Capítulo 8 -¿Dónde estás?

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Capítulo 8: ¿Dónde estás?

 

PDV Marion.

Esa tarde salí a toda prisa, con la bolsa de basura, a ver a mi lobo. Después de haber tenido el día anterior esa cercanía tan repentina, me preguntaba (y me entusiasmaba al imaginar) qué podría pasar hoy.

Deposité la bolsa en el basurero y miré a mi alrededor. Fruncí el ceño. Qué extraño...normalmente estaba lo suficientemente cerca para verlo con facilidad. Lo busqué por todo el patio, e incluso miré a lo lejos en el bosque; pero no había rastros de mi lobo.

Era la primera vez en meses que no venía. Quizá venga mas tarde pensé. Sin dejar espacio para la preocupación me senté en un banco y esperé.

 El trozo de carne en mi mano empezó a calentarse y ponerse pegajoso, así que lo deje a un lado.

Esperé.

El cielo empezó a adoptar las tonalidades anaranjadas del atardecer, el sol descendió por entre los arboles.

Y esperé.

Sentí como poco a poco hacia más frio, me abracé a mi misma para calentarme.

Y esperé, sólo esperé.

La noche cayó, y mi padre salió para ver si estaba bien, y para que fuera a cenar. Le dije que sí, y echando una última inútil mirada esperanzada a mis espaldas, donde el espeso bosque empezaba a hundirse en la oscuridad, entré.

Me sentía vacía. ¿Por qué no había venido? ¿Se había aburrido de mí? ¿No volvería nunca mas?

Me aterroricé ante la idea y decidí pensar en algo menos negativo. Pero no pude detener a mi mente. Pronto maquinó diferentes ideas: estaba herido, los cazadores lo habían encontrado, se había ido para siempre.

Lo único que me mantuvo con un hilo de compostura fueron mis padres, ya que no podía derrumbarme en frente de ellos; no podría darles ninguna explicación si así fuera.

Finalmente, en mi cama, derramé una lágrima. Me dormí angustiada y sintiéndome extrañamente insegura; pensando que no había una presencia en el bosque que velara mi noche, unos ojos amarillos que vigilaran mi sueño.

Al día siguiente, en la escuela, me sentí mejor. Ayer había sobreactuado. Que no viniera un día no quería decir que no lo viera más. Y con el pensamiento positivo de verlo de nuevo hoy transcurrió mi día: en el Instituto no hicimos mucho, puesto que ya terminaban las clases. Jason fue a comer a mi casa y luego vimos una película. Era una de acción y terror, llamada Underworld. Hablaba sobre hombres lobos y vampiros…lo cual me recordó mucho a mi lobo. Aquí los licántropos eran como lobos comunes, pero algo más grandes. Todos tenían unos ojos amarillos, que se volvían rojos cuando se enfurecían. Trataba de que se había encontrado un cadáver de humano en medio de dos territorios de vampiros y lobos, y no sabían a quien culpar. Al final acusaban a los licántropos y estos se veían obligados a huir, pero luego se vengaban… O algo por el estilo. No presté del todo atención a la película, ya que había muchas similitudes: ojos amarillos, apariencia de un lobo normal, un cuerpo mutilado encontrado, daban caza a los lobos y estos se iban… ¿era eso lo que había pasado? ¿Se sintieron amenazados y se fueron? Era posible…

Sonreí ante la tonta idea de que mi lobo fuera un licántropo. Entonces, vino una escena de suspenso, un licántropo salto sobre una chica y  comenzó a destrozarla. Sentí que se me revolvía el estomago, jamás me habían gustado la sangre y la violencia. Me estremecí y Jason me tomó la mano con una sonrisa.

 Finalmente, esa tarde, fui nuevamente afuera.

El día era calmado y nublado. Algunos rayos de sol se filtraban entre las nubes dando un aspecto cálido al ambiente. Lo busque; entre los arbustos, bajo el banco, del otro lado de la casa, detrás del basurero. Pero no había señales de él. Se me hizo un nudo en el estomago. Entonces, escuché unos lejanos aullidos.

Nunca había escuchado la voz del lobo, pero una estúpida y confusa idea se me instaló en la cabeza: era él.

Por más poco probable que sonara, la idea no abandonó mi mente. Venía desde el bosque, no parecía tan lejos. Era grave y sostenido, sonaba triste.

Sin embargo no me atreví a hacer nada; mis padres jamás me dejarían ir al bosque con los ataques recientes, y no se me ocurría otra cosa. Solo esperé como el día anterior cuanto pude y finalmente entré.

Pasé otra noche sin mi lobo, solo los tristes aullidos me acompañaron al dormir.

Huellas De Un LoboWhere stories live. Discover now