Gryffindor contra Slytherin

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El tiempo fue transcurriendo hasta que llegó el mes de diciembre con todo y su gélido clima, las copas de los árboles del bosque prohibido estaban coronadas por los copos de nieve, todo el césped de los alrededores del castillo también estaba enterrado bajo una densa capa, el lago negro estaba congelado y la cabaña de Hagrid tenía el aspecto de un gran pastel glaseado.

Los días siguieron pasando, ya faltaba poco para las vacaciones de navidad y por lo tanto para la gran boda, las invitaciones ya habían sido repartidas y tanto McGonagall como sus amigas estaban muy complacidas con ellas, ya habían recibido la confirmación de la mayoría de los invitados.

Todo el mundo despertó aquella mañana del viernes con un frío intenso calado hasta los huesos, los cristales de las ventanas estaban empañados y Harry trató de no pensar en el clima pues un poco más tarde, después del desayuno debería estar afuera para uno de los partidos de Quidditch más esperados por todos, Gryffindor contra Slytherin.

El niño que vivió se despojó de las mantas con parsimonia y se dirigió al baño para meterse en la tina caliente y reconfortar sus huesos y músculos, posteriormente despertó a Ron quién hizo lo mismo que él y más tarde salieron a la sala común donde vieron a Hermione y a Ginny que ya estaba vestida con la túnica de Quidditch.

Hermione tenía el cuello rodeado por una bufanda y llevaba en la mano una gran bandera de Gryffindor, unos segundos más tarde Dean, Seamus y Neville se les unieron para bajar al gran comedor para desayunar.

Cuando llegaron allí se llevaron una sorpresa pues la acostumbrada visita que solía llegar los viernes por la tarde ahora estaba allí en la mesa de Gryffindor y además, los señores Granger pudieron acompañarlos esta vez..

—¡Bienvenidos campeones! —exclamó Sirius al ver a su ahijado, a Ginny y a Ron—. Hemos venido más temprano para ver el partido.

—¿Cómo se preparan para el partido? —preguntó Remus a Harry con una sonrisa.

—Con mucha energía —respondió éste.

—Discúlpame, Harry, pero tienes que reconocer que en el Quidditch seguimos siendo enemigos —añadió Draco con una sonrisa.

Harry rió al igual que los demás.

—Creo que tienes razón, Draco —respondió.

—Ya verás que vamos a ganar, mi cielo —dijo Lily acariciándole la mejilla a su hijo.

—Eso lo veremos —soltó Severus con voz pausada.


Una hora más tarde, Hogwarts entero se congregó a las afueras del castillo, en el estadio de Quidditch. Dean Thomas, era ahora el encargado de narrar el partido y según el criterio de los demás alumnos no tenía nada que envidiarle a Lee Jordan, excepto tal vez las discusiones con McGonagall.

Los gemelos Weasley por su parte estaban haciendo apuestas sobre quién atraparía la Snitch mientras Molly protestaba.

El partido comenzó. En las gradas de Slytherin estaban Severus, Eileen, Lucius, Narcisa, Bella, Rodolphus, Pansy, Crabbe y Goyle mientras el resto de los amigos se encontraba en las gradas de Gryffindor, apoyando al equipo.

Era muy gracioso también ver a Luna y a su padre estando sentados en las gradas escarlatas con un gran sombrero de león pero con una bufanda y algunas escarapelas de Slytherin.

—¿Y ustedes a quién le van? —preguntaron los gemelos al mismo tiempo.

—A ambos equipos —contestó Luna—. Ya saben que ambos equipos son nuestros amigos.

El regreso de Eileen Prince SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora