Capítulo 17: ¿Celos? No, imposible.

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Elliot

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Elliot.

No puedo dejar de preguntarme... Si mi decisión fue la correcta, ¿por qué me siento tan mal?

¿Por qué el dolor no se va?

Y sé que me merezco que Nathan me trate así, tan fríamente. Le mentí acerca de cómo me siento. Y él sabe que es mentira, así como también sabe que estoy asustado de decirle la verdad. Y no sé por qué.

Parece entenderme mejor que nadie que conozca y me pregunto por qué mientras deslizo mi brazo por el suéter de Kyle.

-¿Estás listo? -Pregunta desde la puerta.

Me acerco casi corriendo hacia él y, para mi desgracia, tropiezo con la alfombra. Nathan me agarra antes de que me rompa la nariz contra el suelo.

-Cuidado... -Me sujeta entre sus brazos y me aprieta.

Cada segundo que pasa hace que sienta que la decisión que tomé fue la peor de todas. Deberíamos estar besándonos y riéndonos por todo si yo no fuera tan cobarde para admitir que me gusta un hombre.

Sus brazos me sueltan y siento que caigo de vuelta sin él sosteniéndome.

Me mira unos segundos con dulzura, una que nunca creí ver en el modelo arrogante que creía conocer. Y estoy a punto de retractarme de todo, de ir y comerle la boca ahora mismo; pero la suave mirada es reemplazada por una inexpresiva y fría.

-Vamos. -Camina en dirección al auto y sube. No me queda más remedio que seguirlo.

En cuanto me siento en el coche, sé que va a ser un viaje horrible.

Los minutos pasan y pasan en un silencio ensordecedor. Y justo cuando estoy a punto de hablar, de decir lo que sea para cortar la tensión, el teléfono de Nathan vuelve a sonar. Escucho como este chasquea la lengua.

-Atiende por mí. -Dice secamente.

Tomo su teléfono y antes de poder decir "Hola" una voz me corta.

-¿¡Cuánto más piensas tardar!? Te maquillaré tan mal que tu carrera como modelo fracasará y...

La chica seguía gritando cosas por el altavoz. Intento hacerme oír por encima de ella.

-Eh... ¿hola? Soy Elliot... -La mención de mi nombre parece haber calmado a la chica.

-¡Oh, Elliot! Eso quiere decir que están de camino. Genial. -Su voz es interrumpida por el sonido de otra llamada entrante.

Observo el nombre: "Madre"

Quizás él tenga que atender.

-Umm... Es tu madre. -Le digo y siento que Nathan me arrebata el teléfono. Corta la llamada sin siquiera atender. Yo llego a hacerle eso a mi padre y me castra.

-Llegamos. -Ni siquiera me había dado cuenta que el auto se había detenido.

Siento que va a ser un día largo.

Observo el edificio que se alza ante nosotros. No es el estudio de siempre sino que es más grande, más lujoso.

-Es el nuevo estudio, de la empresa que me contrató, ¿te acuerdas? -Me aclara. Empieza a caminar rápido y yo hago lo que puedo para seguirlo. Tengo entendido que vamos tarde.

-¿Es la primera vez que vienes aquí, cierto? -Nathan me dirige la palabra, pero en ningún momento me mira.

Asiento con al cabeza aunque no está mirándome. Extraño sus ojos en mí. Soy un idiota.

Dentro el lugar es inmenso. Hay gente corriendo para todos lados y modelos en distintos lugares posando para las cámaras. Suena música por todos lados y personas que gritan órdenes a nadie en particular. Esta gente debe vivir estresada.

-Nosotros vamos al piso de arriba. -Dice cuando me ve que observando todo. Sí, me ve. Su mirada deja tan rápido la mía que me hace preguntar si no fue solo producto de mi imaginación.

"Piso de arriba" suena a que tendremos que ir en ascensor. Ya puedo sentir el vértigo en mi estómago.

Esperamos unos minutos a que llegue el artefacto del demonio. Maldigo cuando llega y maldigo aún más que esté vacío. Solo seremos Nathan, yo y el doloroso silencio.

En cuanto estamos dentro recuerdo la última vez que estuvimos solos en un ascensor. Parece haber sucedido hace mucho tiempo, cuando acarició mi mano tiernamente para calmar mi miedo.

El elevador da una sacudida y empieza a subir. Me agarro con fuerza intentando disimular mi pánico. Si tan solo me tomase la mano de nuevo como aquella vez... Pero el trayecto termina, Nathan sale y mi mano no recibe sus caricias.

Camina sin esperarme. Casi tengo que correr para estar a su lado y no dejar de la multitud me lleve. Este piso es más o menos como el primero, quizás con menos gente, más tranquilo.

-¡Ahí estás! -Reconozco la voz de la chica, es la misma de la del teléfono y es una de las maquilladoras.

-Lo siento, Amy. Me quedé dormido. -Nathan le dedica una mirada arrepentida pero creo ser el único en darse cuenta que hay más tristeza en el fondo de esa mirada.

-No salgas de fiesta antes de trabajar. Esta es una sesión importante. -Empieza a explicarle las fotos que tomarán hoy y yo dejo de escuchar.

Recorro el lugar en busca de alguien conocido. En cuanto reconozco a Jeremy, el fotógrafo, me acerco.

-No está de buen humor hoy, eh. -Dice apuntando hacia Nathan, que tiene el ceño fruncido y asiente a todas las indicaciones.

Yo tampoco creo estar de buen humor. Solo quiero encerrarme en mi cuarto a dormir, y despertarme en un mundo en el que le digo la verdad a Nathan y no soy tan cobarde.

-Jeremy, ¿puedo hacerte una pregunta?

-Ya la has hecho. -Sonríe burlonamente y yo pongo los ojos en blanco-. Dime.

-¿Qué piensas de ser sincero con los sentimientos?

Él deja de toquetear su cámara y me mira fijamente.

-Bueno, eso no es una pregunta profunda. Para nada. -Se ríe. Casi me hace sonreír a mí también, casi-. No sé en qué andas metido, Elliot, pero dime, ¿acaso hay algo más importante que la honestidad? Personalmente creo que es la base de todo. La base de la confianza, del amor...

Y sigue hablando pero yo ya no presto atención. Sus palabras hicieron que una bombilla se encienda.

Tengo que ser sincero. Antes de que termine el día tengo que decirle la verdad a Nathan, sino me volveré loco con su fría indiferencia mal disimulada.

La confianza y la decisión me inundan el cuerpo. Casi estoy de mejor humor.

-... incluso la amistad y... ¿No estás escuchandome, verdad? -Dice Jeremy.

Lo miro con una sonrisa en la cara.

-No, pero gracias por el consejo.

Antes de que me responda veo de reojo a Nathan acercarse.

-Nathan -Lo saluda el fotógrafo-, ¿te han presentado ya a tu compañero? A que no adivinas quién es... ¡Tu viejo amigo Peter!

¿Eh? ¿Quién?

Nathan abre los ojos sorprendido.

Otra persona se acerca a nosotros. Es alto, quizás un poco más que Nathan, su cabello negro está atado en una corta cola de caballo; sus ojos grises se posan primero en mi cabello y luego en Nathan.

-Nat, mi amor. -Y de repente están sus labios en los de "Nat".

Blue. Where stories live. Discover now