Capítulo 19 - Hasta que caiga

9K 949 29
                                    

Capítulo 19: Hasta que caiga.

PDV Connor.

-¡¿Qué demonios está haciendo esa chica aquí?! ¿Contigo? -esas fueron las primeras palabras de Jack, se veía realmente enojado.

Para Marion, por supuesto, sólo sonaron como un gruñido que la hizo retroceder un paso, asustada.

Tragué saliva con desesperación; no sabía qué decir.

-Jack...escucha... -intenté razonar con él, pero estaba hecho una bola de furia y me interrumpió.

-¡Te ordené claramente que no podías verla, que era peligroso! ¿o no?

-Bueno, si...pero...

-Y desobedeciste deliberadamente. -señaló con un bufido. Sus ojos estaban clavados en los míos.

Procuré decir algo, lo que sea, para enmendar las cosas. Pero mi mente estaba en blanco. Me habían descubierto, y realmente no había nada que pudiera hacer al respecto. Una pequeña parte de mi mente registró que los demás no estaban con él, pero no le di demasiada importancia.

Entonces Jack me miró con severidad y muy serio, parte del enojo inicial parecía haber pasado.

-Te dije claramente -empezó a decir, con lentitud.- el día que peleaste con Sharon que si seguías causando problemas con ella la iba a matar yo mismo.

Avanzó dos pasos hacia nosotros. Podía sentir la respiración agitada de Marion justo detrás mío, y me pregunté qué conclusiones estaría sacando ella de todo esto. Pero pronto mis pensamientos se desviaron a lo que Jack había dicho, y oscura preocupación se clavó como una punzada en mi pecho. ¿Qué estaba intentando decir con eso?

Esta duda se disipó con rapidez cuando Jack separó su vista de mí y la dirigió a Marion, avanzando un poco más. La comprensión surcó mi rostro entonces. ¡Quería matar a Marion aquí y ahora!

-No.-dije con determinación, poniéndome frente a él- no voy a dejar que le hagas daño, Jack.

Él me miró, mostrando los dientes.

-Eso no es tu decisión. Hago lo que tengo que hacer, y será mejor para tí ir donde están esperando los demás y no ver lo que va a pasar ahora. Esa chica te conoce peligrosamente demasiado como para dejarla vivir. Si sigue así pronto descubrirá nuestro secreto, ¿y qué sigue entonces? Connor, no te metas en algo de lo que no puedas salir...

Gruñí, mostrando los dientes también. ¿En serio creía que me marcharía sin más cuando el pensaba quitarle la vida? Iba a pelear por ella, aunque eso significara caer en el intento.
Sabía que ya no tenía caso decir nada. Estaba seguro de que Jack sabía cuánto la quería, y si eso no significaba lo suficiente para él como para dejarnos en paz, era claro que nada lo haría. Una pelea era inminente e inevitable.

Y él lo sabía. De modo que con un furioso gruñido saltó sobre mí, clavando con fuerza los colmillos en mi pelaje.
Solté un alarido con mezcla de ira y dolor y casi al mismo tiempo enterré mis colmillos en una de sus paletillas, sintiendo cómo la carne se habría bajo la presión de mis dientes y la cálida sangre se escurría por mi boca.
Jack me lanzó al suelo con un brusco movimiento, y fue entonces cuando por un segundo intercambié una mirada con Marion. Ella, en vez de huir, nos miraba paralizada donde estaba; podía ver que tenía miedo, pero que no se animaba a hacer nada.
“¡Huye, maldición!” pensé para mis adentros, pero un nuevo golpe, cortesía de las garras del alfa, me sacó de mis pensamientos.
Me incorporé con cierta dificultad y arremetí contra él, él se defendió... el resto de la pelea siguió bastante parecido. Me daba cuenta de que yo no era rival para Jack. Su fuerza duplicaba -si no triplicaba- la mía, y no tardé en entender que no tenía sentido siquiera intentar vencerlo. Pero claro, para nuestra especie, cuando empieza una pelea, el orgullo humano se mezcla con la adrenalina animal y es casi imposible detenernos voluntariamente.

Sin embargo llevó bastante rato dejarme vencer, y puedo afirmar satisfactoriamente que ofrecí una buena pelea y dejé bastante herido a Jack. Pero al final, el inevitable final, me agarró con los dientes por el pescuezo y me lanzó contra un árbol. Intenté levantarme, pero estaba demasiado adolorido. Procuré gruñir pero solo salió un sonido con mezcla de gemido. Respiraba con dificultad, pero pensé en Marion, e ignorando todo lo demás coloqué una pata enfrente mío e intenté incorporarme temblorosamente.

Jack me observó. Y supe que, al ver mi mirada, comprendió que yo no pensaba rendirme hasta estar inconsciente. De modo que comenzó a acercarse a mí, frío e impasible, para cumplir este propósito.

Marion había retrocedido a lo largo de la pelea, pero no se había ido. La miré, y vi que tenía una expresión de miedo y preocupación, mezclada con algo de confusión e incluso un poco de fascinación. De alguna forma sabía que ella sabía lo que Jack iba a hacer.

-¡Hey, por aquí! -gritó de repente, con una voz que intentaba sonar amenazadora pero se notaba que era temerosa. Alcé las orejas con sorpresa al oír su voz, y Jack se volteó a verla. Con la atención que buscaba conseguida, ella juntó una piedra del suelo que ocupaba toda su mano y la lanzó con fuerza justo en el centro de la cabeza de Jack. Poseía una buena puntería, tenía que concederle eso.

El lobo blanco primero soltó un quejido adolorido, pero pronto rugió con furia y se olvidó completamente de mí, avanzando decididamente hacia Marion.
Intenté incorporarme, ahora con desesperación, pero apenas en mis cuatro patas cedí ante el propio peso de mi cuerpo.

Pero al parecer por fin Marion tuvo algo de sentido común, y, asustada al ver a Jack a punto de atacarla, se volteó y echó a correr en una dirección al azar. Sin embargo el lobo no se dio por vencido con tanta facilidad y corrió detrás suyo. Alcancé a notar que rengueaba de una pata debido a una mordida que le dejé. Bien.

Intenté levantarme de nuevo con profunda desesperación y esta vez lo conseguí, pero casi me caigo al querer avanzar. De todas maneras, no llegaron muy lejos. Marion gritaba aterrorizada, y sus gritos pronto atrajeron a alguien. Una mezcla de terror y alivio se inyectó en mi pecho. Alivio, porque Marion ahora estaba a salvo. Terror, porque nosotros no.

Observé con llana impotencia a los cazadores consolando a Marion y acercándose, armas en mano, amenazadoramente hacia nosotros.

Huellas De Un LoboDove le storie prendono vita. Scoprilo ora