Capítulo 16: Algo sempiterno.

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"Sale un americano", dijo Clarke dejando el vaso de cartón sobre el mostrador de la pequeña cafetería.

Era su segundo día en el puesto y le encantaba. Llegaba de la mano de Lexa todos los días. Cuando la castaña tenía un periodo libre, se le podía encontrar sentada en una de las bancas o mesas para espiarla mientras pretendía leer, aunque lo negaba, siempre se encontraba con sus ojos sobre ella y no en el texto, como debería ser.

Una sonrisa idiota se dibujaba en sus rostros cada vez que eso sucedía. Su jefa, rápidamente, tomó el hábito de darle golpecitos en uno de sus costados cuando la veía pasar.

Lexa solía moverse en grupos, a veces Luna iba entre ellos (y quien volteaba los ojos al verla), pero casi siempre eran un montón de alumnos que la seguían de clase a clase. Sin embargo, lo más curioso era las pequeñas burlas debido a que la comandante caminaba más de lo debido sólo para pasar precisamente por ahí.

Eso hinchaba de emoción el pecho de Clarke en cada ocasión. Además, la joven estudiante había incrementado bastante su ingesta diaria de cafeína. Cosa que la rubia agradecía por las tardes, cuando la chica tenía que mitigar toda esa energía...

Clarke no tardó mucho más que un solo día en darse cuenta de que su receta en la cafetera que tenían en casa era un grotesco concentrado en lugar de la bebida que debería ser. Su corazón se estrujó entre vergüenza y ternura cuando fue consciente de que Lexa no había dicho absolutamente nada que no fuera "gracias" y, bueno, también explicaba él por qué nunca más la dejó prepararlo de nuevo.

Y, aunque llevaban sólo dos días así, su momento favorito en todo el día era cuando la castaña se acercaba a Clarke por su bebida a mitad del primer periodo y se sonreían como lo que eran: un par de idiotas enamoradas.

Clarke se encargaba personalmente de su café, con las indicaciones precisas, pero nunca escribía su nombre, en su lugar dejaba una pequeña frase o algo que más tarde Lexa se encargaba de completar.

El primer café que le dio, sencillamente llevaba escrito un SI, para una pregunta que no se dignó a contestar cuando fue hecha. Si ella esperó lo suyo por la pregunta, era justo que Lexa aguardara lo pertinente por la respuesta, ¿no?

Puede que la petición no fuera tan romántica, ni perfecta. Pero Clarke así la sentía. Aún así, cuando escuchó las palabras que tanto quería oír, sencillamente se levantó con un mohín aventurero y se ocultó en la ducha.

Lexa jamás había estado tan desesperada desde que la conoció. Preguntándose si fue muy apresurado, si el escenario había sido el incorrecto, si debería haberse adaptado al plan original. Las cosas habían estado perfectas hasta ese momento, quizá Clarke había asumido que eran oficiales, quizá no.

Su cabeza no dejó de atormentarle con un pensamiento más agresivo que el anterior, definitivamente había pasado mucho tiempo desde que estuvo con alguien y ya no sabía cuáles eran los pasos correctos o si es que estos existían. El amor siempre es tan complejo.

Para cuando Clarke salió de la ducha, encontró a Lexa completamente ensimismada mirando por la ventana de su habitación, parecía realmente concentrada en cualquier cosa que estuviera pasando por su mente. Sin darle mucha importancia, fue hasta ella, le dio un beso en el hombro y la cogió de la mano para llevarla hasta la cama, después la obligó a que le diera refugio entre sus brazos. Pasaron prácticamente una hora en silencio, pero sin poder dormir, a pesar de estar piel con piel, parecía que había una barrera invisible entre ellas. Aun así, Clarke le regaló varios besos más.

"Las cosas buenas se hacen esperar, deja de pensar en ello," le pidió entre susurros antes de quedarse completamente dormida entre sus brazos con su rostro escondido entre su cuello.

Las probabilidades del destino [Clexa AU]Where stories live. Discover now