A tomar por culo

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VERA=

Los días pasaron y las cosas se normalizaron. Empecé a relacionarme, gracias a mi amistad con Clara dejé de tener ese miedo a la sociedad y empecé a confiar más en mí misma, y encima dejé de ser borde. Mi familia me veia feliz y creo que para ellos era una novedad bastante agradable. Con Carina todo fue genial, estaba tan feliz de que el grupo empezara a encajar, ya quedábamos todos los días para ir a la piscina y contar cualquier tontería, aunque nada íntimo porque todavía estábamos bastante encerradas en nuestra personalidad y nos acostumbramos. Clara dejo su relación con Aitor aunque no sabemos el por qué, ya no restregaba sus conquistas aunque sabíamos perfectamente que las tenía diariamente y con un pibe distinto. Yo empecé a olvidar a la mayoría de personas que me habían hecho daño y empecé a centrarme en ellas y en Tania. Con Tania quedaba de vez en cuando y tenemos una relación bastante cordial. Todo parecía genial . 

Lo mejor de todo es que hoy nos hemos hecho una foto las tres y en el fondo eso me ha encantado porque no tengo una galería llena de fotos. Nunca he sido una chica popular, nunca he sido de tener ni 70 me gustas en Instagram, ni soy la persona con la que la gente se quiere hacer una foto, nunca he sido de esa clase de personas. No he sido ni demasiado atrayente ni demasiado simpática. Siempre he estado escondida para que no me diesen balazos que me pudiesen hacer daños, porque cada vez que he salido de mi escondite siempre una bala me daba. Me han acosado, me han hecho daño y no me fío de mi misma, no me fío de que nadie pueda quererme. Y aislarme siempre ha sido algo que se me ha dado genial, por eso me gusta nadar, porque cuando nado es como si pudiera mandar a tomar por culo a todos, cada brazada es como una hostia que le doy a los problemas. Sé que pienso demasiado y sé que no es bueno pensar, debería de ser tan suelta como Clara, en el sentido de que no duda, simplemente vive el momento pero yo es como si analizase cada momento. A ver cuando cambio. Y de repente vi la hora que era, había quedado dentro de media hora con las chicas y no me había puesto todavía el bikini. 

CLARA=

Sus labios sabían a cerveza, pero me gustaban porque me daban cobijo y seguridad. Los besos empezaron a subir de temperatura y lo sabía, a pesar de eso le seguí el rollo. Me quitó la blusa, y yo le quité la camiseta. Sonreía como un pavo que presumía de sus plumas. Y yo tenía ganas de vomitar, así que me levanté. 

- ¿Qué haces, nena? - me dijo 

- No estoy preparada

- Creía que esa parte ya la habíamos superado

- Vas demasiado deprisa

- O tu vas demasiado lenta, bueno no tengo ganas perder el tiempo, ¿quieres o no? - me dijo de forma brusca

- No 

- Me parece genial pero no vuelvas a ir detrás de mí - dijo con esa sonrisa de suficiencia - vamos que te llevo en moto, que hoy follo sea con quien sea

- Vale - asentí un poco cohibida 

Notaba su cabreo y su rabia cuando me subí a la moto y me agarré a su espalda, aún sabiendas de que ese gesto le iba a joder pero no estaba acostumbrada a la velocidad que desprendía esa moto. Notaba que estaba enfadado porque iba más deprisa que posible, no se fijaba en los semáforos, simplemente pasaba. Y cada vez iba más deprisa y empecé a tener miedo. Grité que bajara la velocidad, que parara la moto, que no podía conducir asi pero no me hizo caso. Y en una milésima de segundo vi un camión que llegaba por la derecha y la moto cruzó ese maldito semáforo y ya sólo me acuerdo de que oí gritos y chillidos. Y yo no veia nada, absolutamente nada. 

AROA=

Si ir en coche por las calles más concurridas de Barcelona era un coñazo, ir con niños lo era el doble. No paraban de cantar y de tocar las narices, y aunque intentaba decir que se callasen no lo hacian, miré por el retrovisor y me encontré con la mirada de desafío de Diego, que por cierto conseguí averiguar que no tenía 10 años sino que tenía 14, la chica tenía 13 años y el otro chico tenía 12.  Y eso me puso de mal humor, pero de repente vi que estaba en el sitio acordado. Era una pradera discreta, donde apenas pasaba gente y donde no sabía nadie llegar. Allí vi de fondo a Álvaro, tenía 19 años, nos conocimos por casualidad en una cafetería y nos hicimos amigos. Fue esa época donde no quería saber nada del puto mundo y bueno, él me salvó en cierta manera. Me comprendía y nos metimos juntos en el negocio de la droga, la droga era como nuestro pecado favorito. Álvaro tenía padres pero pronto se independizó de ellos, dicho sea de paso, decía que pasaba de estar cada día de su día viendo como sus padres le decían lo fracaso que iba a ser. Nos quitamos la pena mediante nuestra bordería. Observé su mirada y su sorpresa al ver con quien estaba acompañada. 

Días de veranoWhere stories live. Discover now