Omake No. 2

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"Pero que cursi eres," gruño Raven sonriendo ante la simple idea de que aquello pudiera ser real.

"Igual sabes que tengo razón," se rió Anya.

Raven puso los ojos en blanco, era tan absurdo que debía ser verdad.

"¿Quieres tomar un café? Mi hermana acaba de dejarme plantada en el aeropuerto por una chica," dijo Anya.

"Que triste caso el tuyo," se burló Raven. "Y si, definitivamente creo que merezco que me invites a cenar. Traer a Clarke hasta aquí fue difícil."

"Claro, me imagino que debió oponer mucha resistencia," comentó sarcásticamente Anya.

"No tienes ni idea. Casi la traigo desnuda porque negaba ponerse un atuendo adecuado para ocasión," negó con la cabeza Rae. "Todo esto hubiera terminado muy diferente si me hiciese caso, pero no. Al menos hubiera habido beso," se quejó decepcionada.

Salieron de la terminal para encontrarse con una grúa levantando un vehículo estacionado en una zona prohibida, Raven abrió un poco los ojos al reconocerlo, se alegró por un momento de haber tomado prestado el auto de Octavia y no el suyo, después de todo, su historial con la ley empezaba a ser algo llamativo.

"Espero que quien haya abandonado ese coche ahí al menos haya contribuido perpetuar el cliché del reencuentro de dos idiotas enamorados en el aeropuerto," expresó Raven.

"Seguro lo hizo," respondió Anya, "espero que esas dos idiotas le paguen la multa millonaria al propietario."

"Espero que la hermana de una de ellas se olvide de la cena y mejor se apiade de tan generosa conductora," siguió Raven el juego.

"Tendría que decir que es una pésima conductora antes," se mofó Anya arrugando la nariz.

"¡Hey! Intenta conducir pensando en lo mucho que depende de ti la reunión de alguien," gruño Raven.

Anya la miro con ojos divertidos, "Eso no quita que conduzcas horrible," agregó ella.

"Si, bien, tendré que culpar a mi pierna defectuosa," se defendió la latina mientras se encogía de hombros.

"Me encantaría escuchar esa historia algún día, Raven" confesó Anya.

"Raverly," la corrigió la chica. "Ya te dije que no me cambies el nombre, Woods" la riñó, aunque le guiño coquetamente el ojo poco después.

Esta vez fue Anya quien puso los ojos en blanco, envió un rápido mensaje a Indra para que se hiciera cargo del problema del coche y guio a Raven hasta su propio auto para ir por el café prometido. Pronto se encontraron en el mismo restaurante que habían visitado la noche en que se conocieron y sintieron un poco de nostalgia al ver las velas en cada mesa, realmente Lexa y Clarke se habían ido. Lo único que tenían en común ya no estaba.

"Puedo decir que no esperaba que terminara así mi semana," compartió Anya dándole un sorbo a su bebida.

"Yo menos, aun no creo que por fin pueda mudarme de habitación," bromeó Raven mientras vaciaba la tercera cucharada de azúcar en su café.

"Bien, yo tengo una hermana feliz y tú más espacio. Creo que podemos denominar a esto un éxito," afirmó Anya.

"¿Qué estarías haciendo ahora?" preguntó aleatoriamente Raven cambiando el tema un poco.

"Balances económicos y cosas aburridas del trabajo," contestó Anya. "No suelo acompañar a Lexa al aeropuerto, siempre toma sus vuelos demasiado tarde."

"¿Por qué lo hace?"

"Teme llegar tarde.... ¿Tú qué estarías haciendo?" interrumpió el hilo de curiosidad generado por su respuesta en la morena.

"Fingiendo que tengo una vida sexual alocada para cubrir mi romance con la madre de mi mejor amiga," dijo sinceramente.

"Otra historia que me gustaría escuchar, sin duda," comentó Anya.

