Capítulo 5 - Basta de juegos

18.8K 1.5K 55
                                    

Capítulo 5: Basta de Juegos.

 

PDV Marion.

En cuanto lo vi sentí algo extraño. Me pareció que lo conocía de algún lado. Esos ojos me recordaban a algo, pero ¿a qué, o a quién? Estaba junto a mí en la mesa de la cafetería. Me saludó, y yo le devolví el saludo, cautelosa. Luego se me quedó mirando, hasta que me pregunto qué quería tomar. Así que era un mesero. No lo había visto antes por aquí, probablemente era nuevo. Eso explicaría por qué se había demorado tanto en preguntármelo. Le dije que aún no decidía, y me dí cuenta de que lo estaba mirando por demasiado tiempo fijamente, así que bajé la mirada, volviendo a mi celular que tenía entre las manos. Él se fue. Y por alguna razón, lo lamenté. No podía ser coincidencia, había algo de él que se me hacía familiar, y quería conocerlo más. No me atreví a levantar la mirada y la mantuve hacia la mesa hasta que Jason llegó.

Era un chico dulce, de pelo rubio en punta y ojos verde esmeralda. Traía puestos sus anteojos y se sentó sonriéndome.

-Hola, Mari, lamento la tardanza. Alguien decidió dormir sobre mi camisa y llenarla de pelos.

Reí entre dientes. Claramente era su gato Apolo, era el animal más haragán sobre el planeta tierra.

-d¿Deberías comprarle una cama propia.

-sí, claro, porque mi mamá, que todavía no compro la cama nueva de Tom,-su hermano- estará encantada en darle una al gato.

Un mesero diferente vino a tomarnos el pedido ahora. Fruncí el ceño, normalmente te atendía uno solo, y busque al primero con la mirada. No lo veía por ningún lado.

-¿Pasa algo?-preguntó Jason, dándose cuenta de mi distracción.

Relajé el rostro.

-No, nada. Yo voy a querer un licuado multifrutal -le respondí al mesero, Jason le dijo su pedido y este asintió y se fue.

Hablamos de la escuela y lo cerca que estábamos de las vacaciones de invierno. Eso me alegró. Iba a poder estar más tiempo con mi lobo. Reímos, bromeamos y disfrutamos de nuestras bebidas. Finalmente, a las 9:30 volvimos cada uno a su casa.

Saludé a mis papas y subí a mi habitación. Ellos ya habían cenado, y yo no tenía hambre. Sentí como la rutina para irse a dormir empezaba. Lavándonos los dientes, apagando las luces, llaveando las puertas. Claro que yo no pensaba dormir a esta hora, pero mi padre se levantaba a las 5 de la mañana, y por eso dormía temprano. Mi madre le seguía el ritmo.

Encendí la televisión. Estaba el canal de noticias, y hablaban de unos excursionistas que habían encontrado casi cubiertos por la nieve, destrozados horriblemente, y con un montón de huellas de lobo por los alrededores. Los excursionistas al parecer eran gente importante (tres hombres y una mujer) y sus familiares estaban organizando un equipo de caza, para buscar a los lobos y matarlos. Ya había habido incidentes de este tipo, y estaban aliviados de terminar con el creciente miedo de un ataque lobuno.

El control tembló en mi mano. ¿Planeaban cazar a los lobos? ¿Y si atrapaban a mí lobo?

Tuve miedo por él. Tenía que hacer algo para impedir que los mataran, ¿pero qué?

Nadie iba a escuchar a una simple chica de 16 años. Por lo tanto no podía hablar con ninguna autoridad ni organizar campañas o cosas por el estilo. La preocupación no me dejó dormir, y pasé toda la noche pensando qué hacer, sin llegar a nada.

PDV Connor.

Las heridas ya habían sanado, y había hablado con Sharon al respecto, todo estaba bien entre nosotros. Estaba empezando a amanecer, y el cielo por primera vez en mucho tiempo era despejado, el sol calentaba e iluminaba más de lo usual.

Todos estábamos relajados, echados bajo los rayos del sol, frente al arroyo, en la cabaña. El viento sopló en mi dirección y percibí algo que me dejo tieso. Un aroma. Era el inconfundible olor de otro lobo. Mis compañeros también lo sintieron, y nos levantamos, mirando fijamente la dirección, entre los arbustos, de donde venía el olor.

Un gran lobo, viejo, de mirada apagada,  salió de la espesura, a nuestro encuentro. Estaba lleno de cicatrices en su monótono pelaje gris, que no variaba de tono en ningún lugar, excepto alrededor de un ojo, que era blanco.

Jack se puso al frente de la manada, adoptando su posición de líder.

-¿Quién eres?

-Tranquilos, no vengo a pelear.-lo dijo con un tono arrogante, como si creyera que si esa fuera su intención, ya lo hubiera hecho, y nos hubiera vencido.-solo quiero advertirles.

Lo miramos fijamente, y el continuó.

-Tienen que ser más precavidos, andan como lobeznos matando todo lo que encuentran, sin importarles nada. Los dejé seguir así por un tiempo, pensando que no iban a durar mucho, pero ahora empiezan a perjudicar a los demás. Por ejemplo esos excursionistas que mataron, seguro no se enteraron de que van a acarrear a muchos cazadores peinando los bosques para matar a cada lobo que encuentren.

-Eso no debería preocuparle-Jack usó un tono conciliador- los humanos no son más fuertes que nosotros, si lo atacan, mátelos.

El viejo animal lanzo una risa seca, sin humor.

-¿Pero es que no lo entienden? Matar más y más humanos, no va a resolver las cosas. Matas a uno y vienen más, y más. Lo único que van a conseguir es que ustedes sean asesinados. Quizá no cuenten con la fuerza, pero tienen la ventaja numérica, y de armas. Yo solo vengo a advertirles, si siguen así, tendré que encargarme.

Y sin esperar contestación dio un salto hacia atrás y se fue, desapareciendo en la espesura.

El líder quedo pensativo, y luego sacudió la cabeza.

-¿Van a intentar matarnos?-Kim parecía asustada. No sabía si se refería al lobo gris o a los humanos, luego me di cuenta con cierta amargura de que podría ser cualquiera de los dos, o ambos.

-No, claro que no.-dijo Jack- pero sí tendremos que ser más cuidadosos con nuestras presas, y no matar tantos humanos. La falta de conciencia sólo acarrea problemas.

-¿Y qué haremos con los cazadores?-inquirió Sharon.

-¿Matarlos?- Luka sonó ansioso, y agitó la cola como un perrito faldero.

-No.-dijo con tono terminante el lobo blanco- vamos a esquivarlos. Tenemos las facultades para hacerlo.

-No creo que se rindan hasta encontrarnos.-dije, mirando a Jack.

-Pues nos esconderemos por el tiempo que estén en el bosque.-sentencio el líder.

-¿Escondernos? Eso es de cobardes.-se quejó Luka.

Jack comenzó a atravesarnos, en dirección a la cabaña, y cuando pasó al lado de Luka, contestó:

-Hay una fina línea entre la valentía y la estupidez, ya es hora de que aprendas a diferenciarla.

Y dicho esto entró a la cabaña. Luka frunció el ceño.

No cazamos ese día; Jack decidió hacerlo con menos frecuencia, cada tres días, y con presas seleccionadas de otra forma. Vagabundos, gente perdida…también hacerlo sin dejar rastros y sin que supieran que fuimos nosotros.

Pero yo no le di tanta importancia a la caza, mi mente estaba en otra cosa.

Fui a su casa de nuevo, el sol que iluminaba mi vida, la alegría de los atardeceres. Luka, una vez más, tenía razón. Enamorarme me estaba volviendo idiota...

Huellas De Un LoboWhere stories live. Discover now