cabaña, en el medio del bosque. No todos la usábamos.  Algunos preferían dormir como lobos afuera, pero a mí me gustaba la cama. No es que fuera un “delicadito”, bien podía dormir en el suelo si era necesario, pero prefería una cama. Me quede rápidamente dormido, había sido un largo día.

Un golpe me despertó abruptamente. Me sobresalté y lo más rápido que pude me levante en posición defensiva y alarmada. Mire a mí alrededor.

-¡Hola! Lamento haberte despertado, no era mi intención, es que quería buscar algo pero tropecé y me caí, pero ahora ya lo tengo, así que puedes volver a dormir, yo voy a irme, no creo que vuelva, a menos que me falte algo más, -soltó una risita- espero no volver a tropezarme y despertarte de nuevo…-y no paraba más. Así nada mas era Kim. Decía todo sin detenerse a respirar. Asentí varias veces.

-Calma, calma. Está bien.- “¡cállate!” En otras palabras. Me desperecé, ella se fue y yo me cambié. Me puse unos jeans azul oscuro y una camisa negra; no me moleste en abotonar el cuello. Salí afuera. Era un día nubloso, había nevado recientemente, pues el suelo estaba  cubierto de nieve.

No perdí tiempo y me transformé. Me gustaba más estar en mi forma de lobo que humana, así que pasaba la mayor parte del tiempo así.

Ya quería que se hiciera la tarde, para poder ir a su casa. Me di cuenta de que mi día giraba en torno a eso…yo había algo así como adoptado un papel de “protector secreto”. La cuidaba, sin que lo supiera. ¿Por qué lo hacía? No lo sé, no la había olvidado desde el primer día en que la vi; con un hermoso vestido blanco que se mezclaba con la nieve, caminando perdida. Un enorme oso había percibido su aroma, y se aprestaba a atacarla, pero yo la había defendido; sin que lo supiera. Desde ese entonces la vigilaba. ¿Estaba loco? Probablemente, pero ya que.

Escuche el inconfundible aullido de Jack, estaba reuniendo a la manada. Y era para cazar.

Físicamente parecíamos cualquier otro lobo. Pero éramos un poco más grandes, nuestras garras y dientes mucho más afilados y con más fuerza, velocidad, y agilidad. Y la otra diferencia es que no cazábamos otros animales, sino humanos.  Me alegré del llamado, era divertido y ya tenía hambre.

No tardé en reunirme con él, y los demás ya estaban ahí. Emprendimos la marcha y pronto dimos con el blanco perfecto: un grupo de excursionistas. Ni siquiera tendríamos que ir al pueblo.

Eran cuatro, estaban bromeando y riéndose, disfrutando de la excursión.

Actuamos por instinto, el instinto de la manda y el trabajo en equipo.  Jack, Sharon y yo nos escondimos entre la espesura, unos cuantos metros por delante de las presas.

Kim y Luka salieron al encuentro de los hombres, y estos huyeron. Justo hacia nuestras fauces. Cada uno salto sobre uno de los hombres; y kim y Sharon mataron uno entre las dos.  Yo me concentré en el mío. Salte y mordí su hombro, destrozándolo. Me aseguré de tirarlo al suelo, para poder  asfixiarlo y que fuera rápido. Cuando ya no pataleó moví la cola alegremente y le arranqué un brazo; mordisqueándolo y revolviéndolo en el aire, jugando. Después me dediqué a comer. Alcanzo de sobra para todos, solo dos humanos harían falta para saciarnos varios días, pero preferíamos comer todos los días. 

Huellas De Un LoboWhere stories live. Discover now