Una excelente noticia

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Al día siguiente, Eileen despertó con el alba.

—Es muy temprano —se dijo a sí misma mirando el reloj despertador que estaba sobre su buró, sin embargo, ya no podía dormir, tenía muchos recuerdos del día anterior.

Se dirigió entonces al baño para lavarse los dientes, y darse una ducha.

Necesitaba pensar, distraerse, no quería seguir llorando por el idiota de Lockhart, porque más que su traición, a ella le dolía no haber escuchado a Severus exponiéndolo nuevamente al dolor de verla sufrir.

Al salir del baño, miró de nuevo el reloj, las seis de la mañana, aún demasiado temprano para ir a la enfermería a trabajar, sin embargo salió de su habitación para dar un paseo por el castillo hasta que comenzara a haber más actividad, pero al salir observó que Lily, ya vestida, salió de la habitación de junto que era la que compartía con su esposo.

—Lily ¡Buenos días! —la saludó con cariño—. ¡Qué raro que estés despierta a esta hora!

—Buenos días a ti también, Eileen —respondió la pelirroja—. ¡Ah! es solo que no pude seguir durmiendo, me sentía un poco mal.

—¿Qué tienes? —preguntó Eileen tocando instintivamente la frente de su nuera.

—No pasa nada, no te preocupes —respondió ella riendo al ver la actitud maternal de su suegra—. Solo me mareé un poco al levantarme de la cama para ir al baño, tal vez sea porque me levanté muy deprisa.

—Bueno, a veces a mí también me sucede —comentó Eileen—, pero ¿segura que no quisieras ir a la enfermería de todas maneras?

—Sí, descuida —contestó Lily—. Ahora me siento bien. Mejor dime cómo te sientes tú.

Eileen sonrió con tristeza.

—Es duro comprobar que a pesar de los años no has dejado de ser la misma tonta de siempre.

—No seas tan dura contigo misma, Eileen —respondió Lily mirándola con compasión—. No fue tu culpa sino del imbécil de Lockhart.

—Te juro que cuando la puerta se abrió y vi el rostro de mi hijo, completamente lívido, aterrado por mí, me llené de miedo porque lo sometí nuevamente a todo el horror que su padre le hizo vivir. Severus siempre quiso protegerme, Lily, no sé qué haría sin él... Doy gracias a Dios por que no llegué a involucrarme demasiado con Gildel... —iba a pronunciar su nombre, pero a última hora se arrepintió—. Con ese patán, aunque sí sentí que comencé a enamorarme.

—Ya verás que muy pronto lo vas a olvidar —respondió Lily con una sonrisa mientras tomaba las manos de la mujer entre las suyas—. Tú mereces a alguien que te haga feliz.

Eileen negó con la cabeza.

—No, Lily —respondió—. Ya tengo lo que necesito, a mi hijo, a ti y a tu hijo Harry a quién he comenzado a querer mucho, además de a todos esos amigos maravillosos con los cuales me he ido involucrando poco a poco hasta sentirlos como una gran familia.

—Tienes razón, Eileen —añadió Lily—, pero sabes a qué me refiero, tú mereces a una persona especial que...

—Eso jamás sucederá, Lily —la interrumpió su suegra—. Yo debo asumir mi edad, soy una mujer mayor y no puedo andar pensando en tonterías, ahora solo debo pensar en cuidar de ustedes que son mi familia.

—Deberías pensar también en ti, Eileen, yo te quiero mucho y no me gusta verte sufrir.

—Yo también te quiero, Lily, siempre te he querido como a una hija y ahora que eres la esposa de mi Severus, en eso te has convertido, en una hija más para mí.

El regreso de Eileen Prince SnapeWhere stories live. Discover now