8.

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―¿qué pasa?.―pregunté confundida mientras salía de mi nave.―¿algo anda mal con la nave?

―Más que mal. ―dice Zarbon.

―Las coordenadas, princesa Vegita.―dice Dodoria mientras que me mira con una sonrisa que me dice "estás muerta"

―¿qué?.―¡maldición!.―¿las coordenadas? ¿qué pasa con eso?

―son erróneas.―comienza Freezer.― Alguien las cambió, ¿quién crees que fue?¿es obra tuya?

― claro que yo no.— arrugo la nariz.— no tengo nada que ver con los programas de las naves. ―Expliqué molesta. 

Aunque por dentro me estaba muriendo de los nervios.

― tú no pero Nappa sí ¡Nappa!¡ven aquí!

Nappa y Raditz salen de las naves y caminan hacia nosotros.

―¿Q-qué ocurre, señor?

―Dime, ¿por qué están cambiadas las coordenadas?!

―No lo sé. Yo no me encargo de eso.― mintió nervioso

―Por favor, Nappa. Si me lo dices, serás el único de los tres que sobrevivirá.

― ¿¡QUÉ!?.―dijimos los tres al mismo tiempo

―¿me dirás?

―Freezer-sama. Ya le expliqué. Yo no me encargo de eso.

―Mm... Vaya, ¿será que aún le tienen lealtad al Rey Vegeta?.―Nappa se quedó callado, Raditz bajó la cabeza y yo desvíe la mirada.―como nadie va a hablar. Los mataré a los tres.― carga energía en una de sus manos y apunta hacia nosotros.

Y en un santiamén todos los soldados miraron hasta nuestra dirección. 

No. 

Freezer no me puede matar aquí. Mucho menos ahora. 

―¡su majestad!.―Grita un soldado desde el panel de control, captando la atención de todos.― Fue un error del sistema. No fue culpa de nadie. El sistema está comenzando a dañarse. Lo lamento mucho.

¡bendito, Insecto!

—¿seguro?. —pregunta Freezer de mala gana. —¿el sistema?

— sí, comenzó a marcar números como loco. No se preocupe que ya lo arreglamos.

Freezer gruñe y desvanece la energía para luego bajar la mano. Se dirige hacia donde está el soldado y ve como este último marcaba unos números.

—Vaya, el error fue de la computadora.—nos mira.— No tienen nada que ver, saiyajines. —recarga la última palabra y la dice con odio.— Vuelvan a su misión. No quiero que fallen.

Nosotros asentimos, nos dimos la vuelta y entramos de nuevo a la nave. La compuerta se cerró. Una lágrima corrió desde mi ojo y se deslizó por mi mejilla lentamente.

Eso estuvo cerca. Estuve a punto de morir. 

Gracias a ese soldado no lo hice.

Pero, ¿por qué mintió? se suponía que efectivamente nosotros desviamos las coordenadas. 

bien, no importa. Me salvó la vida, eso es lo importante ahora. 

Las naves se elevaron y salieron de la atmósfera. Ahora que veo el soldado nunca cambió las coordenadas de la Tierra. 

No, claro que no. Siguen siendo las mismas.

 Genial. 

Me dirigía a la Tierra.


La hermana de Vegeta | 1Onde histórias criam vida. Descubra agora