Capítulo 29.2: Familia.

16.5K 1.8K 471
                                    

Zack

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Zack.

Su cabello rubio está tan alborotado que me impide ver sus ojos.

Su respiración es plácida y me incita a seguir durmiendo, a seguir mirándolo.

Su piel desnuda es suave y pálida. Aún puedo sentir su textura en mis dedos y su olor en mi piel.

Quiero observarlo todo el día. No me canso de mirarlo, es hipnotizante. Sin embargo hoy era un día importante.

Hoy presentaría a Kyle a mi... familia.

Por lo que me levanto de un salto de la cama. El movimiento despierta a mi chico. Se remueve, bosteza y estira. Finalmente aparta el lío de cabellos de su frente y me mira con ojos somnolientos.

Y sonríe.

Y yo me derrito en esa sonrisa.

Tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no volver a la cama. Le guiño el ojo y salgo del cuarto.

Fuera es un caos. Es como si la habitación fuese nuestro lugar pacífico en el mundo, el único lugar en el que podemos amarnos sin miedo ni restricciones; y fuera es el fin del mundo. Casi literal, porque se encuentran esos seres que llamo familia.

Toda ellos están en casa. Mi padre, madre y hermana; ninguno de ellos sabe de la existencia de Kyle, y mucho menos que soy gay. Claro que también desconocen que el pequeño Cooper está en mi cuarto en este preciso momento.

Voy hacia la cocina, pensando con qué voy a encontrarme hoy. Pero antes de que siquiera pueda ver la situación, una mano me toma de la nuca.

—¡Ahí estás maldito malnacido! —Las manos callosas de mi padre me sueltan una vez que estoy enfrente de la mesa de la cocina— ¿Crees que el desayuno se hará solo?

No contesto, simplemente empiezo a hacer el café y las tostadas. Con el tiempo he ido aprendiendo a tratar con mi... familia. Lo que hacer, lo que no; lo que decir y lo que no. Es casi automático.

—¡Rápido, rápido! Que llego tarde al club. —Dice mi hermana mientras da palmadas en la mesa, como si eso apresurara al café.

Mi madre está sentada en silencio, mirándose las manos. La saludo con un beso en la mejilla y ella sonríe levemente, pero no me mira.

Cuando todo está listo deposito el desayuno sobre la mesa; y, aunque no tengo su atención, empiezo a hablar.

El momento ha llegado y yo estoy temblando.

—Quiero presentarles a alguien. —Digo. Mi madre me mira, pero los otros dos siguen concentrados en sus asuntos. Los detesto.

Agarro una cacerola y la estampo comtra el suelo. Ahora sí. Dos pares de ojos me miran atónitos.

—He dicho que quiero presentarles a alguien. —Me observan como si me hubiese crecido un tercer ojo—. Alguien importante.

Remarco la palabra importante y parecen captar lo que quiero decir.

Blue. Where stories live. Discover now