Epílogo

13.5K 1K 118
                                    

Epílogo

PDV Connor.

Después de tanto tiempo, era un día caluroso. Habían pasado cuatro meses de la expulsión de mi manada, y tanto el gélido invierno como la primavera empezaban a quedar atrás, dando paso al caliente verano. Pero aún quedaban suaves brisas refrescantes que se metían por entre el pelaje, formando pequeños remolinos a su paso.

Luka y yo trotábamos por la extensa pradera de largos pastizales, ambos jadeantes y algo agarrotados. Estábamos jugando a una competencia de resistencia, la cual llevaba ya unas seis horas. El que se detuviera primero perdía, y ninguno de los dos parecía dispuesto a dejar que esto pasara.

Finalmente, unos diez minutos después, Luka tropezó sobre sus propias patas y cayó al suelo. Pero ni siquiera intentó levantarse, sino que rodó sobre su estómago y se quedó acostado.

-Ganaste...sólo... -empezó a decir, entrecortadamente por la respiración agitada- por esta...vez.

Lancé un aullido victorioso que sonó algo distorsionado por los jadeos con una amplia sonrisa lobuna y luego me eché entre las hierbas también.

-Ha sido una buena competencia de todas maneras, no creo que alguna vez hayamos durado tanto. ¡Ni siquiera creo haber corrido tanto en toda mi vida!

-Es cierto. -aceptó él, y al cabo de unos minutos, con la respiración ya regularizada, se levantó. Yo hice lo mismo.

Miró hacia el sur, hacia los árboles.

-Creo que ya debería volver. Jack podría notar mi ausencia, y no creo que Kim y Sharon puedan cubrirme por mucho más tiempo.

En realidad, todos sabíamos que Jack por lo menos sospechaba de que seguíamos viendonos un par de veces al mes. Pero no había dicho nada al respecto hasta ahora, y era mejor no forzar la suerte.

-Está bien...mándale saludos a las chicas de mi parte.

-Mándale saludos a tú chica de mi parte. -dijo a su vez Luka, con una mirada divertida y la lengua afuera.

Le sonreí de lado entrecerrando los ojos.

-Claro, claro...cuídate.

-Y tú.

Y dicho esto se dio la vuelta y emprendió el trote rápido de vuelta a su nuevo hogar. Seguramente se detendría a descansar más de una vez, ya que estaba bastante lejos, en otra ciudad.

Yo lo observé hasta que se perdió de la vista, y luego me dirigí a un lago cercano. Bebí largos tragos de agua, y me zambullí un poco para refrescarme. A continuación caminé con ligereza hasta la cabaña donde habíamos estado antes todos juntos, y que ahora había quedado para mí. Tenía que arreglarme: hoy era el día. Iba a ver a Marion y revelarle lo que realmente era, y no tenía idea de cómo iba a reaccionar. Llevávamos tres meses saliendo, y las cosas iban de maravilla (ya había conocido a sus padres y a su mejor amigo Jason, aunque él no parecia simpatizar mucho conmigo) pero no podía seguir ocultándole la verdad por más tiempo, y tendría que desmentir unas cuantas cosas.

Ella creía que estaba en la ciudad con la familia de unos amigos por vacaciones de algún tipo, pero esto no se podía mantener, especialmente teniendo en cuenta que ellos ya no estaban. Había cumplido 18 el mes pasado, así que decidí usar eso a mi favor. Le dije que mi amigo y su familia habían vuelto a la ciudad de donde veníamos, pero que yo había decidido quedarme. Mantenía mi trabajo en la librería, lo que me daba ingresos suficientes para mantener un pequeño departamento (que en realidad ni siquiera usaba, pero no podía dejar que la existencia de la cabaña se hiciera conocida, ya que no era exactamente legal, y no tenía papeles algunos que justificaran que era mía). Y ahora tendría que decirle la verdad respecto a todo esto.

Huellas De Un LoboWhere stories live. Discover now