Capítulo Diecisiete

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El día en el que Abel se enteró de que cuando un omega se embarazaba mataban a su bebé se sintió completamente mal, quería hacer algo para parar esa barbarie. Al día siguiente de aquella situación se propuso a buscar culpables, vigilaba de pies a cabeza la manada y se estaba desesperando pues no encontraba culpable alguno.

-¿has encontrado algo? –habló Cameron

-nada aún –suspiró y me sentó en el sofá

-es raro, cada día de luna llena viene una castaña de ojos verdes a la hacienda y se quedaba todo el curso –susurró

-¿qué tratas de decirme? –dijo Abel mirando a Cameron con curiosidad

-que ese curso es cuanto los omegas tienen a sus cachorros, generalmente es el tiempo del celo son muchas veces al año por lo que ese día es perfecto para dar a luz –dijo Cameron

-tendría que estar aquí por alguna razón, y lo más probable es que sea por la causa que estoy pensando –dijo Abel y suspiró

Tocaron la puerta de la recámara de Abel

-pase –dijo con amabilidad

Era Auguste, lo miró con temor- los padres de Orlando están aquí, y vienen con compañía –dijo nervioso

Sin pensarlo dos veces Abel bajó con trote las escaleras, al llegar a la pieza principal miró a un hombre alto, serio y fornido, a su lado una mujer hermosa pero con un aura fría, y a una chica de cuerpo voluptuoso con un vestido corto color rojo, la misma chica que describió Cameron

Los que estaban ahí miraron a Abel, el señor lo miró con sorpresa y las dos mujeres con indiferencia

-buenos días –dijo Abel amablemente- ustedes deben ser el señor y señora Aberasturi –dijo Abel

-¿y tú eres? –dijo el señor

-mi nombre es Abel Balboa, la mezza luna de aquí –dijo con orgullo

-¡¿CÓMO?! –la chica se exaltó- ¡eso no puede ser posible, Orlando es MI prometido! –dijo con gritos

-¿qué? –Abel estaba sorprendido y confundido por la actitud de la mujer

-¿Qué está....? –La voz de Orlando de escuchó, pero al ver a sus padres se quedó congelado

-¡Orlando mi amor! –la chica de senos voluptuosos fue con Orlando, tomó su rostro y lo besó

La señora sonrió con descaro mirando a Abel, y el señor solo se quedó mirando

Abel miró a Orlando que al parecer no hizo nada, frunció el ceño, tomó el brazo de la chica y la apartó de él- ¿qué demonios haces? –dijo molesto

-soy su prometida, eso debo preguntártelo a ti imbécil –dijo haciéndose la ofendida

Abel mostró su mano con el anillo en sus delicados dedos- yo tengo una prueba, ¿y tú? –dijo y la chica también levantó su mano con un anillo idéntico al de él, se quedó congelado

-¿Qué? No no no –Orlando vio como Abel salió corriendo de la mansión- ¿Qué mierdas significa esto Helena? –gritó molesto a la chica

-Nuestra prueba de que ese tipo no es nada aquí –dijo cínica

-¡Yo jamás te di ese maldito anillo, largo de aquí! –gritó y salió corriendo detrás de Abel

Abel se perdió entre el bosque, hasta que se cansó y terminó de rodillas en el suelo con las lágrimas en sus mejillas

-Hey –Cameron apareció frente a él- no es lo que crees, créeme –dijo tomando las manos de Abel

-¿cómo puedo creer? Tiene el mismo anillo –dijo llorando

-todo está mal, esa mujer tiene mucho que no pisaba la Hacienda porque Orlando la corrió por fraude, algo está mal aquí –dijo tratando de tranquilizar a Abel

-¿qué dices? –dijo confundido

-mi sospecha es que ella pueda ser el peón del padre de Orlando –dijo Cameron

-pero... ¿cómo? –susurró

-infiltración, por las afueras del bosque, donde no está vigilado y da a una cabaña cerca de la hacienda –dijo con seriedad Cameron

Abel se asustó de cierta manera, los vigiló en todo momento y eso lo puso en alerta- tengo que decirle a Orlando –se paró rápidamente pero un disparo se escuchó.....

Continuará....

Embriagante Destino©Where stories live. Discover now