Capítulo 6: The Hell Hole.

22.9K 2.7K 745
                                    

Elliot

Ups! Ten obraz nie jest zgodny z naszymi wytycznymi. Aby kontynuować, spróbuj go usunąć lub użyć innego.

Elliot.

La tarde en la playa se fue más rápido de lo que me hubiese gustado.

Cuando me quise dar cuenta ya eran las 9 de la noche y estaba preparándome para salir con Kendra... y con Nathan. Aún no me creo que vaya a salir con estos dos.

Ya me imagino a Kendra babeando por todo el bar.

Mi plan era enganchar al modelo con mi amiga para yo poder irme con alguna chica. Era perfecto. Esta iba a ser mi noche.

Por otra parte, llevaba media hora buscando que ponerme.

Kendra entra ruidosamente a mi habitación.

—¡Hey! ¿Y si estaba desnudo? —Le tiro lo primero que encuentro, que resulta ser una almohada.

—No es como si nunca hubiese visto lo que tienen los chicos ahí debajo.

—¡No es una excusa!

Me ignora y se tira en mi cama. Veo que ya está cambiada y maquillada. Tiene un hermoso vestido negro y maquillaje a juego. Si Nathan no cae por esta hermosura golpearé su perfecto rostro de nuevo.

—¿Cuánto tiempo llevas buscando ropa? —Me pregunta sin moverse de su posición—. Nathan Cooper llegará en unos... diez minutos.

Levanto la mirada alarmado. ¿Diez minutos? ¿En qué momento se fue el tiempo?

—Aún no creo que vayamos a salir con Nathan Cooper. Es como en mis sueños.

La miro extrañado.

—¿Soñabas que salías a bailar conmigo y con Nathan?

—Sí, pero sólo que tú no aparecías, claro. —Pongo los ojos en blanco.

Sigo revolviendo entre mi ropa. Casi todo es negro y todo es parecido, así que no sé porqué tardo tanto en decidirme.
Kendra parece notar mi indecisión y se levanta y me ayuda.

—Te ayudaré a verte irresistible para el modelo.

Vuelvo a tirar la almohada a su cara. Ella ríe.

—No sé de dónde te has inventado que me... gusta Nathan o viceversa, pero quiero que se termine ahora. —No sé por qué me enojaba tanto. Siempre bromeábamos con este tipo de cosas, y esto no era diferente, pero por algún motivo me molestaba.

Kendra alza las manos como rindiéndose.

—No hay por qué alterarse, pitufo.

Finalmente ella me escoge la ropa. Que termina siendo lo de siempre. Jeans negros ajustados, que según ella hacía que mis piernas se vieran mejores (como si a mí me importara la forma en la que se ven mis piernas), una camisa blanca y zapatos.

Nathan llevaba unos 5 minutos esperando con su auto en la puerta de mi casa. Me despido de mi padre y subimos al carro.

—Imagino que han tardado por culpa de la señorita. —Le guiña un ojo a mi amiga por el espejo retrovisor y veo como ésta se derrite en el asiento trasero. Bueno, al menos no soy el único que le afecta ese gesto—. Sin ofenderla.

Blue. Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz