Capítulo 13 - El confidente y las llamadas telefónicas.

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Capítulo 13: El confidente y las llamadas telefónicas.

 

PDV Connor.

A pesar de que no era prudente, volví a mi plan original. Busqué caminos alternativos y terminé nuevamente en la casa de Marion. Eché una mirada alrededor, sólo para cerciorarme, y una vez que me aseguré de que no hubiera nadie volví a ser lobo.  

Ella nuevamente se alegró de forma esperanzada de que estuviera a salvo, lo cual me extrañó. ¿Por qué le preocupaba que mi vida estuviera en peligro? ¿Era por los cazadores?

Ella sonrió y se acercó a mí. Me acarició y yo me refregué en ella, para luego acostarme entre la nieve. Recostó su espalda sobre mí, y yo la rodeé con mi espesa cola para abrigarla.
Apoyó su mano en mi cabeza, retorciendo los dedos en mi pelaje pensativamente. Luego suspiró.

-Ojalá pudieras entenderme. Te podría advertir del peligro que corres allá en el bosque con los cazadores.

“Oh, pero Marion, si escucho cada palabra tuya y las comprendo a todas” pensé, mirándola. Deseando que ella supiera lo que le decía.

Me miró también, con una sonrisa algo triste. Luego tomó aire y decidió cambiar de tema, hablando más animadamente.

-Bueno, desde ahora vas a entenderme. O al menos fingiré que lo haces…se siente bien hablar así, contigo…

Y dicho esto se acostó, apoyando la cabeza en mi paletilla y acurrucándose. Yo me regocijé en su cercanía, y le lamí la frente con cariño. Ella sonrió.

-Vas a ser mi confidente, te contaré muchas cosas…pero no puedes decírselas a nadie, ¿eh?-sonrió ante su propia broma.

Luego me acarició la cola, pensativa.

-Pensaba hablar con mi padre para que deje la caza. Es un muy buen cazador, y en serio me preocupa tu bienestar. Pero es que le gusta tanto… además tiene tanto trabajo y vuelve tan relajado después  de haber pasado horas cazando… no sé…

Si ella tan solo supiera que todo esto no era necesario. Que (por más que hoy había estado cerca) ningún cazador era capaz de atraparme, por más bueno con la escopeta que fuera…

-Pero por otro lado –sonrió con alegría- planeaba hacer una visita al bosque uno de estos días. Se ve tan llamativo e interesante…podrías acompañarme, ¿no…? O quizás estoy siendo demasiado surrealista. Eres salvaje; en cuanto pisaras la tierra húmeda a las sombras de los árboles saldrías corriendo a disfrutar de tu libertad.

“Ah, Marion…me encantaría acompañarte, y jamás, jamás, te abandonaría. Renunciaría a mi libertad por ti cualquier día, en cualquier momento” Imaginé que le contestaba.

Se quedó callada por bastante rato, acariciándome casi inconscientemente. Luego recién pareció notar la oscuridad del cielo, y se incorporó con cierta sorpresa hasta quedar sentada. Después miró su reloj.

-¡Ah!, mira la hora…lo siento, me tengo que ir. Hoy vamos a cenar en un restaurante lujoso…es el cumpleaños de mi madre.-y dicho esto sonrió y me besó en la frente. Luego se apartó y con una última corta caricia entró a su casa para no salir más.

Suspiré y me sacudí la nieve, para luego saltar la cerca y trotar hacia el bosque.  Tenía en la mente el curioso pensamiento de si Marion quería más a mi parte lobo o a mi parte humana.  Probablemente a la lobuna; pero si tan sólo me conociera más profundamente como humano…

Dejando eso de lado, sonreí ante la idea de ser su “confidente”.  Me hizo sentir especial que a pesar de que ella creía que yo no la entendía, era a quien más prefería para contar todas sus ideas y pensamientos. En ese aspecto, estaba por sobre toda su familia y amigos. Genial.

Dos días enteros transcurrieron con aburrida normalidad. Excepto claro, lo referido a Marion, que eran siempre un punto de luz en la línea recta de gris.

Finalmente,  Kim consideró que ya era tiempo y me devolvió mi celular, así que pude llamarla por primera vez. Debo admitir que en todo el tiempo que había tenido, no había pensado ni mínimamente en qué decirle. Y como siempre, actué por impulso y la llamé en el mismo momento en que recuperé el teléfono. A las 2 de la madrugada. Un domingo. Sin tener idea de cómo comenzar la conversación.

Sólo cuando su voz adormilada murmuró un brusco “¿Quién es?” después de que el teléfono hubiera sonado bastante rato, me di cuenta de que realmente se suponía que dijera algo.

-¿Y bien? ¿Quién habla?

No contesté. Me entró el pánico, ¿qué podía decirle? Mi mente estaba en blanco, ¡maldito cerebro!

Se escuchó un bufido desde el teléfono y luego Marion cortó. Y eso fue todo; “mi primer gran llamada”.

Me quedé quieto por largo rato, y luego me desanimé bastante.

Pero para la tarde ya estaba animado nuevamente. Después de todo, no tenía idea de que era yo quien había llamado a esa hora, y tenía tiempo de pensar específicamente qué decirle.

Repasé la conversación  que había planeado en mi mente una vez más. Eran las 5 de la tarde. Respiré hondo, buscando estar relajado.

No había nadie en casa en este momento más que Kim, que estaba en la habitación de al lado, leyendo unas revistas. Todo tenía que salir bien.

Así que sin dejar que el pánico se apoderara de mí de nuevo, marqué su número, que fácilmente me había memorizado. El teléfono sonó dos veces antes de que contestara.

- ¿Hola?

- Hola, ¿Marion? – esto era totalmente innecesario; conocía su voz a la perfección, pero supuse que sería un buen detalle.

- Sí, ¿quién es?

- Soy “el chico de la librería”, ¿me recuerdas?

-Oh, ¡Connor! – sonaba como si estuviera sonriendo.- claro que sí, ¿cómo has estado?

Extrañándote, extrañando hablar contigo fue lo que casi dije, pero me contuve para realmente responder:

-Bien, bien… escucha, ¿te parecería ir a dar una vuelta por el parque o algo? Cuando quieras…

No era exactamente lo que tenía planeado decir, pero los nervios se apoderaban de mi lengua a cada instante.

-Seguro, esta tarde estoy libre, ¿te parece?

-Perfecto, ¿nos vemos allá?

-Claro.

Y dicho esto corté. Sonreí ampliamente; había logrado conservar la calma bastante bien, ahora sólo faltaba sobrevivir a la cita de esta tarde…

PDV Marion.

Colgué el teléfono con una gran sonrisa. Estaba satisfecha por cómo había actuado en la conversación, sin demostrar tanta emoción como en realidad sentía, intentando parecer calmada. Connor parecía un gran chico, y estaba verdaderamente ansiosa por esta tarde.

Huellas De Un LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora