Tú literalmente me haces ver estrellas.

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"Buenos días dormilona," fue el saludo de su hermana en cuanto Lexa entró en la cocina en pijama mientras que Anya ya estaba vestida para irse a su oficina, nada en ella decía que sólo hubiera dormido un par de horas debido a su muy mala idea de querer hacerla rendir ante el romance en un pasillo, "Te he hecho el desayuno," dijo señalando una taza de café humeante y un par de rebanadas de pan tostado.

"Gracias," fue la breve respuesta de Lexa quien aún sufría deseos de volver a su cama.

"Parece que alguien amaneció de mal humor," observó Anya. Desde que habían vuelto a casa, Lexa no le había dirigido la palabra y no parecía que un café fuese a cambiar eso, "¿Sabes? Ya no me contaste como te fue después de que Raverly y yo nos fuimos" pudo saborear su victoria en cuanto Lexa elevó minúsculamente la comisura izquierda de sus labios.

"Raven," la corrigió soplando al café en su taza.

"Que me corrijas cada vez, hará que lo recuerde menos" objetó Anya aún esperando el motivo por el que el amago de sonrisa aún se conservaba en los labios de su hermana.

"Deberías contarme tú qué tanto hiciste con ella cuando desaparecieron," propuso Lexa.

"Oh, nada importante. Me mostró su lista de películas en Netflix y hablamos un poco sobre ustedes... Si te portas bien, quizá te cuente dos o tres cosas sobre Clarke que te pueden resultar encantadoras" decidió tentarla.

"Prefiero descubrirlas por mi propia cuenta," refunfuñó Lexa bebiendo por fin el primer trago de su café.

"Sabía que dirías eso," comentó Anya. "No has cambiado mucho en ese aspecto" suspiró.

Lexa se sentó en la barra para el desayuno ensimismada en sus recuerdos de la noche anterior. Había cierta magia en cada uno de ellos, así como ilusiones que no paraban de alimentar su sonrisa, cosa que Anya no pudo dejar pasar porque prácticamente había olvidado lo que era ver a su hermana menor soñar.

"No sé qué esté pasando en tu pequeña mente homosexual, pero verte así es una de mis cosas favoritas" expresó Anya deteniéndose justo enfrente de Lexa para inspeccionarla a detalle, prácticamente tocando su nariz sin que la joven perdiera su concentración, "Sigue así, pequeña" dijo nostálgicamente mientras pasaba la mano por su cabello con cariño.

"Hacía tiempo que no me decías así"

"Hacía tiempo que no eras tú" explicó Anya tocando la punta de su nariz, "¿Vas a contarme o tendré que irme a la oficina sin un motivo mayor de alegría que burlarme de la calva de Titus?"

Lexa volvió a sonreír sin prestarle atención.

"Supongo que eso es un no," resopló Anya, "¿qué harás hoy? Estaba pensando en que podríamos ir a comer a..." Justo en ese momento el siempre silencioso teléfono de Lexa comenzó a sonar con una de esas melodías melancólicas que le gustaban tanto a su hermana. No fue difícil averiguar de quien se trataba cuando su rostro se ilumino como si hubiesen puesto el sol bajo sus mejillas. "Supongo que eso es otro no," se contestó a si misma Anya cuando Lexa saltó de su asiento y comenzó a caminar directo a su habitación, "¡Hey! No te dediqué mis mejores años para que me dejes hablando sola" la reprendió.

"Te lo recompensaré," volvió a prometer Lexa en un susurro mientras caminaba hacia su recámara con prisa.

"No lo harás," gruñó.

Anya no la perdió de vista hasta que desapareció tras cerrar la puerta. Sabía que no le recompensaría jamás el tiempo que le estaba negando, pero tampoco es que le importara mucho, podía sacrificar cada hora que pudiera pasar con ella si significaba que estaba siendo feliz en otro sitio.

Las probabilidades del destino [Clexa AU]Where stories live. Discover now