Love, Blood & Wolfs.

Capítulo 33

11 Noviembre.

Escuché como la puerta se abría y me tensé al instante. Estaba en casa. Jake entró y pude ver la furia que tenían sus ojos y sentí miedo en cada centímetro de mi cuerpo. Intento ser fuerte pero con Jake en estas formas toda mi barrera se viene abajo.

-Amy ¿Por qué te fuiste? -pregunta y en sus ojos veo ira pero también un pequeño rastro de agonía.

-¿Por qué no lo haría? Tú tienes a otra yo solo quiero alejarme de ti y de todo esto. -Expresé parandome de la cama en que me encontraba y enfrentandolo. Estoy celosa y no es algo que me guste sentir. Empezaba a sentir algo por Jake y el muy idiota tenía a otra comprometida.

-Ya terminé con ella, la rechacé como Mate y ahora está al otro lado del país. ¡Te quiero a ti Amy Smith! Pero no puedes alejarte de mí cada vez que te enfades, dejame explicarte las cosas porque yo sé todo lo que hago. -Expresó con tono altanero y tratando de que entendiera...cosa que no estaba dando resultado. -¡Tu eres mía! -dijo esta vez más suave y posando su mano en mi mejilla. -...y nadie puede mirarte con ojos seductores además de mí, nadie puede tocar tu cuerpo sin mi consentimiento. Ahora eres mi hembra Alfa, la Alfa de mi manada y todo lo mío es tuyo... Pero necesito que entiendas cuando tome una decisión o cuando ocurra algo de lo que no estés al tanto.

Sentía como quería que entendiera lo que él me estaba diciendo pero la furia y rencor que tenía en lo profundo de mí salía a luz haciéndome recordar la escena en la que se encontraban Jake y la rubia. A pesar de que él era mi mate y no podía estar enojada con él pues me sentiría herida una pequeña espina se encontraba en mi corazón y no podía salir de ahí.

-Haré lo posible para que vuelvas a confiar en mí como sé que una vez lo hiciste. -escuché la voz de Jake en mi cabeza. -no te soprendas, ahora que somos Mate poco a poco nuestros lazos se intensificarán y con eso viene leer nuestros pensamientos sin ninguna barrera.

-Perfecto. -Pensé abrumada Y él sonrió.

Nos quedamos en silencio mirándonos fijamente a los ojos. No fue un silencio incómodo pero tan poco uno cliché súper romántico... Fue un silencio en el que nos conocíamos uno al otro.

Su mente era un completo caos. Tenía muchas cosas rondando en su cabeza. La manada, los procesos para mantener las alianzas, su pasado, todo lo que había hecho y a cuántos había tenido que matar y lo que quería para su futuro...conmigo y entonces todos los pensamientos pasaron a un segundo plano y sólo quedó uno: Terminar de declararme como suya. No tenía que explicarme nada porque ya en sus pensamientos me lo estaba expresando. Unir nuestra sangre y luego tener relaciones. Sin decir nada me pidió permiso y yo aunque estaba nerviosa acepté a lo que él sonrió.

Tomó mi muñeca con una mano y le dio la vuelta. Me dio un cálido beso entre las venas y y con la mano libre posicionó mi cuerpo más cerca de él.

-¿Aceptas ser mía Amy Smith?

-Acepto. Y quiero que sea así por el resto de nuestras vidas.

Me dio un beso en los labios y susurró un "no dolerá" aunque no quería pensar en eso. Sus 4 colmillos se alargaron y los clavó entre mis venas succionando lo que éstas contenían. Esperé por el dolor con los ojos cerrados pero al contrario fue la mordida más placentera que había sentido y finalizó con un beso. Era mi turno.

Hice lo mismo un poco avergonzada por no saber hacerlo y porque no quería que él sintiera dolor. Sin embargo su sonrisa me hizo saber que lo estaba haciendo bien y que para él también era muy placentero.

Ya habíamos completado la segunda fase. Declararnos como Mate. Unir nuestra sangre. Tener relaciones. Ese debía ser el orden y debía ser completado antes de que mi aroma inundase las fosas nasales de todos los lobos que aún no tenían mate.

Nos miramos a los ojos deseosos y esperando lo que se aproximaba.

Sus manos toman mis mejillas y me besa de forma brusca y con mucha desesperación diciéndome en ese beso que era solamente suya. Sigo el beso. Sus labios aunque me besa con brusquedad son tan cálidos y suaves y se complementan de manera perfecta con los míos.

Nos dirigimos en una extraña danza hacia la cama y él con cuidado se recostó encima de mí. Empezó a besar con ternura mi cuello.

-Hueles muy bien. -Y él también pero de mi boca no podía salir ninguna palabra. El olor de un mate no se compara a un perfume ni al olor de una vela aromática, era algo diferente, algo embriagador como una droga que no querías dejar de oler nunca. Yo ya no resistía más, mi cuerpo necesitaba a Jake, yo lo necesitaba. Le quité la camisa desesperada y después lo que le quedaba de ropa; él hizo lo mismo. Se posicionó sin dejar de mirarme ni un segundo y entró en mí.

Habíamos sellado nuestros lazos..