Harry Potter.- ¿Te quedarás conmigo?

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Te levantaste de un respingo al notar la presencia de Harry en el lugar, sonreíste débilmente, desde hacía ya varias semanas la actitud de Harry había cambiado hacia ti, estaba distante y evitaba verte tan seguido.

Hace un año que había ocurrido la batalla de Hogwarts, habías apoyado a tu novio desde entonces ya que obviamente lo necesitaba. Tratabas de darle el mayor de tu tiempo y lograste que pasara firme por una fuerte depresión, algo que no era muy fácil ya que muchas vidas importantes para ustedes se habían perdido en la guerra.

Aun así, no era suficiente, Harry comenzó sus estudios como Auror y tu trabajabas en el ministerio, cada vez costaba más tener tiempo para ambos, pero siempre que podías lo sorprendías en su hogar, cosa que frecuentemente a él no le agradaba, todo al final explotó cuando Harry olvidó su aniversario y prefirió evitarte que disculparse al respecto.

-T/N. -Comenzó él dejando las cosas en la mesa.

Tus manos comenzaron a temblar, no querías que la relación terminara de esa manera.

Harry bajó la mirada y tomó una brocada de aire.

-Lo siento.

Lo miraste fingiendo una sonrisa, mordías tus mejillas evitando las lágrimas y dijiste: - Lo pudiste haber hecho hace mucho tiempo, no tenías por qué alargarlo.

- No entiendes. - El siguió suspirando. - Si siento haberte dejado de esa manera, pero no podía fingir.

- ¿Disculpa? -Soltaste impactada.

-No puedo seguir con esto T/N, quiero... Quiero que terminemos. –Murmuró él mirándote a los ojos.

Parpadeabas sorprendida. Asimilaste la situación rápidamente y evitaste mirarlo no querías llorar frente a él, tomaste tu bolso y miraste al piso. - Yo también siento no haberme dado cuenta antes.

- ¿De qué?

Lo miraste con lágrimas en los ojos. - De que esto no valía la pena, Harry.

Se quedaron en silencio y en un segundo te apareciste en tu hogar. Te quedaste en la misma posición en la que aterrizaste y lloraste hasta quedarte dormida en el suelo, le habías dado todo, le habías entregado tu cuerpo y alma... para nada.

Meses más tarde caminabas de vuelta a tu hogar por el callejón Diagon, disfrutabas del verano. Ese día aprovechaste para salir con tus amigas de la infancia, comprar un libro y tomar un helado, no era para menos en la última temporada tratabas de animarte y consentirte más; luego de la terrible ruptura te habías dado de cuenta que nunca llegaste a tener un espacio, no para ti sola al acabar la Guerra. Te habías enfrascado tanto en ayudar a alguien quien tu considerabas que tenía más por qué sufrir, que habías olvidado lo más importante, tú misma.

Tu vestido volaba a la par de tus piernas mientras caminabas, te detuviste a ver las flores, te encantaba que tu hogar luciera agradable a la vista y oliera dulce. Entraste a la floristería, recorrías los estantes con varias macetas con flores colocadas a gusto del espectador, rosas, tulipanes y margaritas alumbraban el lugar.

-Creo que se marchitarán para el tiempo en que te decidas por alguna. - Murmuró una voz a tu lado.

Te giraste sorprendida y notaste un rostro reconocido y a la vez no, un chico al menos dos años mayor que recordabas que estudiaba en Ravenclaw te sonreía ampliamente hacia tu dirección. Roger Davies había sido el capitán del equipo de Quidditch de su casa, pareja de Fleur de Lacour en el baile del torneo de los tres magos y uno de los alumnos más brillantes de su año. El chico ahora de unos veintidós años aproximadamente lucía más guapo de lo normal, lo cual había que aceptar era uno de sus dotes en sus años de estudiante.

Harry Potter ImaginasWhere stories live. Discover now