Cosas de niños

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AROA=

- ¿Cómo que no llega para hoy?

- Ha habido problemas pero mañana llega sin falta

- Lo quería hoy y así lo acordamos. Yo nunca he fallado. 

- Lo sé y lo siento. 

- Si lo sientes no lo hagas porque sabes que como me toques las narices, dejó de comerciar con vosotros.

- Eso nunca, no te beneficia

- Ya te digo yo que a vosotros os perjudicaría más

 - No tientes a la suerte, Aroa. Hazme caso

- Ni vosotros tenséis más la cuerda con vuestras torpezas

- Te recompensaremos con el doble de cantidad

- Buah - di una calada - la droga me la suda, lo que me importa es el dinero. La gente necesita la droga ya y si les falló, ¿qué idea tendrán de mi? Están desesperados, no tienen paciencia. 

- Vale, no pasará más. Te tengo que colgar, ¿Vale?

- Con que mañana no me cuelgues  estaremos en paz - dije desafiante

Y colgué. Escupí mientras pensaba que nadie me colgaba, yo era la que colgaba. De repente oí la puerta, otra vez era el timbre. Rodé los ojos, estuve por no abrir la puerta pero sabía que sino iban a insistir. Cuando abrí la vi de nuevo, estaba la chica del otro día, la que decía que era mi hermana con otros dos chicos. 

- Eh - sólo supe decir eso

- Hola, ¿te acuerdas de mí?

- Para no acordarme de ti, estuviste hace unas horas - dijo Aroa - y creo que te dejé las cosas claras

- Pensé que si te traía a mis dos mejores amigos, cambiarías de idea - sonrío con esa sonrisa estúpida

- La verdad es que no - dijo Aroa - podéis marcharos 

- Por favor, sólo dejanos entrar

- Vale, dos minutos - no sé como acepté

Entraron, esa chica de pelo rizado iba acompañada de un chico rubio y bajito y de otro más alto, también rubio y de ojos azules o verdes, no lo tenía claro aunque tampoco tenía interés en averiguarlo o verlo más de lo necesario. Les vi avanzar y sentarse de forma libre en el sofá. 

- Necesito que me dejes quedarme en tu casa - dijo Irene

Me reí. 

- ¿Qué dices? - pregunté 

- Lo necesito. No creo que en el mundo exista alguien tan malo para no dejar que unos niños abandonados se queden. 

- Si ni siquiera estáis abandonados, si esto es un juego podéis marcharos. 

- No es un juego, estamos desesperados. ¿Crees que si tuviesemos la oportunidad te buscaríamos a ti? Si eres una amargada. Y eres mala persona dijo Irene y me quedé de piedra

- Vale, contadme 

- La cuestión es que somos niños, no somos adultos. Y están asustados, yo no porque lo creas o no he aprendido muy deprisa. 

- Sí - asentí

- Lo que quería decir es que mis padres me dijeron que te fuera a ver porque ellos estaban hartos de tenerme como carga. Es una historia que no entiendo, lo que sé es que se han pirado.

- ¿Pero no te habían adoptado?

- Sí pero lo habían hecho porque tus padres o mis padres biológicos les habían amenazado. 

Días de veranoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant