capítulo ocho

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"lo único que veo ahora es tu cuerpo tomado por mis grandes garras, tu cuello que fue mordido por mis blancos colmillos, tus ojos, esos ojos que tomaron todo mi ser, y sobre todo tu corazón, ese que sin pena robó el mio"

Narra Abel

Siento el aire tibio entrar por la ventana, abro poco a poco los ojos, recibiendo un gran y caluroso saludo del señor sol, sonrío al recordar lo de ayer, siento como aprietan fuerte mi cintura, me acomodo más a su pecho y siento como besa mi mejilla.

-buen día amor –susurra en mi oído con su voz gruesa y ronca, me encanta

Suelto una tierna risita- buen día –dije y me volteo para poderlo ver frente a frente

Me sonríe con esa sonrisa tan característica de él, que...para mi buena suerte, solo me la muestra a mí

-¿Cómo amaneciste? –pregunta acariciando mi espalda

Paso mi mano por su tonificado pecho, sin bellos, es lampiño por lo que he visto.

-feliz –dije sonriendo y aspirando su aroma tan masculino

-tan solo imagínate yo como estoy –dijo besando mi frente, sonrío...

Nos levantamos de la cama pocos minutos después, me cargó hasta el baño, tomamos un baño, juntos; después él me ayudó a cercarme y a ponerme mi ropa, se cambió de una manera elegante, como siempre lo hacia

-ahora, quiero que me escuches bien amor –dijo terminando de acomodar su corbata, se gira dándole la espalda al espejo y me mira a los ojos

-dime –dije un poco preocupado

-en la hermosa noche de pasión que tuvimos, yo no pude aguantar más y... te marque permanentemente como mío...-me indicó que mirara mi cuello con su dedo, me levanté y me acerqué al espejo mirándome, y efectivamente, tenía sus colmillos marcados, pero lo que me sorprendió es que mi piel era hermosamente pálida, mis ojos tenían un extraño pero hermoso brillo, y mi sonrojo se así notar aún mas

-lo noto, lo veo pero... ¿es algo de que deba preocuparme? –pregunté mirándolo a través del espejo, él niega y se acerca a mí para abrazarme por la cintura

-no... solo que ahora, tú también eres dueño de todo lo que ves, y más –dijo besando mi cuello

-¿a qué te refieres? –pregunté ladeando mi cabeza para darle más acceso

-a que, tu eres dueño de todas las tierras que poseo, eres ahora mi mezza luna, la otra cabeza de la manada, amore mio –dijo con su hermoso acento italiano

Sonreí – yo solo quiero ser dueño de tu corazón, de tu mente y de tu alma –dije acariciando sus manos enrolladas a mi cintura

-in eterno amore mio –dijo sonriendo prácticamente a mi reflejo en aquel espejo

-me encanta cuando me hablas así –dije sonriendo, mientras me volteaba

-lo haré solo por ti cariño –dijo tomando mi rostro y plantó un beso en mis labios

Bajamos a desayunar con Abraham y Aguste, estos nos preguntaron varias cosas, ya que mi marca en el cuello y lo melosos que estábamos, se daba a notar mucho, les explicamos bien las cosas y los dos se emocionaron

-me alegro mucho por ustedes –dijo Abraham tomado de la mano de Aguste

-sí, y es que ustedes hacen una hermosa pareja –dijo Aguste abrazando el brazo de su amado

-¡señor Orlando! –entró una mucama muy alterada

-¿Qué pasa? –dijo Orlando preocupado al ver la situación de aquella mujer

Embriagante Destino©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora