Cuestión de tiempo

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AROA= 

De repente oí el móvil, debía de ser él que ya había conseguido la mercancía necesaria para mí. 

- Hola - dije de forma seria

- Aroa, ya tienes lo que querías. Quedamos esta tarde y te lo doy en el lugar acordado 

- Por fin, Álvaro. Hacia tiempo que no oía tu voz y empezaba a preocuparme. 

- No tienes que preocuparte, nena. Ya sabes que siempre lo tengo todo listo. 

- No me llames nena, y eso espero porque sabes que aunque sean muchos años de negocio, si me dejas tirado...

- Me harás la vida imposible, lo sé pero nadie quiere llegar a ese extremo, ¿a qué no? - dijo 

- Mejor así, quedamos a las 19. No te retrases y sé discreto - dije y colgué sin esperar su respuesta

En ese momento escuché música, pero de esa música que se escucha en las fiestas, vamos, puro reggeton. Y pensé en mi cabeza, pero qué narices estaba pasando. Cuando fui al salón vi a esos tres malditos niños bailando y cantando. Y de repente me acordé de su existencia. 

- ¿Qué estáis haciendo? - dije 

- Estamos escuchando música, bueno, estamos animando el ambiente - dijo la chica que decía ser mi hermana

- Esa música es para maricones - dije 

Uno de los niños se quedó con la palabra abierta, mientras los otros dos simplemente asintieron con gracia. 

- Ay, ay dijo el chico que se llamaba ¿Diego? - se nota que sabes de muchas cosas pero de música no. Esta canción ha sido un éxito en Estados Unidos.

- Y a mi que narices me importa Estados Unidos. 

- Hombre, Estados Unidos es la potencia que nos maneja, 

- A mi nadie me maneja - dije con esa voz que podría asustar a cualquiera pero esos niños seguían ahí, sin marcharse - ¿Por qué no apagáis la música y os vais a dar un paseo?

- Está lloviendo - dijo el chico silencioso 

- Los paraguas - dije con cierta ironía 

- Me dan miedo los paraguas, tienen pinchos dijo el chico silencioso 

El otro niño, Diego, empezó a reírse. Y la supuesta hermana simplemente rodó los ojos. 

Me fui a la cocina, a prepararme la comida. 

- ¿Qué hay de comer hoy? - me siguió y me preguntó el chico más espabilado

- Hay... comida... pero para mí - dije como si fuera algo obvio 

- Yo me conformo con una buena pizza de jamón y queso - dijo Diego

- Creo que con una loncha de jamón vas que matas - dije e hicé una carcajada

- A mí nadie me vacila - dijo Diego con una sonrisa

- Uy que miedo, vete, que estoy cocinando - dije 

- ¿Estás cocinando droga? - dijo Diego

Y de repente se me calló la sartén que tenía en la mano. 

- ¿Qué narices?

- He encontrado droga en el armario que tienes escondido debajo de los tablones de la esquina del salón. Sólo quiero decirte que me parece bien que tu negocio secreto sea ese, pero tendría cuidado a ver si yo se lo cuento a la policía y te ves metida en un lío. 

Días de veranoWhere stories live. Discover now