"Te la contaría, pero temo que creas que soy demasiado genial," dijo Raven sin atisbo de modestia, probando por fin su bebida y dándose cuenta de que le hacía falta más azúcar. "Puedo resumirlo en un amor adolescente, una infidelidad, una mala técnica de estacionarse y mucha rehabilitación... y algo totalmente inesperado."

"No sería un best seller, pero seguro lo leería," bromeó Anya.

"Y tú, ¿tienes alguna otra actividad fuera de lo profesional a parte de cuidar los romances de tu hermana?" le preguntó Raven por fin conforme con el sabor de su café.

"No hay mucho que cuidar, Lexa sólo ha tenido dos relaciones hasta ahora... y, eh, es posible que pretenda que tengo una aburrida vida sexual, aunque realmente no lo esté fingiendo," confesó al sentir la mirada acusadora de su amiga al ver que no podía dejar de mencionar a su hermana menor en cada frase.

"Deberíamos arreglar eso," indicó Raven. "Seguro te quieres casar antes que Lexa, lo cual será en un par de semanas aproximadamente," rio de su propio chiste.

"Ni lo menciones," dijo Anya. "A Titus se le caería hasta el último pelo del cuerpo si se entera, además, estoy segura de que se lo tomarán con calma."

"Eso espero o tendré que acelerar las cosas con Abby, y soy muy joven para casarme," señaló como si fuera una queja, aunque sus ojos parecían tener un anhelo del que no era consciente.

"¿La futura señora Reyes no se pone celosa al saber que sales con más chicas?" le cuestionó Anya dando otro sorbo a su café, discretamente más largo que todos los anteriores.

"No lo hace. Aunque es porque no es consciente de que lo hago," le guiño el ojo y después negó con la cabeza. "Toda la suerte de la que podría haber gozado la usé cuando la conocí," reconoció.

"Decías que yo era cursi," se burló Anya.

Siguieron charlando algunas horas más sobre cosas sin importancia, compartieron algunas risas a costa de la pareja que en ese momento estaba muy entretenida en un pequeño cubo de metal a miles de kilómetros de distancia, vamos, incluso se les ocurrió una buena forma de darles la bienvenida a su vida independiente, pero la noche llegaba a su fin y era momento de retomar aquella rutina que Clarke y Lexa habían modificado durante cinco días.

Anya acercó a Raven a su edificio. Rió una última vez de sus estúpidos comentarios y cuando vio que la chica estaba en disposición de bajarse, sencillamente se le ocurrió cometer una insensatez espontanea sólo por que sí.

"Raverly," la llamó. Raven quien ya tenía medio cuerpo fuera del automóvil volvió para prestarle atención, lo que no esperaba era encontrarse con los labios de Anya cómodamente dispuestos sobre los suyos.

"¿A qué ha venido eso?" le preguntó sorprendida pero muy lejos de estar molesta por semejante robo.

"No lo sé, quería averiguar qué es lo que los demás veían," declaró recordando como Clarke le había expuesto sus sospechas de que ellas dos pudieran tener algo.

"¿Veredicto?"

"No sé por qué creyeron que tú y yo teníamos química," afirmó, "siento como si hubiera besado a Lexa o algo así."

"Entonces debió ser un gran beso," bromeó Raven. "Espero que al menos me llames después," le exigió, "No soy esa clase de chica ya, Woods..."

"Buenas noches, Raverly." Se despidió entre risas Anya.


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Nota de autor: Escribí este capítulo extra durante el día de ayer por mera diversión pero, que de cierta forma, viene a complementar la historia, más que nada porque quiero que la amistad de Ranya quedé evidenciada más allá de su complicidad para mantener unidas a las chicas.

Además, por ahí un pequeño detalle que más adelante es útil para la historia (y no es el fanatismo de Rae por la azúcar XD)

Y no, no habrá triángulo amosoro entre Abby-Raven-Anya (Spoiler Alert: No me hagan caso aquí)

Hasta la proxima actualización.

Las probabilidades del destino [Clexa AU]Where stories live. Discover now