...Sólo quiero estar aquí.

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Clarke tomó la pequeña tarjeta como si fuera la declaración más romántica que le hubieran hecho nunca. Lo primero que cruzó su mente fueron los seis días que llevaban de conocerse, ni una semana paso antes de llenar su relación de curiosos estereotipos. No le importó, de eso se trataba la aventura, ¿no? Dejo escapar un cortó suspiro y se dispuso a comer lo que Lexa le había preparado, estaba tibio, quizá la joven había esperado lo máximo posible por verla despertar antes de escribir apresuradamente tal confesión.

Asió la taza entre sus manos y se permitió merodear el departamento mientras daba pequeños sorbos. La noche anterior no tuvo verdadera oportunidad de conocer la casa tanto como lo hizo con la dueña. No hubo detalles mayores, la sencillez era su encanto, la pulcritud del ambiente hablaba mucho de Lexa y eso no dejo de encantarle a Clarke.

Enfocó su atención nuevamente por la estantería que no pudo terminar de explorar, los libros llevaban orden por temas y, ahí donde habitaban los recuerdos de la chica, encontró algo que le arrebato una sonrisa tonta. Si, una pequeña vela escondida en el fondo.

"No dejes que prenda nunca una vela si no estás cerca," imaginó la voz de Anya burlándose de ello. La curiosidad de los antiguos accidentes de Lexa la llenó por un momento, después de todo, para tener una gran adicción a ellas, parecía tenerlo controlado cuando se trataba de su propia casa.

Paso una de sus manos sobre la madera, inspeccionando los títulos más llamativos de la enorme colección. Había un poco de todo, desde los clásicos ingleses, tomos enormes de libros enfocados a la cívica del país y algunos otros un poco más peculiares por no decir infantiles. Vale, después de ver los siete libros de Harry Potter y a pesar de no ser fan en lo absoluto, supo que Alexandra Woods seguramente estaría en la casa de los cuervos, muy bien acompañada de Raven y sus ingeniosas, pero peligrosas ideas. Sacó uno de los volúmenes de su sitio y lo hojeo distraídamente, pese a ser una colección bastante ecléctica, no había nada ahí que hablara de arte. En realidad, nada en el apartamento hasta ahora podía ofrecerle verdadero entretenimiento a Clarke.

Repentinamente se escuchó ruido fuera del apartamento, su corazón sufrió un vuelco, hasta la fecha nunca había sido consciente de cuánto podía extrañar a alguien que sólo se ausentó por un par de horas, pero estaba por averiguarlo. Abrió la puerta con bastante emoción, olvidando por un segundo que sólo llevaba el pijama encima y que Lexa no era la única que vivía en ese piso.

"Oh... Hola," saludó a la pareja que estaba entrando en el apartamento de enfrente. Clarke por un momento extraño a Monty y a Jasper.

"Hey," contestó el chico. "Debes ser..."

"Clarke," se presentó extendiendo su mano libre tras cubrir su pecho con el otro brazo.

"Soy Derrick, creo que ya conoces a Luna."

"No había tenido el placer recordar tu presencia en el edificio," dijo Luna mirándola con recelo, justo de la misma forma que la noche anterior.

"Estás de broma, ¿no? La Comandante jamás había traído a nadie," sonrió Derrick alegre, incluso le guiño el ojo a Clarke.

"Lexa odia que le digan así," gruñó Luna mirando efusivamente a la desprotegida rubia. "Y no es la primera vez que comete errores insensatos como este," añadió antes de desaparecer en el interior de su departamento.

"Por favor, no le hagas caso." Pidió Derrick a Clarke al ver el gesto que puso en su rostro cuando su novia dijo tan cosa. "Está molesta con Lexa. Ya sabes, tu chica tiene ese algo que hace que quieras sobreprotegerla, aunque sola pueda hacerse cargo de sí misma," volvió a guiñarle el ojo. "Bienvenida al vecindario, Clarke."

Las probabilidades del destino [Clexa AU]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon